Polonia entre la polarización y el populismo: ¿Hacia dónde se inclina Europa del Este?
Una elección presidencial clave revela el auge de la extrema derecha, la influencia global y el descontento de una nueva generación de votantes
Una batalla ideológica en el corazón de Europa
Polonia se encuentra en una encrucijada política histórica. Su elección presidencial enfrenta a dos visiones diametralmente opuestas del país y, en muchos sentidos, también del futuro de Europa Central: el liberal y proeuropeo alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, y el conservador nacionalista Karol Nawrocki, quien cuenta con el respaldo personal del expresidente estadounidense Donald Trump.
En un clima de profunda polarización, se perfila una segunda vuelta electoral impredecible, y el desenlace no solo marcará el rumbo interno del país, sino que también afectará su posición dentro de la Unión Europea (UE), la OTAN y frente a la amenaza rusa al este.
Populismo en ascenso: el fenómeno Mentzen
Más allá de los dos finalistas, el nombre que está dominando el debate es el de Sławomir Mentzen, un político de ultraderecha de 38 años y productor de cerveza, que obtuvo casi el 15% en la primera vuelta. Mentzen, co-líder del partido Confederación, ha movilizado a jóvenes votantes desencantados con el sistema político y ha llevado la campaña al terreno digital, especialmente a través de YouTube y TikTok.
En las elecciones del 18 de mayo, sus seguidores —principalmente hombres jóvenes de entre 18 y 29 años— se posicionaron como la tercera fuerza política del país. Su ideología libertaria y antisistema, combinada con discursos nacionalistas y antieuropeos, ha revolucionado la forma de hacer política en Polonia.
Ni Nawrocki ni Trzaskowski pueden permitirse ignorar este electorado insurgente. Ambos han buscado seducirlos, incluso participando en entrevistas en el canal de YouTube de Mentzen, donde los temas abordados han incluido la expansión del derecho a portar armas, la defensa del dinero en efectivo, la oposición a nuevos impuestos y el veto a la entrada de Ucrania en la OTAN.
La YouTubecracia: campaña del siglo XXI
La plataforma de Mentzen en redes ha demostrado ser más influyente que los medios tradicionales. Su canal ha eclipsado incluso a los debates televisados. Mientras que Trzaskowski defendió valores europeístas y derechos LGBTQ+, Nawrocki aceptó los ocho puntos del programa de Mentzen, incluyendo la controvertida negativa a apoyar a Ucrania.
Este nuevo modelo de comunicación política en línea revela una transformación profunda en el acceso al electorado joven, que ve en figuras como Mentzen a representantes más cercanos y reales, lejos de los discursos institucionales.
La sombra de Trump: política exterior como palanca electoral
El respaldo explícito de Donald Trump a Nawrocki introdujo un matiz internacional sin precedentes. Trump no solo apareció junto a Nawrocki en la Casa Blanca, sino que envió a su exsecretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, a la conferencia CPAC en Polonia a respaldarlo. Incluso plantearon que una victoria de Nawrocki podría facilitar mayores vínculos militares entre EE. UU. y Polonia.
Esta intervención se produce en un contexto delicado: Polonia es un miembro crucial de la OTAN en el flanco oriental europeo, colindante con el conflicto en Ucrania. La elección de su presidente tiene, por tanto, implicaciones que alcanzan a la estabilidad continental.
Trzaskowski: modernización versus nostalgia
Rafał Trzaskowski representa la faceta urbana, cosmopolita y europeísta de Polonia. Su defensa de una agenda centrada en los derechos civiles, la integración europea y la cooperación multilateral contrasta radicalmente con la narrativa del retorno a las raíces cristianas, tradicionales y nacionalistas promovidas por Nawrocki y la derecha.
Sin embargo, Trzaskowski ha tenido que nadar contra la corriente: su coalición, liderada por el primer ministro Donald Tusk, no ha logrado consensuar reformas clave como la liberalización del aborto o la consolidación del Estado de derecho, generando frustración incluso entre sus electores.
¿Una Polonia unida o dividida?
