Trump, Irán y el eterno juego político del uranio: una bomba diplomática a punto de estallar

El expresidente Donald Trump parece contradecir a su propio enviado especial con declaraciones tajantes sobre el enriquecimiento de uranio iraní, mientras resurgen ecos del acuerdo nuclear de 2015

El juego nuclear vuelve al escenario: Trump vs. Witkoff

En un giro inesperado, Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, rompió con el tono moderado de las negociaciones nucleares lideradas por su enviado especial Steve Witkoff, afirmando categóricamente que no permitirá ningún tipo de enriquecimiento de uranio por parte de Irán. La declaración, difundida en sus redes sociales, generó confusión y contradice propuestas recientes discutidas por el equipo negociador estadounidense.

El telón de fondo de esta polémica no es nuevo: el programa nuclear iraní ha sido, durante décadas, un punto álgido en las relaciones internacionales. Sin embargo, declarar públicamente que “NO PERMITIREMOS NINGÚN ENRIQUECIMIENTO DE URANIO” (en mayúsculas, al estilo habitual de Trump) puede dinamitar los intentos de llegar a una solución diplomática estable y duradera.

Un déjà vu del acuerdo de 2015

Todo regresa al punto de partida: el acuerdo nuclear con Irán de 2015, alcanzado durante la administración Obama y conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). Aquel acuerdo permitía a Irán enriquecer uranio hasta un límite del 3,67% para usos civiles, como medicina nuclear y generación eléctrica. A cambio, se levantaban las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y otras potencias.

Sin embargo, Trump decidió abandonar el acuerdo en 2018, calificándolo de "desastroso" y reinstauró sanciones duras. Desde entonces, las tensiones han ido escalando y la vigilancia internacional sobre las actividades nucleares iraníes se ha intensificado de nuevo.

Irán: ¿paz atómica o amenaza velada?

Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos. Pero los datos pintan una imagen más preocupante. La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha reportado que Irán ha acumulado más uranio enriquecido cercano al nivel de grado armamentístico (60%) desde su último informe en febrero.

“Irán ha producido una cantidad de uranio enriquecido casi apto para armas nucleares que genera alarma en la comunidad internacional” — Informe confidencial de la OIEA, mayo de 2024.

Este incremento pone en entredicho las intenciones pacíficas proclamadas por Teherán y confirma los temores de quienes creen que Irán solo detuvo sus ambiciones atómicas como una táctica para ganar tiempo.

Witkoff bajo fuego: la propuesta del consorcio regional

La propuesta más reciente hecha por Steve Witkoff, y revelada por medios como Axios, incluye permitir a Irán mantener enriquecimiento a niveles bajos si accede a cerrar temporalmente sus instalaciones subterráneas más seguras y aceptar un consorcio regional que supervise el programa.

Este consorcio, que no es precisamente una idea nueva, fue también contemplado durante las negociaciones del JCPOA. Su objetivo es crear un mecanismo regional en el que países vecinos (como Jordania, Turquía o incluso Arabia Saudita) supervisen las actividades atómicas civiles de Irán y aseguren que no existen desviaciones con fines bélicos.

Sin embargo, el plan fue descartado hace años por la desconfianza de los países del Golfo y el recelo iraní hacia el control extranjero, incluso si es compartido.

Israel y el lobby proisraelí: en alerta máxima

El aparente cambio de tono preocupó a figuras del entorno proisraelí en Washington. Israel ha sostenido durante años que incluso el enriquecimiento para fines civiles es inaceptable y ha amenazado reiteradamente con acciones militares preventivas si Irán cruza ciertas “líneas rojas”.

“Irán nunca debe tener capacidad alguna para enriquecer uranio. Cualquier concesión en ese sentido es una traición a la seguridad de Israel y de todo Medio Oriente” — Ministro israelí de Defensa, Benny Gantz, 2023.

Concederle a Irán la posibilidad de mantener programas limitados de enriquecimiento, aunque sean con fines civiles, no será bien visto entre los aliados más cercanos de Israel en Estados Unidos.

El eterno retorno de las contradicciones políticas

Pero lo más impactante de este último episodio no es el contenido técnico de las propuestas, sino la contradicción evidente entre Trump y su enviado especial. El hecho de que el expresidente desacredite públicamente una propuesta negociada por su propio diplomático de confianza socava la credibilidad del proceso para Irán y para el resto del mundo.

Esta lucha de mensajes evidencia una fuerte improvisación y falta de coherencia estratégica en la posición estadounidense, algo que ha sido criticado tanto por políticos demócratas como por algunos republicanos más institucionales.

“Este momento es una verdadera prueba para quienes han criticado los acuerdos nucleares anteriores. ¿Exigirán a Trump el mismo nivel de rigor?” — Dan Shapiro, exembajador de EE. UU. en Israel, en X.

¿Un nuevo acuerdo o una bomba en cámara lenta?

Las negociaciones entre EE. UU. e Irán, reiniciadas después de años de tensión y con varios encuentros directos, representan probablemente la última esperanza de evitar un conflicto militar en el Golfo Pérsico. Sin embargo, la posición adoptada por Trump podría frustrar cualquier solución diplomática viable.

Insistir en un desmantelamiento total e irreversible del programa nuclear iraní no solo es políticamente inviable para Teherán, sino que podría tensar aún más el equilibrio geopolítico en una región ya fracturada por guerras y rivalidades sectarias.

Una narrativa para el electorado

También es imposible ignorar el contexto político interno de Trump. En pleno año electoral, endurecer el discurso contra Irán puede servir como mensaje potente hacia su base conservadora, que históricamente ha asociado el “apaciguamiento” con debilidad y exige posturas duras contra regímenes autoritarios.

Pero, ¿a qué costo? El vaivén de propuestas y mensajes puede restarle legitimidad a Estados Unidos como interlocutor confiable frente al resto del mundo.

¿Qué dice Irán?

Hasta ahora, las autoridades iraníes mantienen su código habitual: acusan a Estados Unidos de hipocresía, insisten en que no buscan armas nucleares e intentan ganar tiempo sin cerrar ninguna puerta. No obstante, su acumulación de uranio altamente enriquecido evidencia que el reloj atómico avanza.

En palabras del ministro iraní de Relaciones Exteriores durante una entrevista reciente:

“Mientras Washington continúe actuando como juez y parte, no puede pedirse a Irán que confíe ciegamente en un acuerdo que puede ser abandonado en cualquier momento.”

¿Dónde estamos parados hoy?

Estamos, en efecto, en una encrucijada crítica. La comunidad internacional enfrenta un dilema complejo: permitir a Irán cierto grado de enriquecimiento bajo normas verificables o forzar un bloqueo total que podría conducir al aislamiento definitivo o incluso al conflicto armado.

Mientras tanto, la OIEA, la Unión Europea y otras potencias regionales observan los movimientos con cautela, intentando evitar que el polvorín termine por explotar sin retorno.

¿Será este el preludio de una nueva era de diplomacia racional... o el capítulo final antes de una tragedia evitable?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press