La batalla de Massapequa: ¿Identidad cultural o apropiación indígena?
El caso del distrito escolar de Nueva York que desafía las órdenes estatales para retirar su mascota nativa revive un debate nacional sobre memoria histórica, racismo y autonomía local
Un símbolo polémico en el corazón de Long Island
Massapequa, una localidad del estado de Nueva York, ha sido el epicentro de un tenso conflicto entre identidad local y derechos civiles. El distrito escolar local, en particular su instituto, ha estado en una disputa con el Departamento de Educación del estado desde que se ordenó la eliminación de todas las mascotas escolares con imágenes estereotipadas de pueblos indígenas. En el caso de Massapequa High School, se trata de su icónica mascota: un jefe nativo americano con penacho de plumas.
Una decisión federal que desafía al estado
La controvertida decisión llegó el pasado viernes, cuando la Secretaria de Educación de los EE. UU., Linda McMahon, durante una visita a la escuela, acusó oficialmente al estado de Nueva York de violar las leyes federales de derechos civiles al exigir la eliminación de la mascota. Según McMahon, su departamento ha determinado que la imposición estatal podría constituir discriminación contra la comunidad de Massapequa, abriendo la posibilidad de una investigación del Departamento de Justicia o incluso el riesgo de perder fondos federales.
“Eso demuestra cuán en serio nos lo tomamos”, afirmó McMahon ante una multitud compuesta por funcionarios locales, estudiantes y padres, después de realizar una visita guiada por el campus. La Administración de Donald Trump, bajo cuyo mandato McMahon ejerce, ve este caso como una lucha por la libertad local y la conservación de tradiciones culturales.
Una orden con décadas de historia
El estado de Nueva York no es ajeno al debate sobre los símbolos culturales. Desde hace más de dos décadas, el Departamento de Educación ha intentado erradicar el uso de nombres, símbolos y mascotas que representan estereotipos sobre pueblos indígenas. La orden más reciente, emitida en 2023, dio a los distritos escolares plazo hasta el final del curso académico para eliminar dichos símbolos o enfrentar recortes en su financiación.
Aunque existía la posibilidad de solicitar una exención con la aprobación de una tribu local, Massapequa no lo hizo. En lugar de ello, presentó una demanda que fue rechazada por un juez federal, cerrando la vía judicial estatal.
Una comunidad dividida
Para muchos residentes de Massapequa, el símbolo del jefe indio es una parte integral de su identidad comunitaria. Argumentan que el nombre del pueblo y la mascota rinden homenaje a la historia indígena local. Massapequa fue originalmente hogar de los pueblos Lenape, o Delaware, quienes vivieron allí miles de años antes de la colonización europea. Pero para los activistas indígenas, este argumento carece de fundamento histórico y resulta ofensivo.
De hecho, la figura con penacho utilizada por la escuela corresponde a tribus de las llanuras del Medio Oeste, no del noreste, lo que implica una apropiación cultural y difusión de estereotipos erróneos. Además, algunos recuerdan la violencia colonial que diezmó a estas poblaciones originarias. Activistas señalan que, lejos de ser un homenaje, la mascota distorsiona y minimiza una historia de opresión y masacres, incluyendo eventos registrados en la actual Massapequa durante el siglo XVII.
La carga simbólica de una mascota
El uso de imágenes nativas en instituciones educativas y equipos deportivos ha sido objeto de intensos debates en todo EE. UU. Equipos como los Washington Redskins y los Cleveland Indians han cambiado sus nombres en años recientes, impulsados por presiones sociales y demandas legales. La decisión suele ser polémica, pero responde a un contexto de creciente revisión histórica y sensibilidad cultural.
Según el National Congress of American Indians, más de 1,900 instituciones han eliminado mascotes ofensivas desde el año 2000. Sin embargo, unas 1,000 escuelas aún conservan representaciones indígenas como mascotas, muchas veces sin el consentimiento de las comunidades afectadas.
Los defensores del cambio argumentan que tales símbolos refuerzan estereotipos y dañan la autoestima de los estudiantes indígenas. Un estudio de la Universidad de Stanford concluyó que la exposición a estas imágenes reduce las aspiraciones de los jóvenes indígenas y perpetúa una narrativa que los confina al pasado.
Una reacción federal inusual
Lo que hace inédito el caso de Massapequa es la intervención directa del gobierno federal para defender la permanencia de una mascota considerada ofensiva. Fue el propio Donald Trump quien solicitó a su secretaria de Educación lanzar una investigación. En redes sociales, Trump calificó la orden estatal como “una afrenta a nuestra gran población india” y reiteró su posición de que estas medidas forman parte de una campaña de cancelación cultural.
Pero líderes indígenas y defensores de los derechos civiles ven en esta intervención una estrategia política para consolidar apoyos en los suburbios conservadores. Massapequa, con una población 90% blanca, es bastión del Partido Republicano, y Trump ha fortalecido sus lazos allí con visitas frecuentes.
Memoria colectiva vs. justicia histórica
Esta disputa pone en evidencia la tensión entre la memoria colectiva y la necesidad de justicia histórica. Mientras la comunidad de Massapequa defiende lo que ve como una tradición de décadas, los pueblos originarios reclaman el derecho a ser representados con dignidad y autenticidad.
En palabras de Donna Elam, experta en diversidad cultural y ex asesora del Departamento de Educación de Florida: “No se trata de borrar la historia, sino de contarla correctamente. Eliminar estereotipos es una forma de dignificar la memoria indígena”.
De aprobarse el dictamen del Departamento de Educación federal, se abriría un precedente que podría frenar medidas similares en otros estados. Pero según muchos abogados de derechos humanos, eso significaría anteponer la autonomía local a las garantías civiles de comunidades históricamente marginadas.
¿Y qué opinan los estudiantes?
Una parte del alumnado apoya mantener la mascota, sintiéndose parte de una prolongada tradición escolar. Pero otros opinan distinto. Angela Rivera, estudiante de último año, declaró para medios locales: “No quiero ser parte de una cultura escolar que ofende a otras personas. Podemos tener orgullo sin burlarnos de nadie”.
El consejo escolar no ha realizado aún una consulta formal entre los estudiantes o la comunidad indígena local. Diversos colectivos han solicitado mesas de diálogo que incluyan a todas las partes, pero hasta el momento se desconoce si sus peticiones serán escuchadas.
Un conflicto que refleja un país dividido
El caso de Massapequa no es aislado. Refleja un dilema nacional: cómo reevaluar símbolos históricos a la luz del respeto por la diversidad cultural. ¿Debe prevalecer la tradición local sobre el principio de no discriminación? ¿Es justo exigir a comunidades blancas abandonar símbolos culturales si estos son ofensivos para otros grupos?
No hay respuestas fáciles, pero lo cierto es que estos debates no desaparecerán pronto. En un Estados Unidos cada vez más polarizado, incluso una mascota escolar puede convertirse en una batalla nacional por el alma cultural del país.