Gerry Connolly: Legado, liderazgo y la batalla política de un reformista incansable

Recordando al congresista de Virginia que dedicó tres décadas al servicio público y marcó el rumbo del futuro federal

Un referente demócrata en la política estadounidense

Gerry Connolly, representante demócrata del estado de Virginia, falleció a los 75 años dejando una impronta profunda en la política local y nacional. Su legado abarca desde una transformación urbana innovadora en Tysons Corner hasta destacadas reformas federales en temas como la eficiencia gubernamental, la supervisión legislativa y los derechos de los trabajadores públicos.

Connolly, una figura destacada durante más de tres décadas, había sido diagnosticado recientemente con cáncer de esófago y anunció en 2024 que dejaría su escaño al final de su mandato. Sin embargo, su deceso en mayo de ese mismo año sorprendió a muchos, truncando lógicamente ese plan. Deja atrás una trayectoria contundente en defensa de un gobierno más accesible, del fortalecimiento del servicio público y de valores democráticos fundamentales.

De Fairfax al Capitolio: trayectoria de un reformista pragmático

El ascenso de Connolly comenzó en 1995, cuando fue elegido miembro de la Junta de Supervisores del Condado de Fairfax, una zona que en ese entonces enfrentaba graves problemas de infraestructura, transporte y expansión descontrolada. Su objetivo era claro: convertir Tysons Corner, entonces un epicentro de centros comerciales y tráfico, en un núcleo urbanístico moderno con conectividad eficiente.

Su triunfo político vital llegó con la línea Silver del metro de Washington, que vincula el Distrito de Columbia con el norte de Virginia y el Aeropuerto Internacional de Dulles. Para Connolly, el desarrollo del Silver Line no solo fue una victoria técnica, sino una justicia urbana largamente postergada. “Hacer cosas grandes es difícil —el mundo está lleno de detractores”, dijo en la apertura del tramo que llega a Dulles en 2022.

Años antes, había sido elegido como presidente de la Junta de Supervisores, liderando proyectos ambiciosos como la expansión del transporte y la planificación urbana de largo plazo. Este tipo de liderazgo le allanó el camino hacia el Congreso estadounidense, donde fue electo por primera vez en 2008 tras arrebatarle el escaño a un republicano por un margen de más de 40,000 votos. Desde entonces, su lucha por un gobierno funcional fue constante.

Fuerza en los comités: voz crítica y defensora del servicio público

Ya en el Congreso, Connolly se destacó por su intensidad y conocimiento técnico. Participó activamente en el Comité de Fiscalización y Reforma Gubernamental donde subrayó con fuerza su preocupación por la eficiencia y transparencia en el funcionamiento federal.

Uno de los grandes hitos legislativos que impulsó fue la Telework Enhancement Act de 2010, que obligó a diversas agencias federales a permitir al menos un día de trabajo remoto semanal a sus empleados, medida que cobraría aún más importancia durante y después de la pandemia de COVID-19.

Además, codirigió en 2014 una reforma extensa en la gestión de TI (tecnología de información) en agencias gubernamentales. Según la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), dicha ley ha ahorrado miles de millones de dólares al gobierno desde su implementación.

También fue una de las voces más sonoras en defensa del Servicio Postal de los Estados Unidos, especialmente cuando acusó al entonces presidente Donald Trump y al controvertido director general de correos, Louis DeJoy, por presuntamente debilitar la institución en vísperas de las elecciones presidenciales de 2020.

Una batalla contra el cáncer llena de dignidad

En diciembre de 2023, Connolly reveló su diagnóstico de cáncer de esófago. Pese a someterse a químicos intensivos y tratamiento inmunológico, continuó ejerciendo sus funciones legislativas, incluso fue elegido como miembro de mayor rango del Comité de Supervisión, derrotando a figuras de gran peso como Alexandra Ocasio-Cortez.

Enfrentó su último desafío con valentía, gracia y dignidad silenciosa”, dijo el senador Mark Warner, también de Virginia. Su muerte marca un punto de inflexión en una era marcada por su incansable búsqueda de eficiencia pública, justicia social y prudencia legislativa.

Una figura polémica pero admirable

Aunque era conocido por su arrolladora energía verbal y confrontaciones políticas —como aquella vez que comparó el acoso republicano al IRS con una caza de brujas al estilo “The Crucible” de Arthur Miller—, Connolly era respetado tanto por colegas como por adversarios políticos. El líder demócrata Hakeem Jeffries lo llamó “un servidor íntegro y trabajador”.

Eran frecuentes sus debates enfáticos en las audiencias del Congreso, defendiendo la imparcialidad burocrática ante intentos de politización. Para él, el gobierno no debía ser una maquinaria alejada del pueblo, sino un engranaje funcional al servicio de toda la ciudadanía.

La importancia del legado de Connolly hoy

El hueco que deja su partida se nota tanto en su distrito como en los pasillos del Capitolio. La bancada demócrata pierde a un actor clave en las negociaciones legislativas, y el Congreso, ahora con una relación 220-212 a favor de los republicanos, queda aún más dividido en un año electoral determinante.

Connolly no solo deja leyes, sino un modelo político basado en la planificación estratégica, el cumplimiento técnico y el compromiso cívico. Su trabajo en la modernización de las estructuras federales ha sido reconocido más allá de partidos, y su visión sobre cómo democratizar el acceso a los servicios públicos, especialmente el transporte, seguramente servirá como base para futuros líderes.

Si insistimos en que el gobierno debe funcionar para todos nuestros ciudadanos nuevamente, no podemos fallar”, afirmó en su primer discurso de victoria. Esas palabras hoy resuenan con más fuerza.

Gerry Connolly, más allá de sus posturas políticas, representa un símbolo del buen gobierno moderno, transformador, inclusivo y humano.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press