Elon Musk y el riesgo de mezclar poder político con negocios: ¿un visionario o un temerario?
El magnate de Tesla y SpaceX anuncia su retiro parcial de la política tras años de controversias, alianzas con Trump y presiones regulatorias. Analizamos la turbulenta relación entre Musk, el poder y la empresa privada.
Elon Musk: entre la disrupción tecnológica y el juego del poder
Elon Musk es sinónimo de revolución tecnológica. CEO de Tesla, SpaceX, Neuralink y otras marcas futuristas, su nombre está asociado a innovación de vanguardia... y hoy también a la polarización política. En los últimos años, Musk no solo ha ocupado titulares por sus avances en inteligencia artificial, exploración espacial o autos eléctricos, sino también por su estrecha relación con figuras como Donald Trump, sus fuertes donaciones políticas y sus enfrentamientos con el aparato estatal.
Pero ahora, en lo que parece un giro discursivo significativo, Musk ha declarado públicamente durante el Qatar Economic Forum que reducirá radicalmente su participación en campañas políticas. “Voy a hacer mucho menos en el futuro”, dijo tajantemente. ¿Qué ha motivado este cambio en uno de los hombres más poderosos del planeta?
Una relación tensa con el poder político
La participación de Musk en la política estadounidense ha sido cada vez más central desde finales del período presidencial de Trump. A través de America PAC, un super PAC que canalizó más de 250 millones de dólares para apoyar al expresidente y otros candidatos republicanos, Musk no solo aportó con su chequera, sino también como figura pública encabezando varios mítines.
Luego, incluso después de la presidencia de Trump, continuó financiando iniciativas políticas, como la elección para la Corte Suprema de Wisconsin, donde los esfuerzos de Musk no lograron que su candidato resultara elegido a pesar de haber invertido más de 21 millones de dólares.
Pero los resultados políticos no fueron la única fuente de tensión. La creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental bajo el mandato de Trump —con una fuerte participación de Musk— prometía reducir el gasto federal y reformar el aparato burocrático. Sin embargo, sus logros fueron mínimos y generaron fuertes críticas tanto internas como externas.
“He hecho suficiente”: ¿fatiga política o cálculo estratégico?
Durante su intervención virtual en Doha, Musk fue claro pero escueto. Ante la pregunta de por qué se retiraría parcialmente de la política, respondió: “Creo que ya he hecho suficiente”. Y si bien no elaboró demasiado, dejó entrever un desgaste personal y empresarial: “No soy alguien que haya cometido violencia, pero violencia masiva ha sido cometida contra mis empresas”.
Las palabras de Musk son reflejo de una experiencia amarga. En los últimos años, sus empresas han estado en el centro de controversias regulatorias, ataques mediáticos y decisiones judiciales —como la anulación de su plan de compensación en Tesla, valuado anteriormente en 56 mil millones de dólares. Musk no dudó en arremeter contra la jueza Kathaleen St. Jude McCormick, a quien llamó “una activista disfrazada de jueza en Halloween”.
¿Sigue en Tesla dentro de cinco años? Su respuesta: "sí, a menos que esté muerto"
El moderador del evento fue más allá, preguntando directamente si Musk veía su futuro ligado al timón de Tesla. La respuesta fue rápida, aunque cargada de sarcasmo: “Sí”, dijo, y ante la insistencia, agregó: “No puedo seguir aquí si estoy muerto”.
Aunque Musk intentó bromear, el trasfondo fue oscuro: los últimos años han sido especialmente agitados para el multimillonario, con escándalos, críticas políticas, demandas de inversores y una caída en la capitalización bursátil de Tesla que ha encendido alarmas entre los accionistas.
Control vs. Dinero: ¿por qué Musk quiere más poder en Tesla?
Según el propio Musk, su preocupación no gira en torno al dinero, sino al control. “No es una cuestión de dinero”, dijo. “Es una cuestión de control razonable sobre el futuro de la compañía, especialmente si vamos a construir millones o incluso miles de millones de robots humanoides”.
Este enfoque aclara las sospechas de muchos analistas que han observado cómo Musk busca blindarse de posibles desalojos por parte de accionistas activistas. Para Musk, el futuro pasa por avanzar con IA, robótica avanzada y autonomía total. Pero para eso, quiere manos libres.
Las fricciones con los reguladores y el sistema judicial
Entre sus conflictos más notorios se encuentra la reciente decisión judicial que detuvo un paquete de compensación multimillonario para Musk. La jueza argumentó que este plan fue aprobado sin supervisión suficiente, perjudicando a los accionistas de Tesla. Esta decisión ha puesto a Musk a la defensiva, tanto pública como legalmente, lo cual podría explicar su creciente desconfianza hacia las instituciones del Estado y su reciente alejamiento del activismo político.
Musk contra la prensa, la justicia y los inversores activistas
En público, Musk ha mantenido una postura combativa. Ha usado las redes sociales para criticar jueces, medios de comunicación y políticos. Prueba de su descontento es su amenaza reciente de ir “tras ellos”, refiriéndose a quienes, según él, han saboteado sus esfuerzos.
No es la primera vez que exhibe este tipo de comportamiento. Ya en el pasado había hecho declaraciones incendiarias contra periodistas, la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU.) y figuras públicas que cuestionaban la seguridad o viabilidad de sus proyectos.
¿Está el poder erosionando su imagen como empresario visionario?
Los analistas financieros y tecnológicos están divididos. Por un lado, están quienes ven en él un Steve Jobs contemporáneo, dispuesto a enfrentarse al sistema para empujar el progreso. Por otro lado, hay quienes creen que su involucramiento político ha empañado su legado y ha generado conflictos innecesarios para sus empresas.
Bloomberg y Reuters han reportado que su reputación entre inversores institucionales se ha debilitado, en parte por su tendencia a politizar su agenda corporativa. Tesla, por ejemplo, ha enfrentado protestas de empleados, escrutinio ambiental y juicios por discriminación laboral.
¿Qué lecciones deja el caso Musk?
- El poder económico no siempre trasciende en política: Musk ha gastado centenares de millones sin lograr resultados electorales sólidos.
- La independencia empresarial y la política pueden chocar: Su alianza con Trump fue vista por muchos como incoherente con sus discursos sobre autonomía e innovación.
- La gestión de imagen importa: Su actitud confrontacional ha alimentado una percepción de megalomanía que contrasta con su imagen de genio tecnológico.
Una figura que sigue moldeando el futuro
Lejos de desaparecer del mapa, Musk sigue siendo una fuerza gravitacional en el mundo de la tecnología y los negocios. Aunque disminuya su perfil político, su influencia cultural, empresarial y científica es enorme. Desde los satélites de Starlink en órbita, hasta los robotaxis que podrían dominar el transporte urbano del futuro, su huella es imborrable.
Pero quizás esta nueva etapa sin la sombra inmediata de las campañas políticas le brinde espacio para reconectar con lo que lo hizo mundialmente célebre: su capacidad para imaginar un mundo radicalmente nuevo... y convertir esa visión en realidad.