Amenazas en el diamante: cuando el odio supera las líneas del juego

El caso de Liam Hendriks expone el lado oscuro de la pasión por el béisbol en la era de las redes sociales

En un mundo donde el deporte no solo se vive en estadios sino también en timelines digitales, el reciente episodio que envuelve al lanzador de los Boston Red Sox, Liam Hendriks, pone el foco en una creciente problemática: el acoso en redes sociales contra los jugadores profesionales y sus familias.

Un mensaje que no tiene cabida

El pasado jueves, Liam Hendriks publicó en su cuenta de Instagram un mensaje que cimbró el entorno de las Grandes Ligas: reveló que tanto él como su esposa habían recibido amenazas de muerte tras una derrota de los Red Sox contra los Mets. "Las amenazas contra mi vida y la de mi esposa son horribles y crueles", escribió. "Creo que hablo en nombre de todos los jugadores que han tenido que lidiar con esto cuando digo: ya es suficiente".

El impacto fue tal que el mánager del equipo, Alex Cora, expresó su completo respaldo hacia Hendriks, enfatizando que los jugadores están cada vez más expuestos a este tipo de situaciones por su visibilidad pública. "Estamos en el ojo público y la gente siente que tiene derecho a decir lo que quiera", afirmó Cora en rueda de prensa.

Un deporte cada vez más vulnerable

Las declaraciones de Cora también tocaron un punto delicado: la influencia de las apuestas deportivas y cómo estas han amplificado la agresividad de algunos aficionados. "Una decisión, un lanzamiento, una jugada... puede poner a nuestros jugadores en una situación peligrosa. Y no es culpa de ellos", afirmó. Esta visión cobra especial fuerza en un contexto donde las apuestas se han legalizado en muchos estados de EE.UU. y generan una presión extra sobre los deportistas.

El caso Hendriks: más allá del juego

Lo que hace aún más lamentable esta situación es el antecedente heroico de Hendriks. Apenas el año pasado, superó un diagnóstico de linfoma no-Hodgkin y se integró a los Red Sox luego de firmar como agente libre. Sin embargo, una lesión en el codo le impidió jugar en toda la temporada 2023. Su retorno en 2024 aún no ha sido el ideal (tiene un ERA de 5.56 en 11 partidos), pero nadie puede cuestionar su lucha y compromiso.

Alex Cora: experiencia personal en carne propia

Cora no habla desde el púlpito, sino desde la experiencia. En 2020, fue suspendido por su participación en el escándalo de robo de señas de los Astros de Houston en 2017. "Puse a mi familia en una situación difícil, especialmente cuando se supo la noticia. Fue peligroso y teníamos miedo", recordó. En aquella ocasión, recurrió al equipo de seguridad de la MLB para proteger a sus seres queridos.

Recientemente él mismo fue criticado en redes sociales cuando se ausentó de un partido contra los Mets para asistir a la graduación universitaria de su hija. Aunque fue un momento familiar importante, hubo ciertos aficionados que utilizaron internet como trinchera para atacar esa decisión.

Más que cifras, son personas

El deporte profesional, y en particular el béisbol, siempre ha sido una pasión que roza la devoción para muchos fanáticos. Pero cuando esa pasión cruza la línea hacia el odio o la violencia, se pierde toda perspectiva humana. Los jugadores no son robots; tienen familias, sentimientos, salud emocional que puede ser afectada por una cultura tóxica de acoso digital.

Según un informe de la Radio Pública Nacional (NPR), el 80% de los atletas olímpicos entrevistados declararon haber recibido abusos o amenazas en línea alguna vez en sus carreras. En ligas profesionales como la NFL, NBA o MLB, las cifras pueden variar, pero el patrón se repite.

El peligro del anonimato

Las plataformas como X (antes Twitter), Instagram o Reddit han alimentado una cultura donde el anonimato muchas veces estimula lo peor del ser humano. Cora fue enfático: “A veces vienen de personas reales. Otras veces, de cuentas falsas… personas ficticias. Eso nos pone a todos en una posición difícil”.

No es un asunto menor

La asociación de jugadores de MLB ha expresado preocupación en varios comunicados recientes respecto a la seguridad emocional y física de sus miembros. Aunque existen protocolos de seguridad, la velocidad con que un ataque puede esparcirse en redes sociales convierte cualquier amenaza, por mínima que parezca, en un motivo de alarma.

La MLB, según fuentes internas, reforzó en los últimos años los canales de denuncia y seguimiento ante amenazas virtuales, y trabaja con empresas tecnológicas como Meta y X para detectar amenazas creíbles de forma automatizada. Sin embargo, el reto sigue siendo mayúsculo.

Responsabilidad del fanático

Como espectadores y fanáticos, muchos olvidan que detrás de cada estadística hay una historia. Liam Hendriks luchó contra el cáncer. Alex Cora eligió a su hija en un día único. Carlos Correa, por ejemplo, fue recientemente activado por los Minnesota Twins luego de superar el protocolo de conmoción cerebral, tras chocar con Byron Buxton en un partido contra Baltimore. ¿Y aún así algunos sienten que está bien amenazarlos cuando el resultado no los favorece?

Redes sociales: ¿foro o campo de batalla?

Las redes sociales tienen el potencial de acercar a los jugadores con sus aficionados, pero hoy en día, ese puente se ha transformado en muchos casos en un campo de batalla. Ya no son trivias o saludos; son insultos, acosos, montajes y amenazas que buscan la viralidad sin medir consecuencias.

Hendriks lo sintetizó con una contundente frase: “Ya es suficiente”. Una llamada urgente a cambiar el tono, a recordar que el deporte debe inspirar, unir, emocionar... no dividir ni sembrar odio.

El béisbol, como cualquier otro deporte, necesita regresar al centro humano de su existencia. Mientras no lo hagamos, no habrá home run que valga más que la dignidad y seguridad de quienes construyen el juego.

#StandWithHendriks

Este artículo fue redactado con información de Associated Press