La guerra del aire limpio: ¿Puede California seguir liderando la revolución de los autos eléctricos?

El Senado de EE.UU. amenaza con bloquear los ambiciosos estándares de emisiones de California, poniendo en juego el futuro de la política ambiental en Estados Unidos.

California vs. Washington: Un duelo legal por el futuro de los autos

En uno de los capítulos más polémicos de la política ambiental estadounidense de los últimos años, el Senado de Estados Unidos se prepara para bloquear una serie de regulaciones ambientales impuestas por el estado de California, las cuales buscan reducir las emisiones de gases contaminantes y eliminar progresivamente la venta de autos nuevos a gasolina para el año 2035. ¿El motivo? Según los republicanos, estas reglas no solo afectan a California, sino que podrían terminar transformándose en un mandato nacional encubierto.

El origen: El Clean Air Act y la autoridad histórica de California

La historia de las regulaciones ambientales en EE.UU. tiene una excepción notable: California. Desde la aprobación del Clean Air Act de 1970, el estado dorado ha tenido el derecho legal de implementar estándares de emisiones más estrictos que los federales. Esta exención ha sido reconocida por cada administración —salvo por la de Donald Trump, que la revocó en 2019— y ha permitido que California se convierta en líder ambiental del país.

La administración de Joe Biden restauró ese derecho en 2022, permitiendo a California implementar estándares que obligan a que el 100% de los autos nuevos vendidos en el estado a partir de 2035 sean eléctricos u otros vehículos no contaminantes. Aunque los autos híbridos enchufables y los vehículos usados a gasolina seguirán permitidos, se trata de una transición radical con implicancias masivas para la industria automotriz.

Por qué el Senado entra en juego ahora

El líder de la mayoría del Senado, John Thune (Republicano por Dakota del Sur), anunció el martes que se votará una batería de resoluciones para bloquear estos estándares. Lo harían mediante la Congressional Review Act (CRA), un mecanismo que permite al Congreso revocar regulaciones adoptadas por agencias federales.

El problema es que estas no son regulaciones federales en el sentido tradicional: están cubiertas por una exención especial dentro del Clean Air Act. Aun así, los republicanos insisten en que tienen derecho a invalidarlas porque afectan indirectamente al resto del país. Más de una docena de estados han adoptado los estándares de emisiones californianos, creando una «realidad paralela» nacional a través del liderazgo ambiental de un solo estado.

¿Imposición ideológica o liderazgo climático?

Desde la Casa Blanca hasta Sacramento, los argumentos son diametralmente opuestos. Mientras los senadores republicanos acusan a California de imponer una agenda ambiental radical, los demócratas defienden el derecho de los estados a proteger la salud pública.

El gobernador de California, Gavin Newsom, ha dicho recientemente: “El aire limpio no solía ser un tema político. Nuestro programa vehicular ayuda a mejorar la calidad del aire para todos los californianos, y seguiremos defendiéndolo.”

Sus declaraciones hacen eco de una realidad política transformada. Años atrás, incluso presidentes republicanos como Richard Nixon y Ronald Reagan fueron pioneros en legislación ambiental. Hoy, esa coalición bipartidista ha desaparecido. Bajo la sombra de Donald Trump, el Partido Republicano ha asumido una postura de derogación sistemática de regulaciones ambientales, desde el agua potable hasta el cambio climático.

La lógica económica detrás del miedo conservador

Para los republicanos, el estándar californiano representa un intento de controlar indirectamente el mercado nacional. Y, en cierta medida, no están equivocados.

Ninguna automotriz puede ignorar un mercado como el de California, el mayor en ventas de autos de EE.UU. Si California exige autos eléctricos, los fabricantes adaptarán su producción a esas regulaciones, que luego podrán replicarse en otros estados, dado que 17 estados ya las han adoptado.

John Thune argumentó que esto «representa una expansión impropia del Clean Air Act que pone en peligro a los consumidores, a la economía y al suministro energético del país.»

Pero esta narrativa choca con otra, emergente: el liderazgo en tecnología limpia y la creación de empleos en la economía verde. Según la Oficina de Eficiencia Energética y Energía Renovable, los empleos en el sector de autos eléctricos crecieron un 27% en 2023, mucho más rápido que el promedio de empleo en otros sectores.

Alex Padilla y la estrategia de los demócratas

En respuesta, el senador demócrata por California, Alex Padilla, anunció que bloqueará la confirmación de cuatro nominados a la EPA. La táctica busca presionar a los republicanos para que abandonen su ofensiva contra los estándares californianos.

Padilla fue tajante: “Si este intento tiene éxito, las consecuencias serán graves, no solo para nuestra economía energética limpia, para el aire que respiran nuestros hijos y nuestro clima, sino también para el futuro de la CRA y del Senado como institución.”

Mientras tanto, se desconoce si los republicanos tendrán los votos necesarios. Senadores moderados como Susan Collins de Maine aún no han anunciado su postura, lo que podría significar que la votación esté más ajustada de lo esperado.

¿Qué está en juego para el resto del país?

Más allá de California, 17 estados ya han adoptado sus estándares. Entre ellos se encuentran Washington, Nueva York, Oregón, Vermont, Colorado y Massachusetts. Juntas, estas jurisdicciones representan más del 40% del mercado de autos nuevos en EE.UU.

Esto no solo presiona a los fabricantes de vehículos, sino que genera una uniformidad de facto en ausencia de liderazgo federal. Un intento por bloquear las normas californianas no solo implicaría un retroceso ambiental, sino también un conflicto entre el federalismo y la descentralización regulatoria que ha sido la norma en EE.UU.

El precedente de Trump y la volatilidad política

La administración de Donald Trump ya intentó revocar estas políticas en 2019. Fue una medida que generó múltiples demandas judiciales, hasta que el gobierno de Biden restauró la autoridad californiana en 2022, justo antes de que Trump regresara nuevamente a la presidencia en enero de 2025.

Hoy, los republicanos apuestan a usar esa restauración legal como vía de ataque, tomando como pretexto el uso de la CRA para reconfigurar los poderes regulatorios de las agencias federales.

Esta inestabilidad muestra cómo la política ambiental en EE.UU. es extremadamente vulnerable a los vaivenes electorales, algo que claramente preocupa a empresas, inversionistas y ciudadanos por igual.

¿Hacia dónde vamos? Una carrera hacia la electrificación... o hacia el retroceso

Según un informe de BloombergNEF, para alcanzar los objetivos climáticos internacionales, el 60% de todos los autos vendidos en EE.UU. deberían ser eléctricos para 2030. California ya está tomando pasos firmes para ello, mientras muchos otros estados sigue dudando.

La pregunta ahora es si el Capitolio bloqueará ese camino. Si el Senado revoca las políticas californianas, probablemente enfrentará demandas constitucionales. Pero más importante aún: podría enviar un mensaje desalentador al mundo sobre el compromiso de EE.UU. con la transición verde.

Mientras tanto, California sigue firme en su ruta: «No retrocederemos», insiste Newsom. Y mientras los autos eléctricos ganan terreno año a año —ya representan más del 18% de todas las ventas nuevas en California—, el reloj no se detiene.

¿Será el Senado el que frene la marcha hacia un futuro más limpio, o veremos una nueva ola de liderazgo climático impulsada por los estados? La respuesta podría surgir… esta misma semana.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press