Trump, criptomonedas y conflicto de intereses: ¿una revolución financiera o un riesgo ético?

El expresidente impulsa el mercado cripto con iniciativas personales mientras sus críticos denuncian uso político y familiar de una industria aún en construcción

Trump y las criptomonedas: una alianza inesperada

Desde afirmar en 2019 que las criptomonedas “no son dinero” hasta declararse “fan de las cripto” a bordo del Air Force One en 2024, la transformación del expresidente Donald Trump en uno de los principales promotores del mundo cripto ha sido tan sorprendente como controversial. El giro ideológico no es gratuito. En los últimos meses, Trump ha protagonizado múltiples eventos relacionados con criptomonedas, desde cenas privadas hasta conferencias multitudinarias, e incluso ha lanzado su propia meme coin: el $TRUMP. Este activo digital ha sido promocionado como una herramienta para “divertirse” entre sus seguidores, pero más allá del chiste, lo que ha generado polémica es su utilidad real: otorgar acceso directo al expresidente.

La cena de los 220 y el acceso al poder

El pasado jueves se realizó una ostentosa cena en el club de golf de Trump en Virginia, donde asistieron los 220 mayores inversionistas de la moneda $TRUMP. Los mejores cuatro —entre ellos el excéntrico millonario Justin Sun— recibieron relojes valorados en $100,000 con temática crypto-Trump. Al evento asistieron figuras clave de la industria como Sheldon Xia, fundador de la exchange BitMart. Esto ha desatado críticas sobre la opacidad con la que se podría estar comprando influencia política mediante mecanismos anónimos de inversión cripto. ¿Se trata de una nueva forma de lobby disfrazada de inversión descentralizada?

¿El presidente o el vendedor en jefe?

“El presidente se está convirtiendo en un ‘salesman-in-chief’”, afirma James Thurber, académico y experto en ética del gobierno. Thurber señala que la participación directa de Trump en proyectos como World Liberty Financial —una firma cuyo 60% pertenece a sus hijos y otros familiares— representa un motivo de preocupación ética y legal. Uno de los productos principales de este proyecto es USD1, una stablecoin respaldada supuestamente por activos como bonos del Tesoro. En abril de 2024 anunció una inversión de $2 mil millones por parte de un fondo emiratí, destinado a adquirir parte de Binance, la casa de intercambio de criptomonedas más grande del mundo. Esta conexión entre política, negocios familiares y criptomonedas internacionales desafía los modelos regulatorios tradicionales.

La industria cripto: ¿beneficiada o manchada?

Si bien la presencia de Trump ha revivido optimismo entre los entusiastas pro-crypto, algunos de los inversionistas más serios temen que este vínculo con memes coins y promociones personales empañe sus esfuerzos por institucionalizar y legitimizar el ecosistema. Nic Carter, socio de Castle Island Ventures y partidario de Trump, criticó esta alianza en declaraciones recientes: “Es de mal gusto y una distracción innecesaria. Preferiríamos que apruebe leyes de sentido común y deje que el mercado se construya solo”.

Trump & Cripto: un matrimonio político conveniente

Los vínculos entre la administración Trump y los entusiastas del criptomercado no surgieron espontáneamente. Muchos inversores y fundadores del ecosistema cripto vieron con recelo la dureza con que la SEC del presidente Joe Biden los trató, liderando acciones legales contra gigantes como Coinbase, Ripple y Tron. Desde la llegada de Trump al poder, varias de estas investigaciones han sido postergadas o abandonadas. Uno de los más beneficiados es Justin Sun, acusado de manipulación de mercado, quien ahora es el inversionista más grande del $TRUMP coin y fue fundamental en la fundación de World Liberty Financial.

Meme coins: ¿broma o acceso VIP?

A diferencia de otros proyectos en el mundo cripto, las “meme coins” suelen carecer de propósito funcional. Nacen como bromas, se promueven en foros, y suben y bajan como montañas rusas especulativas. Pero con el $TRUMP, el objetivo quedó claro: abrir las puertas al expresidente. Gracias a esta moneda, quienes más invirtieron no solo recibieron atención mediática, sino la oportunidad de compartir mesa, influir en decisiones futuras e incluso obtener objetos de colección avalados por la familia Trump. Esto abre una contradicción para el sector: ¿puede una industria que busca transparencia, inclusión financiera y descentralización abrazar figuras polarizantes y prácticas que huelen a clientelismo político?

La familia Trump y su imperio cripto

El negocio cripto no lo maneja solo Donald Trump. Su esposa, Melania, cuenta con su propia línea de tokens, mientras que sus hijos, Eric y Donald Jr., han lanzado una empresa minera de bitcoin. Entre todos controlan el 60% de World Liberty Financial, un conglomerado que ahora mismo lidera proyectos de stablecoins y fondos de inversión cripto. A esta expansión se suma la influencia directa de figuras como David Sacks —ahora el “zar cripto” de la administración— y el respaldo abierto de miembros del gabinete como Sean Duffy, secretario de Transporte, quien declaró: “No tengo fe en el dólar. Soy alcista en bitcoin”.

Del escepticismo a la fiebre del oro digital

La evolución de Trump con respecto a las criptomonedas ha sido significativa:
  • Julio de 2019: “Las criptomonedas no son dinero. Facilitan comportamientos ilegales”.
  • 2021: “Bitcoin parece una estafa”. (Fox Business)
  • 2024: Se declara fan, propone una reserva federal de bitcoin y convoca a la primera cumbre cripto en la Casa Blanca.
Este cambio de postura representa no solo una estrategia económica, sino también política: ganarse a una comunidad que ha demostrado gran capacidad de movilización y aportes multimillonarios para campañas.

¿Y qué dice la Casa Blanca?

Frente a la creciente controversia, la vocera oficial Anna Kelly aseguró: “El presidente está asegurando buenos tratos para el pueblo estadounidense, no para sí mismo”. Sin embargo, los legisladores demócratas no están convencidos. El congresista Stephen Lynch denunció en el Congreso: “Nunca en la historia de EE.UU. un presidente ha violado tan abiertamente las leyes de ética”.

Cifras que hablan

  • El proyecto $TRUMP ha generado cientos de millones en comisiones de transacciones.
  • World Liberty Financial obtuvo una promesa de $2 mil millones en inversión desde Emiratos Árabes Unidos.
  • Melania Trump, Don Jr. y Eric Trump están involucrados en proyectos que juntos superan el 60% del control de uno de los conglomerados cripto más influyentes hoy.

¿El principio o el fin de lo descentralizado?

Mientras los mercados se embriagan con nuevas subidas de precios impulsadas por figuras políticas, una pregunta persiste entre desarrolladores, economistas y reguladores: ¿la criptomoneda sigue siendo una vía hacia la descentralización e inclusión financiera o hemos caído en un nuevo esquema de clientelismo digital? Si bien es posible que el respaldo de personalidades como Trump haya empujado avances legislativos —como la reciente aprobación en el Senado de un paquete regulador clave— también es cierto que el modelo ético detrás de esta alianza político-financiera aún está lejos de ser claro. Como advirtió el académico Thurber: “Esto es arriesgado. Pueden ganar mucho dinero. Pero también pueden perderlo todo”. ¿Y tú qué opinas? ¿Se está construyendo una nueva economía o vendiendo acceso al poder con fachada digital?
Este artículo fue redactado con información de Associated Press