El declive de Planned Parenthood en el Medio Oeste: un reflejo alarmante de los ataques contra los derechos reproductivos
Cierres, restricciones legales y recortes presupuestarios amenazan el acceso a la salud sexual y reproductiva en parte del corazón de Estados Unidos
Una de las organizaciones más emblemáticas en cuanto a salud reproductiva en Estados Unidos, Planned Parenthood North Central States (PPNCS), anunció recientemente el cierre de ocho de sus clínicas en Iowa y Minnesota, una decisión que, según la entidad, responde al congelamiento de fondos federales, severos recortes presupuestarios y nuevas regulaciones estatales restrictivas sobre el aborto.
Una ofensiva legal y política sistemática
La presidenta y directora ejecutiva de PPNCS, Ruth Richardson, afirmó en un comunicado: “Hemos estado luchando por mantener una infraestructura insostenible mientras el panorama político cambia a nuestro alrededor y los ataques continúan”. Esta declaración resume el tenor de una batalla que lleva años en curso en varios estados republicanos donde el acceso al aborto y a otros servicios reproductivos ha sido debilitado sistemáticamente.
En Iowa, cuatro de las seis clínicas serán cerradas, incluyendo la única en todo el estado que realizaba abortos, ubicada en Ames, una ciudad universitaria clave por ser sede de Iowa State University. Las demás incluyen ubicaciones en Cedar Rapids, Sioux City y la suburbana Urbandale. Minnesota, por su parte, verá el cierre de cuatro clínicas, incluida la de Richfield, cercana a Minneapolis, donde también se ofrecían procedimientos abortivos.
El impacto humano: empleados y pacientes
Como resultado de estos cierres, Planned Parenthood despedirá a 66 empleados y solicitará a otros 37 que se trasladen a otras instalaciones si desean conservar su empleo. No se trata solo de pérdidas institucionales, sino también de un golpe directo a las comunidades que dependen de estos servicios.
La organización destaca que seguirá invirtiendo en telemedicina, ya que atiende a aproximadamente 20,000 pacientes al año mediante consultas virtuales. Aunque esto es positivo, no remplaza del todo el acceso físico necesario para exámenes como pruebas de cáncer cervical, tests de enfermedades de transmisión sexual y procedimientos de aborto.
Contexto de política federal: Trump y los fondos bloqueados
Uno de los factores que precipitaron estos cierres fue la decisión de la administración Trump de congelar $2.8 millones de dólares en fondos destinados a Minnesota para servicios de salud sexual y reproductiva. Aunque por ley estos fondos no se pueden utilizar para abortos, muchos opositores argumentan que sirven indirectamente para sustentar dichas operaciones, y han presionado durante años para su eliminación total.
Los recortes también afectan programas de prevención del embarazo en adolescentes y servicios de Medicaid, base para el acceso a la salud de millones de estadounidenses de bajos ingresos. La suma de estos factores ha hecho colapsar la viabilidad de varias clínicas, especialmente en entornos rurales o comunidades marginadas.
Iowa y las leyes antiaborto más severas del país
En julio del año pasado, Iowa aprobó lo que muchos activistas consideran una de las leyes más restrictivas del país: la prohibición del aborto a partir de las seis semanas de embarazo, momento en el cual muchas mujeres aún no saben que están embarazadas. El resultado fue un descenso del 60% en los abortos practicados en ese estado durante los primeros seis meses posteriores a la implementación de la ley.
Esto ha creado un efecto dominó en otros estados: la demanda de servicios de aborto ha aumentado considerablemente en sus vecinos Minnesota y Nebraska, llevando al límite la capacidad de las clínicas que sí permanecen abiertas.
Poco acceso en una vasta región
Con los nuevos cierres, PPNCS quedará operando solo con 10 clínicas en Minnesota, dos en Iowa, dos en Nebraska y una en Dakota del Sur. En Dakota del Norte, la organización no opera clínicas, aunque sí tiene una instalación en Moorhead, Minnesota, justo al otro lado del río Red desde Fargo.
Del total de 15 clínicas restantes, solo seis ofrecerán servicios abortivos: cinco en Minnesota (tres en el área de Minneapolis) y una en Omaha, Nebraska.
La batalla judicial por los derechos reproductivos
La situación de Planned Parenthood no ocurre en un vacío. Forma parte de una tendencia nacional de erosión del derecho al aborto desde que la Corte Suprema revocó el histórico fallo Roe vs. Wade en junio de 2022. Desde entonces, más de una docena de estados han implementado prohibiciones totales o casi totales del aborto.
Según el Guttmacher Institute, que monitorea políticas de salud reproductiva en EE.UU., 21 estados ya han aprobado leyes que limitan estrictamente el acceso al aborto, y otros tienen proyectos similares en curso.
Más allá del aborto: una red de servicios integrados en peligro
Un aspecto frecuentemente ignorado es que Planned Parenthood no ofrece únicamente servicios abortivos. La mayoría de sus visitas están relacionadas con exámenes de salud preventiva, educación sexual, control de natalidad y detección y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual.
La pérdida de estos centros implica la interrupción de una red de salud pública crítica, especialmente en zonas rurales donde a menudo es la única opción accesible para atención ginecológica. La consecuencia inmediata será un aumento en enfermedades no diagnosticadas, embarazos no planeados y una carga adicional para los pocos centros que siguen operando.
Resistencia local e implicaciones culturales
Frente a estos ataques, las comunidades impactadas no han permanecido en silencio. El cierre de clínicas ha dado lugar a manifestaciones públicas, resistencia legal y movilización comunitaria. En particular, las zonas universitarias como Ames y el área metropolitana de Minneapolis han sido centros de organización en defensa de los derechos reproductivos.
Más que una cuestión de atención médica, este asunto tiene profundas raíces culturales y sociales. Para muchas comunidades, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo forma parte de luchas más amplias por la autodeterminación, el acceso igualitario a la salud y la justicia social.
El papel de la telemedicina: ¿solución o paliativo?
Planned Parenthood ha apostado a la telemedicina como una estrategia de supervivencia. Sin embargo, aunque útil en ciertos casos (como el seguimiento de tratamientos o el asesoramiento), muchos procedimientos requieren de atención presencial: colocación de DIUs, exámenes pélvicos, biopsias cervicales, entre otros.
Además, la brecha digital —particularmente en zonas rurales— sigue siendo una barrera. Acceso a internet estable, privacidad adecuada en el hogar y educación digital básica son todavía lujos para muchas personas.
Mirando al futuro: ¿quién defiende el derecho a decidir?
Con este panorama, los ojos están puestos en las elecciones estatales y federales de 2024. Para organizaciones como Planned Parenthood y sus aliados, estas cierres representan un llamado urgente a la acción. El futuro del acceso a la salud reproductiva depende de la legislación y del compromiso cívico en cada comunidad.
Como dijo Ruth Richardson: “No podemos seguir sosteniendo una infraestructura que el gobierno se empeña en destruir”. La pregunta es si una sociedad que se dice democrática está dispuesta a permitir que los derechos reproductivos se conviertan en simples vestigios del pasado.