Del activismo a la violencia: Ataques en Estados Unidos y el eco político del conflicto entre Israel y Palestina
Explosiones de odio, tensiones internacionales y un ataque incendiario en Boulder: cuando una manifestación pacífica se convierte en escenario de terrorismo
Una tarde de terror en Boulder
El pasado domingo, una manifestación pacífica por la liberación de los rehenes israelíes retenidos en Gaza terminó en tragedia en Boulder, Colorado. Ocho personas resultaron heridas cuando un hombre identificado como Mohamed Sabry Soliman, armado con un improvisado lanzallamas y cócteles molotov, atacó al grupo reunido en el Pearl Street Mall. Mientras gritaba “Free Palestine”, lanzó un dispositivo incendiario que causó quemaduras a varias personas, algunas de ellas de edad avanzada.
Soliman, de 45 años, fue arrestado sin oponer resistencia tras causar el caos y fue trasladado al hospital con heridas. Posteriormente, fue ingresado en la cárcel del condado de Boulder y se enfrenta a posibles cargos de terrorismo. La FBI ha iniciado una investigación bajo la categoría de “actos terroristas ideológicamente motivados”.
Un acto simbólico transformado en tragedia
El evento afectado llevaba por nombre “Run For Their Lives”, una iniciativa que desde hace semanas se reúne para visibilizar el secuestro de ciudadanos israelíes por parte de Hamas. La escena transcurría con relativa tranquilidad; una manifestación sin signos de violencia o provocación que incluía personas mayores, entre 52 y 88 años.
Uno de los testigos, Alex Osante, capturó en video el momento en que las botellas estallaron y una mujer ardía en llamas. El pánico fue inmediato, y los presentes improvisaron métodos para apagar el fuego con agua de botellas y vasos disponibles en cafeterías aledañas.
Cuando la tensión global golpea a la puerta
Este ataque no es un caso aislado. Se inserta en una creciente ola de violencia e incidentes antisemitas registrados en Estados Unidos y Europa desde que el conflicto en Gaza se recrudeció en octubre de 2023. Aquel mes, Hamas perpetró un ataque sorpresa contra Israel, asesinando a más de 1,200 personas —la mayoría civiles— y secuestrando aproximadamente 250. De esos rehenes, aún 58 permanecen cautivos. En respuesta, la ofensiva militar israelí ha causado la muerte de más de 54,000 personas en Gaza, muchas de ellas mujeres y niños, y ha desplazado a aproximadamente el 90% de su población.
La política exterior y las tensiones religiosas se han filtrado al tejido social estadounidense de manera preocupante. Mark Michalek, agente especial del FBI, advirtió: “Trágicamente, ataques como estos ya no son una rareza; reflejan cómo la violencia se está volviendo una herramienta de expresión para quienes abrazan ideologías extremas”.
Las calles, escenarios de conflicto internacional
El ataque en Boulder es más que un crimen con víctimas directas; representa otro episodio del creciente eco que los conflictos internacionales generan en suelo estadounidense. Apenas una semana antes, otro hombre, también gritando “Free Palestine”, fue acusado de matar a dos empleados de la embajada israelí frente a un museo judío en Washington.
La elección del día, el inicio de la festividad judía de Shavuot, intensificó la sensación de vulnerabilidad en la comunidad judía. Como reacción, ciudades como Nueva York reforzaron la seguridad en sinagogas y sectores religiosos.
Ideologías y malentendidos: complejidades en el activismo
Uno de los aspectos más delicados que surgieron del evento fue la narrativa dividida. Lynn Segal, de 72 años, quien llevaba una camiseta pro-palestina —aunque es judía y ha apoyado causas palestinas por más de 40 años— confesó su temor de ser confundida con la atacante. “Vi a personas ardiendo y corrí a ayudar, pero no quería ser relacionada con el perpetrador por mi ropa”, relató.
Este sentimiento expone una realidad incómoda: dentro de los propios activistas que buscan justicia para Palestina hay temor de ser equiparados con actos violentos aislados que pretenden representar una causa más amplia.
¿Hasta dónde llega la tolerancia en tiempos de guerra?
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu condenó el atentado enérgicamente: “Este ataque fue dirigido contra personas pacíficas que simplemente expresaban su solidaridad con los rehenes. Fue un acto de terror antisemita”, aseguró.
Las autoridades aún no han compartido todos los detalles sobre Soliman. Se sabe que actuó solo, y aunque fue herido, su rostro fue visible en un cartel de detención mostrando un vendaje grande en una oreja. La Casa Blanca y el Departamento de Justicia, por su parte, calificaron el evento como una “agresión innecesaria” que refuerza la urgencia de abordar los discursos de odio en espacios públicos.
El precedente de Boulder: una ciudad marcada por la violencia
No es la primera vez que Boulder experimenta un suceso de esta magnitud. En 2021, un tiroteo en un supermercado de la ciudad dejó 10 muertos. El atacante, juzgado recientemente, recibió cadena perpetua después que el jurado rechazara su defensa por “insanidad mental”.
En esta ocasión, aún con menos víctimas mortales pero con una gran carga simbólica y política, la ciudad vuelve a encabezar titulares globales.
¿Cómo prevenir que el odio se normalice?
- Reforzar la educación sobre conflicto y derechos humanos en escuelas y universidades.
- Ampliar programas de intervención temprana contra la radicalización ideológica.
- Crear espacios seguros para el diálogo entre comunidades religiosas e ideológicas opuestas.
- Regular de forma estricta el acceso a materiales incendiarios y armamento improvisado.
- Exigir mayor acción contra la incitación al odio en redes sociales y plataformas abiertas.
Las discusiones sobre Palestina e Israel seguirán siendo polémicas, pero cuando pasan de la pancarta al ataque, se cruzan líneas de principios fundamentales. El derecho a la protesta se ve amenazado cuando el extremismo utiliza los mismos espacios para sembrar miedo en lugar de reflexión.
Voces desde la comunidad: un llamado a la sanación
Rabinos locales, como Yisroel y Leah Wilhelm del Rohr Chabad House en la Universidad de Colorado, pidieron unidad: “El inmenso apoyo que hemos recibido muestra la fortaleza y vitalidad de nuestra comunidad. Oramos por la recuperación de todos los heridos”.
Este tipo de discursos, basados en la compasión y la solidaridad, son los antídotos más poderosos contra un clima social cada vez más polarizado.
El caso sigue bajo investigación federal. Mohamed Soliman enfrenta múltiples cargos que pueden incluir uso de arma incendiaria, terrorismo doméstico y atentado con agravantes. Mientras tanto, activistas, comunidades judías y palestinas, y ciudadanos comunes se preguntan: ¿cómo llegamos hasta aquí? Y lo más urgente: ¿cómo evitar que se repita?