En un gesto sorpresivo pero simbólico, Trzaskowski aceptó la invitación de Mentzen para una cerveza en su pub tras la entrevista de YouTube. El vídeo del encuentro, compartido por el ministro de Asuntos Exteriores Radek Sikorski con el lema “Por una Polonia que une, no separa”, se hizo viral.
Esta imagen, al límite entre el oportunismo político y el ideal de diálogo, provocó tensiones incluso dentro del movimiento de extrema derecha. “El hombre que hizo su carrera atacando a la élite política se ve ahora compartiendo cervezas con ellos”, fue una de las críticas de su propio sector.
Europa bajo presión: el auge del extremismo
Lo ocurrido en Polonia no es un caso aislado. En toda Europa, los partidos de ultraderecha han ganado tracción, alimentados por la crisis migratoria, la inflación, el desgaste institucional y el rechazo a las políticas verdes y LGBTQ+. Según un informe del European Council on Foreign Relations, 2024 podría ser el año en que la extrema derecha consolide poder a nivel continental.
Países como Francia, Alemania, Países Bajos y Hungría han visto un avance de las derechas radicales en los últimos años. En las elecciones europeas de 2019, partidos populistas y euroescépticos ya obtuvieron una cuarta parte del total de escaños.
Mentzen, el árbitro inesperado
El miércoles anterior al balotaje, Mentzen sorprendió al anunciar que no respaldaría a ninguno de los dos candidatos. “Voten según su conciencia,” dijo. Esta decisión ha sido interpretada como una táctica para preservar su capital político de cara a futuros comicios, e incluso como un gesto que refleja la profunda desconfianza entre su base y el sistema establecido.
Pero si bien Mentzen no dio una orden directa de voto, su influencia se mantiene. Su capacidad de abrir el debate político, de moldear prioridades, y de movilizar una base que antes no participaba activamente, lo convierte en el actor más disruptivo de esta campaña.
¿Qué esperan los jóvenes?
Una de las grandes incógnitas de estas elecciones es la participación joven. Según encuestas de salida en la primera ronda:
- El 35% de los menores de 30 años votó por Mentzen.
- Casi el 20% respaldó al candidato de izquierda radical Adrian Zandberg.
- Y un 6% votó al antisemita Grzegorz Braun.
Esta segmentación muestra que los jóvenes no forman un bloque homogéneo, pero sí un grupo crítico de votantes desencantados con las promesas incumplidas. Ven en la política tradicional un modelo agotado, en el que el cambio solo llega a través del shock, no de la evolución pacífica.
La nostalgia como oferta política
Piotr Buras, del ECFR de Varsovia, señala que “los votantes populistas hoy no buscan un futuro ideal, sino el regreso a un pasado glorioso”. Para muchos, las promesas progresistas pesan menos que la estabilidad de los valores conocidos, incluso si eso significa limitar derechos o alejarse de los consensos internacionales.
“La sociedad está cambiando tan rápido que parte de los votantes se asusta. Ante lo desconocido, prefieren refugiarse en lo conocido,” explicó Buras.
¿Qué está en juego?
Si gana Trzaskowski, se reforzaría el eje proeuropeo en Polonia en un momento donde Bruselas necesita aliados firmes para contener los avances rusos. Pero un triunfo de Nawrocki significaría el regreso de un veto presidencial conservador que podría bloquear el programa de reformas del gobierno de Tusk.
Además, afectaría las políticas de defensa, la relación con Ucrania e incluso los fondos europeos, ya que Bruselas exige respeto al Estado de derecho para liberar subvenciones retenidas desde 2020.
Una elección continental
Polonia no solo elige a su presidente. Está definiendo si sigue aliada al proyecto europeo de democracia liberal o si, al igual que Hungría y Eslovaquia, se alinea con una visión nacionalista, soberanista y conservadora.
Con una participación esperada superior al 60%, la decisión de los votantes jóvenes, la gestión política de un Mentzen omnipresente y el posible peso de la influencia global determinarán un resultado que tendrá repercusiones mucho más allá de Varsovia.