¿Quién decide el futuro de Rafael Devers? La voz de David Ortiz y una encrucijada para los Red Sox

‘Big Papi’ cree que forzar el cambio de posición del dominicano podría perjudicar al equipo. Mientras tanto, el rendimiento del toletero habla por sí solo.

David Ortiz da la cara por Rafael Devers

En el corazón de Massachusetts, durante el evento benéfico David Ortiz Soiree of Hearts, una declaración del legendario ‘Big Papi’ sacudió las estructuras de los Boston Red Sox. Ortiz abordó públicamente la posible transición de su compatriota Rafael Devers de bateador designado (DH) a primera base, luego de la lesión de Triston Casas.

"Él está haciendo un gran trabajo como DH. Le pidieron eso y está cumpliendo", comentó Ortiz frente a los medios. Y agregó con contundencia: "Si en algún momento Rafael quiere practicar en la primera base, eso debe ser decisión completamente suya".

Las palabras del miembro del Salón de la Fama abren un debate que va más allá de estrategias de campo: ¿debe un equipo presionar a una estrella para un cambio de rol o respetar la planificación inicial? En este análisis profundizaremos en la situación de Devers, el impacto de su rendimiento, la historia reciente de los Red Sox y el peso de la voz de un ícono como David Ortiz.

El contexto: de tercera base a DH frente al cambio de planes

Esta temporada arrancó con una modificación importante en los planes de los Red Sox: firmaron a Alex Bregman con un contrato de tres años y $120 millones, moviendo a Devers a un rol exclusivamente ofensivo como DH. El movimiento parecía lógico: bajar la carga defensiva del jugador y poner a un sólido guante en la antesala.

Sin embargo, como en todo en el béisbol, los imprevistos aparecen. Triston Casas, quien tenía la titularidad en primera base, sufrió una grave lesión (ruptura de tendón en la rodilla izquierda) a inicios de mayo. De inmediato, surgió el debate: ¿podría Devers ocupar la primera base?

Parecía una buena solución en el papel. Devers tiene experiencia en el cuadro, y colocar a Masataka Yoshida como DH parecería hasta natural. Pero el dominicano inicialmente rechazó la idea. Según diversas fuentes, incluso el propietario John Henry voló a Kansas City para hablar directamente con él. El mensaje fue claro: no estaba interesado en cambiar de posición.

¿Por qué insistir en cambiar a alguien que está rindiendo?

A pesar de un inicio de temporada difícil, Rafael Devers ha respondido con creces: batea .286 con 12 cuadrangulares y 52 carreras impulsadas, liderando las Grandes Ligas al momento de su última actuación. El DH dominicano se encuentra entre los bates más productivos del momento.

Ortiz fue enfático al recordarlo: "Se le pidió ser el DH, y está cumpliendo. No es justo que ahora se le exija otro rol. Esto no es simplemente mover piezas de ajedrez; es un cambio de rutina, entrenamiento y mentalidad.", comentó.

Esta postura tiene bases sólidas. David Ortiz vivió en carne propia lo que es ser juzgado constantemente por jugar como DH. Su carrera, que alcanzó los 541 cuadrangulares y varios títulos de Serie Mundial, demuestra que ese rol puede ser crucial para un equipo. Ortiz también recuerda que en su época todo era diferente: "En mi tiempo, uno solo quería encajar. Hoy, los jugadores también son considerados por lo que aportan mentalmente al equipo. Rafael tiene una responsabilidad ofensiva, y lo está haciendo excelente."

La historia pesa: grandes momentos desde el puesto de DH

No se puede ignorar que muchos momentos legendarios en la historia reciente de la MLB llevaron la firma de un DH. Desde bombazos de Ortiz en postemporada hasta el HR 600 de Albert Pujols, la figura del bateador designado dejó de ser secundaria.

Ortiz pertenece a ese selecto grupo de bateadores designados que redefinieron la posición. Jugadores como Edgar Martínez, Harold Baines o el propio Nelson Cruz han brillado en ella. Limitar al DH a una solución temporal o comodín es una lectura anticuada del juego moderno.

El valor de la estabilidad mental en el desempeño

Quienes están fuera del diamante a menudo subestiman el impacto psicológico que pueden tener los cambios de rol. En entrevista, Ortiz fue claro: "¿Cómo vas a pedirle que juegue en otra posición si lo preparaste para batear? Cambiar eso de la noche a la mañana no solo es logísticamente difícil, también emocionalmente complicado".

Devers respondió a la dirección del equipo al transformarse en uno de los bates más letales de la liga. ¿Realmente tiene sentido imponerle una dinámica que altere su enfoque actual?

Una amenaza silenciosa: lesiones por adaptación forzada

En no pocas ocasiones, cambios repentinos en la posición de un jugador pueden tener consecuencias físicas. Practicar una posición como la primera base —que implica recepciones constantes, reflejos y postura defensiva— no es algo que se domine en días.

Recordemos el caso de Hanley Ramírez, que nunca se adaptó a sus desplazamientos defensivos, o incluso el de Miguel Cabrera, que tuvo que alternar entre tercera, primera y DH para cuidar su físico. Existen numerosos ejemplos de cómo este tipo de ajustes pueden empeorar el rendimiento general o causar lesiones innecesarias.

Los Red Sox, entre lo táctico y lo emocional

Para Boston, este no es un tema menor. El equipo lucha en la siempre competitiva División Este de la Liga Americana. Las aspiraciones de volver a la postemporada dependen de cada centímetro extra en rendimiento y cohesión.

Modificar el sistema ahora puede tener resultados impredecibles. Más aún si la estrella ofensiva está evidentemente cómoda con su rol actual.

La voz de Ortiz: mucho más que nostalgia

David Ortiz no habló como un simple exjugador. Su estatura como ídolo de la franquicia, su experiencia como DH estrella y su visión del juego moderno lo convierten en consejero ideal para esta situación.

Sus comentarios replantean cómo las franquicias manejan talento bajo presión interna o mediática. Insistió: "Se lo pedimos en pretemporada, cumplió. No puedes cambiarle el libreto a mitad de camino", subrayando el compromiso del pelotero con la organización.

Ortiz también recalcó que no descarta que Devers juegue defensa en el futuro, pero que debería ser una meta decidida por él mismo, no una instrucción impuesta.

¿Hasta cuándo resistirán los Red Sox la presión?

Con un panorama incierto por la prolongada ausencia de Casas y con un equipo que aún no encuentra bajo qué identidad competir, Boston queda ante una incógnita: ¿podrán armar una defensa convincente sin tocar el status quo ofensivo?

Optar por rotaciones ocasionales entre jugadores como Yoshida, Bregman o veteranos de ligas menores puede ser una solución puente. Cargar toda la responsabilidad defensiva sobre Devers en este punto podría traer más problemas que beneficios.

El respeto como herramienta de gestión

En un deporte de estrategias, estadísticas y presión constante, las relaciones humanas son tan importantes como cualquier número. Escuchar a los jugadores, respetar su espacio profesional y fomentar su desarrollo sin forzar giros bruscos puede ser la clave del éxito real.

Los éxitos pasados de David Ortiz no fueron solo producto de su talento, sino también de manejos inteligentes dentro del clubhouse. Su mensaje no es una crítica destructiva, sino una alerta: valoremos lo que ya está funcionando antes de improvisar bajo presión.

El futuro de los Red Sox todavía está por escribirse este año, pero una cosa parece estar clara: forzar a Rafael Devers no es la respuesta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press