Escudos Humanos en Gaza: La Práctica Prohibida que Desvela una Crisis Moral en el Ejército Israelí

Testimonios, documentos y voces internas revelan cómo el uso de civiles palestinos como escudos se ha convertido en una táctica sistemática en la guerra entre Israel y Hamás

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Una sombra sobre la legalidad internacional

Durante 19 meses de uno de los conflictos más devastadores entre Israel y Hamás, han salido a la luz escalofriantes testimonios que apuntan hacia una práctica condenada internacionalmente: el uso de civiles palestinos como escudos humanos por parte del ejército israelí. Esta táctica no solo vulnera el derecho internacional humanitario, sino que también pone en duda la integridad operativa y moral de una de las fuerzas militares más avanzadas del mundo.

Un puñado de soldados israelíes y varias víctimas palestinas han roto el silencio, detallando cómo civiles han sido forzados a entrar en casas, túneles y hospitales bajo amenaza de muerte. Todo para comprobar la presencia de explosivos o combatientes, antes de que las tropas ingresen.

“Hazlo o te matamos”

Ayman Abu Hamadan, un palestino de 36 años, fue uno de estos escudos. Durante más de dos semanas en agosto de 2024, estuvo rodeado por soldados israelíes, quienes le ordenaban registrar casas peligrosas. Iba vestido con uniforme militar, con una cámara en la cabeza, para actuar como si fuera uno de ellos. El objetivo: evitar bajas israelíes y no emplear perros entrenados.

“Me golpeaban y me decían: ‘No tienes otra opción. Hazlo o te matamos’”, relató Abu Hamadan. Fue obligado a inspeccionar cada rincón, agujero o sótano. Dormía maniatado en habitaciones oscuras, soñando con salir con vida para ver de nuevo a su familia.

Una práctica prohibida

El Tribunal Supremo de Israel prohibió el uso de civiles como escudos humanos en 2005. Sin embargo, ONGs de derechos humanos como B’Tselem y Breaking the Silence han reportado continuas violaciones desde entonces. El uso de civiles palestinos comenzó como eventos aislados, pero hoy, según testimonios, se ha normalizado incluso con protocolos como el llamado “protocolo mosquito”, que indica la necesidad de “traer un mosquito” — jerga militar para encontrar civiles que examinen primero zonas en conflicto.

“No son casos aislados. Apuntan a un colapso moral y sistémico”, afirma Nadav Weiman, director ejecutivo de Breaking the Silence, una organización israelí integrada por exsoldados que denuncia abusos internos.

El mosquito y la técnica del miedo

Un oficial del ejército israelí, bajo anonimato, comentó que por cada unidad de infantería desplegada en Gaza, había al menos un civil palestino forzado a actuar como punta de lanza. “Una vez que se originó la idea, se expandió como fuego en una pradera. Era eficaz y rápida”, dijo el joven de 26 años.

Algunos escudos fueron vestidos como militares israelíes para evitar tiros por error. Aun así, algunos fueron ejecutados por fuego amigo, confundidos con milicianos enemigos.

¿Es una respuesta al uso de escudos humanos por parte de Hamás?

La narrativa oficial del ejército israelí es que nunca se autorizan estas prácticas. De hecho, suelen acusar a Hamás de usar a civiles como protección. Israel ha denunciado repetidamente que la organización aprovechaba hospitales y escuelas para ocultar combatientes o arsenales, lo que habría intensificado las cifras de muertos civiles en Gaza.

Michael Schmitt, experto en derecho internacional humanitario y profesor en West Point, explica que “cuando tu enemigo viola las leyes de guerra, es más difícil exigirles a tus soldados que se apeguen a ellas. Pero eso no los exonera de su cumplimiento”.

Soldados que se rebelan

Un sargento que estuvo en Gaza a mediados de 2024 dijo que su unidad intentó negarse a esta táctica, pero recibieron respuestas como: “No se preocupen por las leyes internacionales; están protegidos”, dicha por un alto oficial.

El mismo sargento relató cómo utilizaron a un joven de 16 años y a un adulto de 30. “El chico temblaba sin parar y decía ‘Rafah, Rafah’ como si implorara regresar con su familia”.

Los escudos también tienen rostro

Masoud Abu Saeed, padre de familia, fue forzado en marzo de 2024 en Khan Younis a vestir un chaleco de primer respondedor y entrar en hospitales y casas con sospechas de túneles. Su herramienta: un martillo y corta cadenas. En una de las incursiones se topó con su hermano, usado por otra unidad.

“Pensé que lo habían ejecutado”, remarca entre lágrimas. “Nos abrazamos. Los soldados nos lo permitieron. Fue un instante que no olvidaré jamás”.

Hazar Estity, una mujer del campamento de refugiados de Jenin en Cisjordania, fue obligada a grabar varios departamentos durante una redada israelí. Quería regresar con su hijo de 21 meses pero los soldados ignoraron sus súplicas. “Temía que me mataran. Temía no volver a verlo”.

La hipocresía de las élites

El testimonio más contundente lo expresa Weiman: “Israel acusa con vehemencia a Hamás por usar escudos humanos, pero tenemos soldados que admiten hacer lo mismo”.

La contradicción pone a Israel en una posición ética incómoda. Mientras busca apoyo diplomático y justifica bombardeos por la supuesta presencia de civiles forzados por Hamás, sus propias tropas estarían recurriendo a tácticas similares.

¿Se hará justicia?

El ejército israelí ha prometido investigar algunos de los casos relatados por medios y ONGs, pero no ha ofrecido resultados ni nombrado responsables. De hecho, no ha dado detalles sobre procedimientos disciplinarios o cambios de estrategia para evitar nuevas infracciones.

En lo que va de la guerra, más de 35.000 palestinos han muerto, entre ellos miles de mujeres y niños, según datos del Ministerio de Salud en Gaza, controlado por Hamás. Israel reconoce cientos de bajas militares propias y más del 70% de daño urbano irreparable en la Franja, incluyendo destrucción de hospitales, escuelas e infraestructura clave.

Las reglas del juego roto

La crueldad que supone usar escudos humanos no solo expone a inocentes a la muerte, sino que destroza la confianza en los mecanismos de justicia internacional. Aunque el uso de civiles con fines militares está tipificado como crimen de guerra en los Convenios de Ginebra, su aplicación efectiva requiere pruebas claras, voluntad política y tribunales capaces de actuar sin presiones diplomáticas.

En un mundo donde la información fluye en tiempo real, negaciones oficiales se contrastan al instante con videos, testimonios y reportajes investigativos. Lo que antes era control narrativo hoy es exposición inmediata.

“No puedo cerrar los ojos”

Un oficial israelí, que actuó como denunciante, expresó su desilusión: “No quería que mi servicio militar me convirtiera en alguien incapaz de distinguir lo correcto de lo brutal. Por eso hablé”.

La práctica de “usar mosquitos” continúa organizadamente, según fuentes, mientras los altos mandos se blindan con silencio. Y aunque las guerras son por definición escenarios de horror, no deberían vaciar nuestra humanidad de sus últimos vestigios.

La comunidad internacional, ONGs y Naciones Unidas han condenado el uso de escudos humanos durante el conflicto, llamando al respeto del derecho humanitario. Aún así, las investigaciones siguen, y las víctimas —israelíes o palestinas— esperan que lo que alguna vez fue secreto, hoy tenga consecuencias.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press