Trump y sus ideas extravagantes: ¿ocurrencias o estrategia política calculada?

Planes imposibles, declaraciones provocativas y cambios de rumbo: Así se mueve el expresidente entre escándalos mediáticos y maniobras geopolíticas

Una presidencia a base de titulares

Desde que irrumpió en la política estadounidense, Donald Trump ha desafiado la lógica convencional del liderazgo presidencial. Lo que en otros mandatarios se vería como simple improvisación, en Trump se ha convertido en una marca registrada: lanzar ideas bombásticas, sin filtro y cargadas de impacto mediático. ¿Son estas ideas auténticas propuestas o maniobras calculadas para dominar la narrativa nacional e internacional?

El segundo mandato del expresidente ha sido igual o más volátil que el primero. Propuestas como anexar Canadá, comprar Groenlandia o reabrir la prisión de Alcatraz parecen salidas del libreto de una película distópica. Sin embargo, cuando esas ideas se repiten, se discuten y se debaten, dejan de parecer tan ridículas para parte del electorado, cumpliendo un objetivo político: mantener a Trump en el centro del escenario.

Una Air Force One de lujo, cortesía de Qatar

Entre las ideas que se están concretando, destaca la aceptación de un jet de lujo de $400 millones donado por Qatar, que el Pentágono ya ha aprobado para su uso como una versión transitoria del Air Force One. Aunque su implementación será cara y tardará tiempo debido a la necesidad de adaptarlo a protocolos de seguridad, la propuesta ha generado fuertes críticas.

Ética y legalmente, aceptar regalos costosos de gobiernos extranjeros podría implicar una violación a la cláusula de emolumentos de la Constitución de EE. UU., que prohíbe que funcionarios reciban regalos sin la aprobación del Congreso. Como ha destacado el profesor de derecho Richard Painter: “Esto bordea peligrosamente zonas de influencia extranjera que la Constitución buscaba evitar”.

Groenlandia, Gaza y Canadá: ¿nuevas estrellas en la bandera?

La obsesión geográfica del expresidente no conoce límites. Cuando en 2019 sugirió comprar Groenlandia, fue motivo de burla global. Sin embargo, años después, ha vuelto a hablar del tema, y ahora su mano derecha, el vicepresidente J.D. Vance, ha promovido la idea en una visita oficial, afirmando que "a lo mejor quieren hacer un trato".

Canadá también ha sido blanco de sus ambiciones expansionistas. Declaraciones como «sería una unión maravillosa» y guiños al nuevo primer ministro canadiense fueron interpretadas como bromas por algunos, pero tomados muy en serio por otros. Mark Carney, primer ministro de Canadá, rechazó públicamente la propuesta: “Canadá no está en venta”.

Quizás el más polémico ha sido su propuesta para Gaza. Trump sugirió que EE. UU. tome control del territorio devastado e incluso propuso transformar la Franja en una especie de resort de lujo: “Trump Gaza”, en sus palabras, un “Riviera del Medio Oriente”. Este tipo de propuestas han sido duramente criticadas por gobiernos árabes, que consideran la iniciativa una apropiación neocolonialista en medio de un conflicto en curso.

¿Volver a Alcatraz?

Otra ocurrencia fue reabrir Alcatraz, la célebre prisión en la Bahía de San Francisco, que se transformaría en un centro de detención para migrantes. La idea, además de generar rechazo en California, fue considerada inviable por expertos en infraestructura y derechos humanos. El gobernador Gavin Newsom la desestimó como una “distracción grotesca”.

William K. Marshall III, jefe del Buró Federal de Prisiones, ordenó un estudio para “evaluar las necesidades y próximos pasos”, aunque la evaluación no ha avanzado. ¿Realismo logístico? Poco. Valor simbólico y político dentro de una narrativa antimigratoria radicalizada? Mucho.

¿Un camino para la ciudadanía dorada?

Otra de las ideas actuales del expresidente es una “tarjeta dorada” que permitiría que personas de “altísimo nivel” compren una visa a EE. UU. por la módica suma de $5 millones. Aunque oficialmente aún no están a la venta, el secretario de Comercio confirmó que ya ha vendido 1,000 tarjetas a través de canales privados.

