¿Vale la pena invertir dinero público en estadios deportivos? Una mirada al caso de Missouri

La competencia entre Kansas y Missouri por retener a los Chiefs y los Royals reabre el debate sobre los subsidios estatales al deporte profesional

El dilema del estadio: ¿oportunidad económica o gasto innecesario?

En pleno centro de Estados Unidos, Missouri se encuentra en una encrucijada: retener a sus históricos equipos deportivos —los Kansas City Chiefs de la NFL y los Kansas City Royals de la MLB— a través de un ambicioso paquete financiero, mientras intenta ayudar a comunidades recientemente devastadas por un tornado. La decisión ha reabierto intensos debates económicos, sociales e incluso políticos.

El gobernador Mike Kehoe convocó una sesión especial de la legislatura estatal para presentar un plan de emisión de bonos que cubriría hasta el 50% del costo de dos nuevos estadios o renovaciones. Esta decisión refleja la urgencia por evitar que Kansas —el estado vecino— se convierta en el nuevo hogar de los equipos, tras aprobar un financiamiento de hasta el 70% del costo de los estadios usando ingresos de apuestas deportivas, lotería estatal e impuestos específicos.

Un historia compartida entre Missouri y sus franquicias

Los Chiefs y los Royals han jugado codo a codo durante más de 50 años en el complejo deportivo de Jackson County, en la zona este de Kansas City, Missouri. Aunque su base de fanáticos se extiende a ambos lados de la frontera estatal, los vínculos emocionales, económicos e históricos que tienen con Missouri son profundos. Las franquicias han contribuido no solo a la identidad local, sino también a la economía estatal.

  • Los Chiefs ganaron el Super Bowl en tres ocasiones (2020, 2023 y 2024).
  • Los Royals conquistaron la Serie Mundial en 2015.

Pero esa lealtad está a prueba. Las concesiones fiscales y financieras que Kansas ofrece podrían cambiar el panorama por completo. De concretarse el traslado, el golpe a la economía y la moral social de Missouri sería sustancial.

El rechazo popular que encendió las alarmas

En 2023, los votantes del condado de Jackson rechazaron una propuesta de extensión de impuestos sobre las ventas para financiar un proyecto de $2,000 millones destinado a un nuevo distrito de béisbol para los Royals y una renovación de $800 millones para el Arrowhead Stadium de los Chiefs. El mensaje fue claro: los ciudadanos no están convencidos de que valga la pena financiar instalaciones privadas con fondos públicos.

Este resultado sorprendió a muchos en el gobierno, que asumían que el fervor deportivo de la región bastaría para aprobar la medida. Con Kansas listo para ofrecer una propuesta agresiva, Missouri se vio obligado a convocar la sesión extraordinaria.

¿El deporte como motor económico?

Los defensores del plan de financiación sostienen que los equipos son una gran herramienta de promoción económica, turismo e identidad regional.

“Los Chiefs y los Royals proyectan a Missouri a una escala nacional e internacional. Cada partido es una vitrina para atraer inversión y visitantes”, dijo Mike Kehoe.

Estudios del Bureau of Economic Analysis de EE. UU. han demostrado que eventos deportivos pueden tener un impacto positivo en la economía local, especialmente en sectores como la hotelería, restaurantes y transporte. Sin embargo, muchos economistas son escépticos.

Michael Leeds, profesor de Economía en la Universidad de Temple, afirmó:

“Si piensa que construir un estadio genera crecimiento económico, entonces también debería pensar que un casino o un parque de diversiones tiene el mismo impacto. El problema es que no genera nuevo consumo, simplemente reemplaza consumo que se haría en otra parte.”

Las cifras detrás del show

Construir o renovar un estadio moderno cuesta miles de millones de dólares. En Estados Unidos, los ejemplos abundan:

  • SoFi Stadium en California costó $5.500 millones (solo $300 millones fueron públicos).
  • Allegiant Stadium en Las Vegas costó $1.900 millones, financiado en parte con $750 millones en impuestos públicos.

El nuevo plan discutido en Missouri se centraría en autorizar bonos para cubrir hasta la mitad de los costos estimados, que rondan los $2.800 millones entre ambos proyectos. El plan incluiría formas de pago a lo largo de 30 años, con retornos dependientes de nuevos impuestos y actividades generadas alrededor de los estadios.

¿Intervención gubernamental o favoritismo privado?

Muchos críticos consideran que esto representa una intervención estatal insostenible a favor de entidades privadas. Los equipos deportivos, en última instancia, son negocios muy rentables. Por ejemplo:

  • Los Kansas City Chiefs tienen un valor estimado de $4.300 millones según Forbes.
  • Los Kansas City Royals valen alrededor de $1.200 millones.

“Si tienes una empresa con ese valor, ¿realmente necesitas que el estado te pague la mitad del edificio?”, se preguntan algunos legisladores de la oposición.

Además, muchas ciudades que han asumido deuda pública para construir estadios han visto resultados mixtos en cuanto al retorno económico: aumento de impuestos municipales, poca generación de empleo y abandono de otros rubros sociales como educación o infraestructura.

La competencia estatal: Kansas entra al juego

La amenaza es real. Kansas autorizó usar ingresos de:

  • Las apuestas deportivas.
  • La lotería estatal.
  • Nuevos impuestos sobre alcohol y ventas específicas.

para apoyar hasta el 70% del costo de las instalaciones si los equipos cruzan la frontera. Sería una victoria simbólica y económica decisiva para el estado. La ubicación considerada en Kansas está estratégicamente conectada y abarcaría fans del área metropolitana de Kansas City.

Esto pone sobre la mesa un cuestionamiento mayor: ¿deberían los estados competir entre sí por proyectos multimillonarios que quizás no tengan el retorno que prometen?

¿Qué está en juego en la sesión especial?

Los legisladores de Missouri tienen un calendario apretado y presiones contradictorias:

  • Los inversionistas y propietarios de los equipos quieren una señal clara antes de 2026.
  • La sociedad civil está dividida; muchos exigen más atención a servicios públicos, especialmente tras el reciente tornado en St. Louis.
  • El presupuesto estatal también atraviesa tensiones y no puede absorber inversiones sin una estrategia de retorno amplia.

De aprobarse, esta ley marcaría un precedente en el siglo XXI, declarando que los equipos deportivos merecen respaldo financiero estatal a gran escala. De no lograrse, se corre el riesgo real de quedarse sin franquicias históricas, lo que sería un golpe emocional y financiero para gran parte del estado.

En última instancia, Missouri está obligado a tomar una decisión que va más allá del deporte: se trata de definir qué tipo de inversión pública se considera legítima, y qué papel juegan los deportes profesionales en el desarrollo económico moderno.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press