Tras la polémica, ¿qué revela realmente el informe MAHA sobre la salud pública en EE.UU.?
El reporte liderado por Robert F. Kennedy Jr. es criticado por errores y falta de transparencia, pero también reabre el debate sobre alimentación, medicamentos y bienestar infantil.
Un informe entre controversias y verdades ocultas
Hace apenas unos días se presentó un informe que ya está dando de qué hablar en los pasillos del poder y en las casas estadounidenses. Se trata del informe “Make America Healthy Again” (MAHA), promovido por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr.. Este documento de 72 páginas intenta ofrecer una radiografía de los problemas de salud pública más acuciantes del país, con especial énfasis en los niños sobre medicados, mal alimentados y expuestos a pesticidas.
Sin embargo, apenas unos días después de su publicación, el informe ha sido objeto de duras críticas por errores en citas, falta de fuentes verificables e interpretaciones sesgadas de estudios científicos. En esta entrada ofrecemos un análisis detallado de lo que realmente busca el MAHA, qué errores contiene, qué verdades incómodas levanta y por qué, a pesar de todo, merece ser leído con atención.
¿Un esfuerzo de salud pública o un manifiesto ideológico?
El informe MAHA llega con una promesa ambiciosa: radical transparencia y ciencia de “nivel oro”, según afirma Kennedy. El documento, de carácter amplio, toca temas como:
- El exceso de medicamentos en la infancia.
- La nutrición deficiente generalizada.
- El uso extensivo de pesticidas en los alimentos.
- Los efectos de las pantallas en la salud mental infantil.
- Una crítica velada al calendario actual de vacunación infantil.
No obstante, el informe ha sido acusado de tener una base científica endeble: al menos siete de los más de 500 estudios citados no existen o fueron mal interpretados, según reveló NOTUS, una organización periodística investigativa.
Errores flagrantes y falta de autores identificables
El primer escándalo vino por la simple razón de que algunas referencias bibliográficas no existen. Una investigadora señaló que nunca publicó el estudio atribuido a ella en el documento. Varios estudios citados en secciones relativas a tiempo frente a pantallas, medicamentos ansiolíticos infantiles y alimentación no se encuentran en ninguna base de datos académica reconocida.
Además, Kennedy se ha negado a identificar a los autores detrás del informe, afirmando que se trata de un esfuerzo colectivo. Esto ha levantado sospechas entre científicos y legisladores, ya que es poco común —y poco ético— ocultar los nombres de quienes escriben una obra con fines políticos o públicos.
¿Por qué importa esto? Porque la administración ha solicitado 500 millones de dólares al Congreso para implementar las recomendaciones esbozadas en el informe MAHA. Invertir tantos fondos en un plan sin respaldo científico claro es, para muchos, un riesgo político y administrativo.
La reacción del gobierno: “Errores menores”
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt admitió que había “problemas de formato” que serán corregidos, pero insistió en que ello no anula la esencia transformadora del informe. Andrew Nixon, portavoz del HHS, afirmó por su parte que los “errores menores de citación y formato han sido corregidos”.
Pese a ello, el tema dejó una mancha. La credibilidad académica de un trabajo tan relevante queda en entredicho si las fuentes no pasan el mínimo escrutinio.
Lo que sí dice el informe y por qué no debe ser ignorado
A pesar de los errores mencionados, el MAHA toca nervios sensibles que sí son objeto de alarma entre muchos expertos en salud pública. Entre otros hallazgos del informe (y de otros estudios independientes):
- 1 de cada 9 niños en EE.UU. es diagnosticado con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
- El 62% de los niños estadounidenses consumen comida rápida al menos una vez por semana.
- El uso crónico de medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos ha aumentado un 40% en menores en la última década.
- Los alimentos escolares contienen, en su mayoría, ingredientes ultraprocesados y altos niveles de sodio y azúcar.
- Estudios del Environmental Working Group señalan que más del 70% de los productos agrícolas contienen residuos detectables de pesticidas.
Estas estadísticas sí cuentan con estudios que las respaldan y marcan la urgencia de un replanteamiento del modelo de salud pública infantil.
El trasfondo político y económico del informe
Muchos observadores han visto en el MAHA una jugada política que abre la puerta a cambios de política sanitaria más profundos, tratando de atraer el voto de sectores preocupados por los efectos de la medicina convencional, como los movimientos anti-vacunas o pro-alimentación orgánica.
Pero algunos sectores tradicionalmente conservadores, como los agricultores de EE.UU., no están contentos. El informe critica abiertamente el uso de productos químicos en la agricultura y sugiere cambios radicales —como inspecciones más frecuentes y límites más estrictos a pesticidas— que potencialmente elevarían los costos para estos productores.
De hecho, sectores republicanos leales al expresidente Trump ya manifestaron preocupación con el enfoque aparentemente “anti-industrial” del documento.
Voces críticas desde dentro del Congreso y los medios
Senadores como John Cavanaugh y Bernie Sanders han señalado la paradoja de priorizar fondos para un informe erróneo mientras se aprueban recortes en programas de salud pública poblacional.
“Estamos desviando recursos para proyectos políticos sin evidencia, mientras nuestros hospitales rurales cierran”, dijo una congresista demócrata que pidió permanecer en anonimato.
La prensa, por su parte, ha sido especialmente severa. The New York Times tituló su artículo como “La ciencia invisible detrás del plan MAHA”, y la crítica ha sido especialmente dura por no revelar a los autores y por manipulación de ciertas cifras.
¿Una oportunidad perdida o un primer paso?
Esta situación pone en evidencia una fractura en cómo queremos construir políticas de salud: ¿basadas en evidencia o en percepciones populares? El MAHA plantea temas críticos: obesidad infantil, acceso indiscriminado a psicofármacos, dietas inadecuadas... todos problemas urgentes y reales, que merecen respuestas.
No obstante, hacerlo sin el rigor científico mínimo puede acabar generando desconfianza, no solo en el gobierno, sino en todo el movimiento de salud pública hacia el bienestar integral. Más aún cuando se busca incidir en políticas futuras con miles de millones de dólares en juego.
Las lecciones del MAHA: Más allá del informe
El llamado de atención del MAHA es claro, aunque su forma sea controversial. El sistema de salud en EE.UU. requiere una reestructuración: en la forma en que se alimentan, medican y educan los niños para proteger su bienestar físico y mental.
El informe puede ser criticado por sus errores, pero también ha logrado algo difícil: poner temas invisibilizados en el centro del debate público.
Quizás, la verdadera enseñanza sea que no basta con tener buenas intenciones o diagnósticos alarmistas; es necesario acompañarlos de evidencia verificable, consenso académico e implementación eficiente.
¿Qué sigue?
Kennedy y la Casa Blanca ya prometieron correcciones. Pero el daño está hecho. Ahora la ciudadanía, la comunidad médica y los legisladores deben velar porque cualquier política surgida del MAHA no repita los errores del documento inicial.
El informe puede haber fracasado en su forma, pero si de verdad queremos hacer “a América saludable otra vez”, necesitamos bases más sólidas, inclusivas y científicas. Esa es la verdadera tarea pendiente.