Esto revive el viejo debate sobre los sistemas migratorios basados en riqueza. Similar al programa británico de “Investor Visa”, el cual fue eliminado por temor a infiltración rusa, esta propuesta de Trump también ha sido atacada por promover un sistema de ciudadanía elitista.

Revisar Fort Knox con Elon Musk

La fiebre de teorías conspirativas también ha llegado al oro de la Reserva Federal. Trump propuso que Elon Musk lo acompañe a Fort Knox para ver si el oro todavía está ahí. Aunque no pasó más allá del discurso, la declaración provocó aplausos en una conferencia conservadora y aumentó la popularidad del magnate entre círculos identitarios y libertarios.

Este tipo de gestos apuntan a una constante en su estrategia: diseminar duda para incentivar control o acción.

Estados Unidos y la Commonwealth

En marzo, Trump escribió que le parecía “interesante” la idea de que EE. UU. se una simbólicamente a la Commonwealth británica. Si bien parece una ocurrencia sin viabilidad jurídica, causó revuelo en medios británicos y generó una respuesta firme de sectores conservadores que rechazaron la idea diciendo que “América debe seguir siendo América”.

El autopen de Biden: ¿golpe institucional o paranoia?

Otro de sus blancos recurrentes es la legitimidad de su predecesor. Trump ha denunciado que durante el gobierno de Biden se utilizó un “autopen” —dispositivo para firmas automatizadas— para validar documentos oficiales, incluyendo perdones presidenciales. Aunque esta práctica ha sido utilizada desde al menos la administración Bush, Trump la ha usado para cuestionar la autoridad mental de Biden.

La táctica recuerda a los tiempos en que cuestionó el lugar de nacimiento de Obama. Es una fórmula conocida: atacar la legitimidad del oponente para fortalecer la propia.

Lifting de sanciones en Siria: la apuesta más riesgosa

Quizás la propuesta más geopolíticamente cargada de la lista es levantar las sanciones a Siria. Tras la caída de Bashar al Assad, un nuevo gobierno liderado por Ahmad al-Sharaa (fuertemente cuestionado por sus antecedentes con grupos vinculados a Al Qaeda) fue reconocido por EE. UU. Trump anunció con bombos y platillos que eliminaría todas las sanciones y apostaría por un “Siria levantada” que podría convertirse en “aliada de Occidente”.

Sin embargo, esta idea divide a su propio gabinete. Mientras figuras como el Secretario de Estado Marco Rubio abogan por alivios graduales, otros proponen exigir condiciones estrictas, como unión con Israel bajo los Acuerdos de Abraham. Mientras tanto, el Congreso se resiste a derogar leyes como el Caesar Act, que impone sanciones por crímenes de guerra del régimen anterior.

Una cita relevante de Rubio en el Congreso: “Si no nos comprometemos, las posibilidades de éxito son nulas. Si lo hacemos, aunque sea mínimamente, puede que funcione.”

Correr por un tercer mandato

Una de sus ideas más inquietantes sigue siendo presentarse para un tercer mandato. Aunque la Enmienda 22 de la Constitución prohíbe claramente más de dos mandatos, Trump ha reproducido rumores sobre supuestos “vacíos legales” y ha empezado a vender mercancía con logos de “Trump 2028”.

Consultado por NBC, dijo: “No lo estoy considerando... pero mucha gente me lo pide” y en una nota a la revista Time advirtió: “Hay métodos para lograrlo”.

¿Genio estratégico o demagogo incontrolable?

Las ideas de Trump, en su mayoría, no prosperan institucionalmente, pero alimentan un ecosistema político que premia el espectáculo sobre la ejecución, la convicción sobre la evidencia y la hiperactividad sobre la gobernabilidad. Como ha explicado la analista política Nicole Hemmer: “Sus propuestas no son necesariamente para ser implementadas. Son armas para moldear la conversación pública.”

Y quizás, ese sea precisamente el punto: mantener su dominio sobre el espacio mediático y asegurarse una base fiel capaz de traducir sus provocaciones en votos reales.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press