Mina mortal en Indonesia: tragedia, negligencia y el precio oculto de los recursos naturales
El colapso de una cantera en Java Occidental deja ocho muertos y expone las prácticas peligrosas de la minería informal en el país
Una tragedia anunciada: la cantera que colapsó en Java Occidental
El pasado viernes, una cantera de piedra natural situada en la provincia de Java Occidental, Indonesia, colapsó trágicamente mientras decenas de trabajadores se encontraban en su interior. Al menos ocho personas murieron y otras ocho continúan desaparecidas, mientras que una docena más fueron rescatadas con heridas de diversa gravedad. El derrumbe ocurrió en la localidad de Cipanas, en el distrito de Cirebon, específicamente en el sitio de minería de Gunung Kuda.
Sumarni, jefa de policía local, declaró que más de dos docenas de personas se encontraban atrapadas en los escombros. Durante las operaciones de rescate, que se vieron complicadas por un suelo inestable propenso a nuevos deslizamientos, se utilizaron hasta cinco excavadoras, además de la ayuda de soldados, policías, personal de emergencia y voluntarios.
Irregularidades que costan vidas
La tragedia ha sacado a la luz las condiciones peligrosas en las que operan muchas minas en Indonesia, especialmente las clasificadas como “categoría C”, que son canteras más pequeñas e informales con niveles mínimos o inexistentes de regulación y supervisión.
El gobernador de Java Occidental, Dedi Mulyadi, grabó una declaración en video para Instagram en la que reconocía haber identificado previamente la vulnerabilidad y el riesgo que implicaba esta mina. "Vi que las minas de tipo C eran muy peligrosas, no cumplían con los estándares de seguridad para sus trabajadores", dijo Mulyadi. Pero según aclaró, en ese entonces no tenía la autoridad para cerrarlas.
Hoy, ya en el cargo, Mulyadi aseguró que ha ordenado el cierre inmediato de la mina colapsada y al menos cuatro más en Java Occidental que también suponen riesgos ambientales y humanos. Un video de la zona mostró a los rescatistas luchando por cargar una bolsa con los restos de una víctima en un terreno arrasado por el colapso.
Minería informal: una bomba de tiempo
La minería informal o ilegal es una realidad extendida en Indonesia. Miles de personas dependen de estas actividades como única forma de sustento, a pesar de los riesgos letales que conllevan. De acuerdo con un informe de Human Rights Watch, Indonesia tiene cientos de sitios de extracción no regulados que emplean a decenas de miles de personas en condiciones precarias.
Según datos del Badan Pusat Statistik (la Agencia Central de Estadísticas de Indonesia), más del 19% de las minas activas en el país no cuentan con licencia o regulación estatal, especialmente en las áreas de extracción de oro, carbón y piedras naturales.
Un patrón de tragedias repetidas
Este no es un hecho aislado en la historia minera de Indonesia. En febrero de 2023, un deslizamiento de tierra causado por lluvias intensas destrozó una mina de oro no autorizada en la isla de Sumatra, causando la muerte de al menos 15 personas.
En 2021, otra tragedia sucedió en Sulawesi central, donde 6 mineros murieron y 12 fueron dados por desaparecidos tras el derrumbe de una mina igualmente no reconocida por las autoridades. La constante es la misma: condiciones inseguras, falta de supervisión y negligencia institucional.
Mercurio y cianuro: venenos invisibles
Además de los riesgos físicos evidentes como derrumbes y deslizamientos, los trabajadores de las minas en Indonesia se enfrentan a amenazas químicas. El uso indiscriminado de mercurio y cianuro en los procesos de extracción de oro y otros metales pesados es común en la minería informal del país.
Estas sustancias, altamente tóxicas, no solo afectan directamente la salud de los obreros (provocando envenenamiento crónico por metales pesados), sino que contaminan ríos y suelos, afectando a comunidades enteras. De acuerdo con la ONU Medio Ambiente, cada año se vierten en los ecosistemas del mundo más de 2.000 toneladas de mercurio, y gran parte proviene de la minería artesanal.
¿Cuál es la solución?
El problema es complejo. La prohibición total de estas minas podría dejar sin sustento a miles de familias. Pero permitir que sigan funcionando sin controles también perpetúa un círculo vicioso de pobreza y muerte.
Las alternativas propuestas por organismos internacionales como la OIT y la Banco Mundial incluyen:
- Formalización progresiva de la minería artesanal.
- Entrenamiento técnico y normativo para los pequeños mineros.
- Creación de zonas controladas para practicar la minería con estándares de seguridad.
- Apoyo económico -subsidios o microcréditos- para pequeñas cooperativas.
Países como Mongolia, Perú y Ghana han empezado a implementar reformas con relativo éxito. Sin embargo, en Indonesia la corrupción institucional y la débil supervisión siguen siendo obstáculos estructurales.
El fracaso de la regulación minera en Indonesia
Indonesia dispone de una Ley de Minería (Ley n.º 4 de 2009), que exige licencia, evaluaciones de impacto ambiental y estándares de seguridad. Sin embargo, según el Índice de Percepción de Corrupción 2023 de Transparency International, el país ocupa el lugar 110 de 180, lo que indica serias debilidades en la aplicación efectiva de las normas.
A menudo, los gobiernos locales hacen la vista gorda ante operaciones mineras ilegales a cambio de beneficios económicos u otro tipo de favores. La falta de voluntad política y la complicidad entre actores públicos y privados permiten que estos proyectos continúen.
El lado humano: testimonios desde la tragedia
En redes sociales, comenzaron a circular testimonios desgarradores de las familias afectadas. Siti Latifah, madre de uno de los desaparecidos, dijo entre lágrimas: “Mi hijo solo quería ayudar en casa, trabajaba de sol a sol en esa cantera para poder pagar sus estudios”.
Otro obrero rescatado, que se identificó como Agus, relató que había notado grietas en la estructura semanas antes del colapso. “Les dije a los capataces, pero me dijeron que ‘no pasaba nada’”, confesó a medios locales.
La urgencia de una reforma integral
Mientras las comunidades lloran a sus muertos, crece la presión sobre el gobierno para implementar reformas estructurales. ONG locales como WALHI (Foro Indonesio para el Medio Ambiente) y Jatam (Red de Defensa del Pueblo Contra la Empresa Minera) están exigiendo tomar medidas contundentes:
- Evaluaciones ambientales independientes para minas en operación.
- Cierres inmediato de todas las minas informales que no cumplan condiciones mínimas de seguridad.
- Provisión de alternativas económicas sostenibles para las familias afectadas.
- Juicio y sanción efectiva a los propietarios y autoridades involucradas.
El espejo de otros países
No solo Indonesia enfrenta este desafío. En países como Nigeria, Burkina Faso y Myanmar, miles de personas trabajan en condiciones similares, extrayendo minerales valiosos como el oro, litio o coltán, muchas veces para alimentar cadenas de suministro global vinculadas a marcas multinacionales.
Para que haya un cambio real, la presión no tiene que venir solo de Indonesia. Consumidores, inversores y gobiernos extranjeros también deben exigir trazabilidad y sostenibilidad en la procedencia de los recursos naturales.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Desde el otro lado del planeta, puede parecer ajeno. Pero cada vez que usamos un teléfono móvil, una computadora o adornamos nuestros jardines con piedra natural, podríamos estar, sin saberlo, financiando minería informal. Informarse, exigir responsabilidad social empresarial y apoyar campañas de sensibilización es un primer paso.
Porque detrás de cada tonelada de piedra, puede haber una vida perdida.