Elon Musk tras su paso por el gobierno: ¿reinicio empresarial o crisis de identidad?
Tras su fugaz pero polémico papel en el gobierno de Trump, Elon Musk enfrenta múltiples desafíos en Tesla, SpaceX, Starlink y X ¿puede recuperar la confianza del mercado?
¿Un regreso a los negocios o un intento desesperado de control de daños?
Después de un turbulento paso por Washington, Elon Musk regresa al centro del escenario empresarial, enfrentando desafíos fundamentales en casi todos los frentes. Su asociación con la administración de Donald Trump ha encendido alarmas dentro y fuera del mundo corporativo, provocando una caída en las ventas, daños a la marca y problemas estratégicos en sus empresas.
Tesla: entre la crisis de imagen y la feroz competencia
En el primer trimestre del año, Tesla registró una caída del 71% en sus beneficios, según cifras oficiales. A esto se suma una caída del 50% en sus ventas en Europa durante abril, un dato que JP Morgan calificó como "daño de marca sin precedentes".
Esta crisis no solo se atribuye a retrasos en la producción y problemas de reestructuración de fábricas, especialmente del Model Y, sino a la controversia generada por la figura de Musk al frente de un gobierno alineado con sectores ultraconservadores.
“Este es un momento de crisis total para Tesla”, afirmó Wedbush Securities en un informe reciente.
Mientras tanto, los rivales chinos y europeos avanzan a toda marcha. BYD de China ya ha superado a Tesla como el mayor fabricante de autos eléctricos del mundo en volumen.
Los taxis autónomos: la gran promesa de Musk
Una de las mayores apuestas de Tesla es su táxi sin conductor, los llamados robotaxis. Musk ha prometido comenzar las pruebas en Austin, Texas, en el verano de este año, y afirmó que "cientos de miles" circularán por las ciudades de EE. UU. para finales de 2025.
“¿Puedes dormirte en uno de nuestros coches y despertar en tu destino? Sí, estoy confiado en que eso estará disponible en muchas ciudades antes de que acabe el año,” dijo Musk en una reciente llamada con inversionistas. La sola afirmación hizo que las acciones de Tesla se dispararan un 50%.
Sin embargo, aún hay muchas dudas sobre la seguridad de estos vehículos. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) investiga el uso del Full Self-Driving en 2.4 millones de Teslas, tras una serie de accidentes, incluyendo atropellos fatales.
Además, Waymo, el competidor de Google, ya ha superado los diez millones de viajes sin conductor y opera con éxito en grandes ciudades como San Francisco y Los Ángeles.
Las turbulencias de X: pérdida publicitaria y polarización
Desde que Musk compró Twitter (ahora X) en 2022, la red ha sufrido una sangría de anunciantes. Su decisión de abrir la plataforma a teorías conspirativas y discursos polarizantes, así como su actitud amenazante hacia marcas que retiraron su publicidad, terminaron por espantar a los inversionistas.
“Algunas grandes marcas regresaron solo para congraciarse con la administración Trump, o evitar represalias de Musk,” explicó Jasmine Enberg, analista de e-Marketer. Pero añadió que ese retorno no es sostenible.
Actualmente, X intenta reconstruir su base publicitaria con promociones agresivas y algoritmos que priorizan contenido institucional, pero según datos del sector, su volumen de ingresos publicitarios sigue siendo significativamente menor al de 2022.
SpaceX: entre el cielo y el caos
La joya de la corona de Musk, SpaceX, vive un momento ambivalente. Aunque sigue siendo la punta de lanza del emprendimiento espacial privado, sus lanzamientos recientes han estado marcados por fallos catastróficos.
En lo que va del 2024, tres cohetes Starship explotaron durante sus pruebas, incluido uno que dejó una estela de escombros en el Océano Índico. Aun así, Musk mantiene su apuesta por futuras pruebas, recordando que la NASA planea usar el Starship para su próxima misión lunar con tripulación en 2025.
El mercado mantiene el optimismo: el valor estimado de SpaceX ha pasado de $210 mil millones en 2023 a $350 mil millones tras una reciente ronda privada, según Bloomberg.
Starlink y el factor político
La expansión internacional de Starlink, subsidiaria de internet satelital de SpaceX, parece estar más ligada a la política que al mercado. Durante una gira con Trump a Arabia Saudita, Musk anunció su entrada al mercado regional para servicios marítimos y aéreos. También ha sumado acuerdos en Bangladesh, India, Pakistán y Lesotho, justo en momentos clave de negociaciones políticas.
Una situación especialmente delicada fue Sudáfrica. Musk criticó duramente el requerimiento legal de participación de accionistas negros en nuevas inversiones extranjeras, calificando la normativa de "abiertamente racista". Coincidentemente, semanas después, el gobierno sudafricano flexibilizó esa regla, allanando el camino para que Starlink entre al país.
“No está claro cuánto de esto es estrategia comercial fría o conveniencia geopolítica,” señaló el analista financiero Richard Stern en un panel reciente.
¿Reinserción o crisis de identidad?
Para un empresario que alguna vez fue visto como el “Tony Stark de la vida real”, la evolución reciente de Elon Musk es desconcertante. Sus empresas parecen estar atrapadas entre la brillantez tecnológica y las sombras de polémicas ideológicas.
¿Le servirá alejarse de la política para reconstruir sus negocios? O, como muchos analistas temen, ¿ya ha cruzado el umbral de retorno, donde su identidad empresarial está tan entrelazada con la política que ninguna separación efectiva sea posible?
Lo que sí parece claro es que el ecosistema Musk atraviesa uno de sus periodos más frágiles, no tanto por la competencia o las fallas técnicas, sino por una batalla cultural e ideológica cuyas consecuencias apenas empiezan a ser visibles.
Mientras tanto, los inversores observan, los consumidores reevaluan sus valores y los reguladores se preparan ante un futuro donde la innovación y la responsabilidad ética deberán ir de la mano.