Karl-Anthony Towns y los Knicks renacen en Indianápolis: Una serie que arde en las Finales del Este
Con un cuarto histórico de Towns y sacrificio colectivo, Nueva York descuenta la serie ante Indiana y mantiene viva la esperanza
Una noche para recordar en Indianápolis
Los New York Knicks escribieron este domingo por la noche otro capítulo memorable en su rica historia de playoffs al remontar una desventaja de 20 puntos y vencer 106-100 a los Indiana Pacers en el Juego 3 de las Finales de la Conferencia Este. Fue un espectáculo de carácter, estrategia y talento, protagonizado por un Karl-Anthony Towns heroico, quien anotó 20 de sus 24 puntos en el último cuarto.
Con Jalen Brunson limitado en minutos por problemas de faltas, Towns se echó el equipo al hombro pese a una evidente molestia en la rodilla. Su actuación dio vuelta un partido que parecía perdido cuando New York caía por 16 en el tercer cuarto. El triunfo no solo representa un respiro, sino que coloca la serie 2-1 con el Juego 4 programado en la misma ciudad, lo que representa una oportunidad de oro para empatarla.
La saga de Karl-Anthony Towns: ¿el momento que redefinió su legado?
No es un secreto que Towns, nacido en Nueva Jersey pero de sangre dominicana, ha pasado años siendo criticado por su incapacidad de liderar en momentos definitorios. Incluso en Minnesota, donde fue la cara de la franquicia, la percepción fluctuaba entre superestrella y jugador eficiente sin alma competitiva.
Pero el Juego 3 en Indianápolis podría haber cambiado ese guion de forma definitiva.
Después de cerrar el tercer cuarto con 4 puntos y los Knicks debajo 82-72, Towns emergió con una intensidad pocas veces vista en él. Anotó un triple para abrir el último periodo y continuó atacando el aro, ganando rebotes, forzando faltas y liderando la remontada. Cerró el encuentro con 24 puntos y 15 rebotes en una batalla física hasta el último segundo.
“Esta noche nos exigía no darnos por vencidos”, dijo Towns. “Yo quería hacer lo que fuera para ganar. Sabíamos que no podíamos permitir un 0-3, y todo el equipo confió”.
El rol silencioso pero clave de Brunson
Jalen Brunson, el motor del equipo durante toda la temporada (29.9 pts y 6.7 asist en sus últimos 10 juegos), jugó condicionado por faltas, pero fue quien hizo el tiro que puso a los Knicks al frente (89-88) con 7:10 por jugar. Su compostura y manejo del balón en los minutos finales fueron determinantes.
Terminó con 23 puntos, a pesar de haber jugado solo 29 minutos, y demostró una vez más por qué está entre los armadores más confiables en esta postemporada.
Contexto histórico: otra remontada de 20 puntos para los Knicks
No es la primera vez que Nueva York remonta una gran desventaja en estos playoffs. De hecho, remontaron 14 puntos en el Juego 1 de esta misma serie y 18 frente a los 76ers en la primera ronda.
Remontar tres partidos consecutivos con doble dígito en contra no solo habla de carácter, sino también de una dirección técnica afilada. El entrenador Tom Thibodeau, muchas veces cuestionado por su rigidez táctica, está demostrando su versatilidad cuando más lo necesita su equipo.
La baja de Nesmith y el impacto emocional en Indiana
El tercer cuarto fue crucial también por otra razón: Aaron Nesmith, el mejor defensor perimetral de Indiana, sufrió un esguince en el tobillo derecho. Aunque volvió a la cancha en el cuarto, estaba visiblemente limitado. Su ausencia dejó a Haliburton y Turner sobreexpuestos en defensa ante la ofensiva de los Knicks.
El entrenador Rick Carlisle lo dijo sin rodeos: “No ejecutamos lo suficiente y nuestra defensa colapsó en el momento más importante”.
Estadísticas que explican la resurrección de New York
- New York encestó 50% en tiros de campo en el último cuarto, frente al 39% de Indiana.
- Los Knicks forzaron 5 pérdidas en los primeros 6 minutos del cuarto decisivo.
- Towns atrapó 6 de sus 15 rebotes en los últimos 6 minutos.
Estos números revelan no solo ejecución sino hambre por ganar.
El dato curioso: maldición del Indy 500
Con la celebración del Indianapolis 500 el mismo día, los Pacers extendieron su récord negativo a 0-4 cuando juegan el mismo día que la mítica carrera. Curiosamente, dos de esas derrotas han sido contra los Knicks.
El campeón del Indy 500, Alex Palou, fue ovacionado en el segundo cuarto en una noche que comenzó con alegría para los locales, pero terminó en decepción, a pesar del impulso emocional del evento automovilístico más grande de EE. UU.
Haliburton sin estelaridad, Turner sin respuesta
Tyrese Haliburton comandó a los Pacers con 20 puntos y seis asistencias, pero anotó sólo 3 en el cuarto final. Myles Turner, que venía promediando más de 19 puntos por partido en playoffs, no pudo contener a Mitchell Robinson en la pintura y terminó con un +/- de -8 en pista.
Indiana vive y muere por su alta capacidad ofensiva. Pero su defensa es vulnerable en juegos cerrados. El ritmo rápido y la verticalidad que suelen favorecerlos jugaron en su contra cuando Nueva York llevó el partido a posesiones largas y físicas.
El Juego 4: ¿quién tiene la presión ahora?
Pocas veces un equipo local con ventaja de 2-1 llega al cuarto juego con tanta presión. Por un lado, Indiana sabe que dejar paridad la serie en casa sería regalar la localía. Por el otro, los Knicks lucen como si hubieran desempolvado la mística de los ’90, esa opción que siempre creíamos dormida.
“Nosotros no cedemos. Este equipo ha sido golpeado, se ha levantado y ahora pelea”, declaró el veterano dispositivo defensivo OG Anunoby.
Los ajustes tácticos que marcarán el Juego 4
Claves que podrían definir el próximo partido:
- Recuperación de Nesmith: su rol para frenar a Brunson es vital.
- Mayor involucramiento ofensivo de Haliburton: necesita crear más desde el pick and roll.
- Towns operando como falso 5: cuando juega con Julius Randle o sin pivote, encuentra más espacios.
- Rotación más profunda de Thibodeau: la entrada de Quentin Grimes dio aire fresco a la segunda unidad.
¿Podrán los Pacers recuperar el control?
Indiana ha sido uno de los equipos más consistentes en casa, pero los playoffs son un territorio que exige algo más que estadísticas. Con un Towns motivado, un Brunson que vuelve fresco y un equipo que cree en sí mismo, los Knicks están lejos de estar acabados.
“Solo puedes medir a un equipo cuando está contra las cuerdas”, dijo una vez Pat Riley. Y si eso es cierto, los Knicks han pasado la prueba.