“Mountainhead”: Una sátira brutal y delirante sobre los señores del silicio
La nueva película de HBO escrita y dirigida por Jesse Armstrong enfrenta a cuatro multimillonarios tech en un retiro que destapa el absurdo y la deshumanización del poder tecnológico.
Jesse Armstrong, el creador de la aclamada serie “Succession”, regresa con un nuevo retrato satírico del poder, esta vez enfocado en los barones tecnológicos del siglo XXI.
Con “Mountainhead”, una película producida por HBO Films, Armstrong cambia el terreno resbaladizo de los medios de comunicación por paisajes montañosos nevados donde el alma humana también se congela bajo el peso de la arrogancia, el capital y la utopía tecnológica mal entendida.
Una mansión aislada, cuatro egos titánicos
La trama se desarrolla íntegramente en una majestuosa propiedad en las montañas de Utah, bautizada “Mountainhead” en honor a la ideóloga objetivista Ayn Rand y su novela “The Fountainhead”. Allí, se da cita un exclusivo retiro de fin de semana que reúne a cuatro magnates tecnológicos que representan distintas caras del dominio digital:
- Hugo (Jason Schwartzman): El anfitrión y el único del grupo que no ha alcanzado el “estatus B-nut” (billonario). Su fortuna de 521 millones de dólares lo convierte en el ‘pobre’ del grupo.
- Randall (Steve Carell): Un gurú tecnológico que emula a Steve Jobs con visos de mentor místico. Sus amigos lo llaman ‘Papa Oso’, y a veces ‘Dark Money Gandalf’.
- Jeff (Ramy Youssef): El CEO de la empresa líder en Inteligencia Artificial. Su papel plantea la pregunta ética constante sobre la distorsión de la tecnología.
- Venis (Cory Michael Smith): Una especie de híbrido entre Elon Musk y Mark Zuckerberg, dueño de una red social con ¡4 mil millones de usuarios! Es también el más despegado de la realidad humana.
La excusa del retiro es una partida de póker y bromas entre amigos, pero la atmósfera se vuelve cada vez más turbia cuando una crisis mundial estalla tras una actualización de “Traam”, la red social de Venis, que ha generado una oleada global de deepfakes violentos, provocando caos y colapsos sociales en Asia y más allá.
¿Y si los que deciden el futuro del planeta no creyeran en la humanidad?
Uno de los momentos más mordaces del film lo ofrece Venis cuando pregunta, con una sonrisa estúpidamente sincera: “¿Crees en otras personas?”. Esa línea resume a la perfección el núcleo corrosivo que recorre “Mountainhead”: la desconexión total entre elite digital y el resto del mundo.
Mientras las noticias anuncian trastornos sociales de nivel apocalíptico causados indirectamente por sus empresas, los protagonistas debaten qué habitaciones ocuparán, hacen pullas pasivo-agresivas o planean cómo podrían organizar un “golpe suave” en Estados Unidos.
“¿Un golpe en EE. UU.? Esa es una enchilada bastante grande”, espeta uno de ellos con sorna, ejemplificando cómo las decisiones geopolíticas se toman con la misma ligereza que una partida de Risk el domingo.
De “Succession” al delirio transhumanista
Si “Succession” diseccionaba con precisión la guerra interna por el poder dentro de una dinastía mediática, “Mountainhead” es una extensión lógica cargada de nihilismo contemporáneo. Aquí, Armstrong cambia la lente familiar por otra igual de íntima pero centrada en la particular camaradería masculina de los multimillonarios tech: abrazos incómodos, bromas internas, resentimientos silenciosos que se exprimen con exquisita tensión y ritmo.
Los personajes, aunque no representan directamente a ninguna figura real, tienen una resonancia ineludible con nuestra era. Jeff podría aludir a Sam Altman (OpenAI), Venis a una amalgama entre Musk y Zuckerberg, y Randall a una versión espiritualizada —y moribunda— de un Jobs avejentado.
Un guion afilado y actuaciones magistrales
Armstrong sobresale por sus diálogos densos, irónicos y con referencias cuidadosamente colocadas. Cada línea parece escrita con bisturí. Frases como “Solo quiero que nos volvamos transhumanos” o “¿Y no podemos arreglar un pedazo de cartílago en mí?” revelan tanto el narcisismo como las contradicciones filosóficas que rodean a sus protagonistas.
El reparto es sólido y sin desperdicios, pero destaca especialmente Cory Michael Smith como Venis, un “tech bro” más allá de la caricatura, ultraseguro de sí mismo, cínico y desconectado incluso de su hijo recién nacido. Su entrega genera incomodidad, humor y, en última instancia, miedo.
Una experiencia cinematográfica teatral
Todo el metraje transcurre en un solo espacio –la mansión Mountainhead–, lo que le da una estética de obra teatral. Grandes ventanales muestran paisajes majestuosos pero el encierro psicológico es claustrofóbico.
“Mountainhead” es un regreso triunfal a la esencia de los HBO Originals: es aguda, políticamente cargada, reducida pero brutal en su narrativa, y ejecutada con la precisión de un reloj suizo. No busca ser minimalista, sino contenida; no económica, sino quirúrgica.
¿Sátira o inquietante retrato de nuestro presente?
En un mundo donde ya existen multimillonarios que planean colonizar Marte, desarrollar IA que pueda “superar humanamente” el pensamiento, y sistemas que interfieren con la política global, la película no parece del todo ficción. Tal como lo dijo el propio Armstrong durante una entrevista:
“La sátira hoy en día ha alcanzado un punto en el que solo necesitas un espejo y un poco de condensación.”
Y ahí está la potencia de “Mountainhead”: su absurda premisa es apenas una exageración bien medida de lo que podría pasar —quizá lo que ya está pasando— si nuestros futuros siguen definiéndose desde juntas privadas, con pizza orgánica y una conexión satelital inquebrantable.
¿Hacia dónde vamos?
No cabe duda, “Mountainhead” es una joya contemporánea vestida de sátira y reflexividad. Combina el mejor humor negro con una crítica mordaz al tecno-mesianismo moderno. Si “Black Mirror” flirteaba con las distopías hipotéticas, esto es un paseo por el jardín trasero de una distopía ya en marcha.
El film dura 109 minutos, lo justo para no agotarse y lograr que el espectador se quede reflexionando sobre cómo una actualización de software puede llegar a costar vidas, cómo hombres en sus cuarentas y cincuentas con sudaderas grises pueden decidir los futuros de naciones enteras sin rendir cuentas a nadie. A nadie excepto, tal vez, a su ego.
Una pregunta que resuena tras los créditos finales: ¿Cómo sería el mundo si los más influyentes de hoy simplemente... dejaran de creer en los demás?
“Mountainhead” está disponible en Max (antes HBO Max). No tiene clasificación por la MPAA al momento de su estreno. Valoración: ★★★☆☆