El oscuro impacto de las apuestas deportivas en los atletas universitarios

Presión social, acoso online y apuestas manipuladas: la NCAA toma medidas en un sistema lleno de desafíos

Un problema creciente en los campus universitarios

La expansión imparable de las apuestas deportivas en Estados Unidos ha tenido un efecto colateral preocupante: la presión y el acoso hacia los atletas universitarios. Con la NCAA como organismo regulador y protector de estos estudiantes-deportistas, el tema ha crecido tanto que ha obligado a la organización a tomar posturas más firmes ante una realidad compleja.

En un intento por frenar estos abusos, la NCAA firmó este año un contrato con Genius Sports, extendiendo su colaboración hasta 2032, haciéndola la única distribuidora de datos deportivos oficiales para las casas de apuestas autorizadas. Pero el presidente de la NCAA, Charlie Baker, dejó en claro que esta alianza tiene condiciones: no se permitirá el acceso a datos si las casas de apuestas ofrecen “prop bets” negativas sobre los atletas universitarios.

¿Qué son las “prop bets” negativas?

Las proposición bets o “prop bets” son apuestas que no necesariamente tienen que ver con el resultado final de un partido, sino con eventos individuales como “¿fallará el primer tiro libre?” o “¿perderá un balón en el segundo tiempo?”. Estas apuestas se han convertido en un terreno fértil para el acoso y la manipulación de atletas universitarios.

Según Baker:

“Para que puedan seguir accediendo a nuestros datos en el futuro, no podrá haber apuestas de sportsbook sobre ‘props’ negativas. Todo lo que se traduce en acoso o presión hacia los jóvenes atletas estará fuera de la mesa”.

Y es que no es para menos. En 2024, un estudio reveló que más de 5.000 publicaciones en redes sociales contenían contenido abusivo hacia atletas universitarios, el 80% de ellas dirigidas a jugadores de March Madness. Y lo más preocupante: las jugadoras femeninas de baloncesto recibieron tres veces más mensajes abusivos que sus compañeros varones.

El acoso trasciende las redes: apuestas que presionan

En el mismo estudio, se descubrió que más de 740 casos (12%) de estos abusos estaban relacionados directamente con apuestas deportivas. Es decir, no se trata sólo de fanáticos enfadados, sino de personas que pierden dinero y canalizan esa frustración insultando o presionando a jóvenes. Algunos han llegado incluso a contactar directamente con los jugadores para incitarlos a fallar una jugada específica.

Baker relató:

“Los atletas han sido abordados. No les gusta la idea, y menos aún ser presionados a hacer algo que no es bueno para su equipo ni para ellos. Sienten una enorme presión social por ‘ayudar a alguien’ con una apuesta”.

Y no se trata de casos aislados: una encuesta interna de la NCAA reveló que más de la mitad de los jóvenes entre 18 y 22 años había apostado recientemente, sin importar si tenían la edad legal para hacerlo.

La presión dentro y fuera del campo

No sólo es cuestión virtual. La presión también se presenta en los pasillos, en los dormitorios e incluso entre compañeros. Los atletas están rodeados de apostadores, muchas veces amigos o conocidos, creando un entorno tóxico donde el deporte pierde su esencia.

La misma NCAA confirmó que incluso en estados donde la ley prohíbe las apuestas a menores de 21 años, las tasas de apuestas son similares entre los 18, 19 y 20 años, lo que refleja una ineficacia en la aplicación de las restricciones.

¿Qué está haciendo la NCAA?

La firma del acuerdo con Genius Sports es solo una parte del plan integral de la NCAA para combatir el problema. También han comenzado a publicar estadísticas de acoso en redes sociales, presionando a las autoridades estatales para que eliminen o limiten las ‘prop bets’ en deportes universitarios.

Actualmente, poco más de la mitad de los estados con apuestas deportivas legalizadas prohíben este tipo de apuestas sobre estudiantes. Pero eso deja a miles de atletas bajo amenaza potencial.

“Seguimos viendo este tema como un gran desafío vigente”, afirmó Baker.

El juego sucio: manipulación y vulnerabilidad

Los riesgos asociados a la manipulación van más allá del insulto. Ya se han reportado casos en los que jugadores fallan tiros libres o cometen errores intencionales porque están siendo presionados. Esto compromete no solo la integridad deportiva, sino la salud mental de jóvenes que muchas veces están solos, lejos de sus familias y dependiendo de becas deportivas.

En el baloncesto universitario femenino, los casos son aún más alarmantes. Una combinación de sexismo, estigmatización y escrutinio mediático las convierte en blancos frecuentes. Las redes sociales son canales abiertos para la violencia verbal y las amenazas.

¿Se puede controlar el monstruo?

El crecimiento del negocio es exponencial. Solo en 2023, las apuestas deportivas legales en Estados Unidos movieron más de 119 mil millones de dólares, según The American Gaming Association. Este auge, impulsado por leyes estatales permisivas y campañas publicitarias masivas de casas de apuestas, ha provocado un boom que difícilmente pueda detenerse sin una legislación federal clara.

Pero dentro de este sistema lucrativo hay víctimas silenciosas: los atletas universitarios que no son profesionales, pero sí están expuestos a una presión mediática y financiera comparable a la de estrellas de la NBA o la NFL.

Hacia un nuevo modelo de regulación

Charlie Baker es consciente del desafío. No solo se trata de regulación, también es una cuestión cultural. El deporte universitario estadounidense está profundamente vinculado al entretenimiento, al espectáculo, y ahora, al dinero de las apuestas.

Por eso busca una reforma que involucre a legisladores, plataformas tecnológicas (como X, Instagram o TikTok) y a las propias universidades. Esto incluye campañas de concientización, apoyo psicológico para los atletas y, quizás lo más importante, una redefinición del rol del deporte en el sistema educativo.

La voz de los atletas

Numerosos deportistas universitarios han alzado su voz en redes, pidiendo respeto y contención. Algunos se plantean dejar el deporte, otros abandonan sus redes sociales. Se necesitan estructuras de soporte reales, protocolos claros y cambios profundos en la forma en la que la sociedad consume el deporte joven.

El mismo Baker lo resume así:

“Los atletas son jóvenes que están aprendiendo, creciendo y esforzándose. No deberían convertirse en fichas dentro de un casino digital”

Aunque el camino es largo, el debate ya está sobre la mesa. Las apuestas pueden seguir siendo parte del deporte, pero nunca a costa de su integridad ni de la salud mental de quienes lo practican.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press