¿Prohibir o educar? Estados Unidos frente al dilema de los teléfonos móviles en las escuelas
Una ola de legislación busca restringir el uso de celulares en los colegios ante el temor por sus efectos en la salud mental y el aprendizaje; ¿es la prohibición la mejor solución?
Una tendencia en alza: leyes contra el uso de celulares en las aulas
Desde que Florida se convirtió en el primer estado de EE.UU. en 2023 en legislar el uso de teléfonos móviles en las escuelas, la tendencia ha cobrado fuerza en todo el país. Hoy, 25 estados ya han aprobado leyes similares, y otros ocho más, junto al Distrito de Columbia, han implementado normativas locales o recomendaciones. Este fenómeno legislativo no conoce ideologías: tanto demócratas como republicanos coinciden en que los teléfonos inteligentes afectan negativamente la salud mental y el rendimiento académico de los estudiantes.
“Los teléfonos son como un cáncer para nuestros niños”, dijo Jennifer Leeper, legisladora demócrata de Connecticut. “Están causando aislamiento, soledad, una disminución en la atención y tienen un impacto importante tanto en el bienestar socioemocional como en el aprendizaje.”
El representante republicano Scott Hilton, uno de los impulsores de la ley en Georgia, fue más allá y la calificó de “ley de salud mental, de seguridad pública”. Georgia, como 15 otros estados, aprobó su ley en 2024.
Del aula al patio: la transición hacia prohibiciones de jornada completa
En los primeros estados, como Florida, las leyes comenzaron prohibiendo los celulares solo durante la instrucción. Sin embargo, la presión creció para extender las restricciones a toda la jornada escolar. Florida está a punto de aprobar una enmienda que prohíbe completamente el uso de móviles en primaria y secundaria durante todo el horario escolar.
Hoy por hoy, nueve estados y el D.C. ya prohíben los móviles durante todo el día escolar, superando en número a los siete estados que solo limitan su uso durante las clases.
“Los maestros la querían. Los padres la querían. Los directores la querían. Hasta las juntas escolares la querían”, comentó el gobernador de Dakota del Norte, Kelly Armstrong, luego de firmar una de las leyes más severas.
¿Qué preocupa tanto sobre los celulares?
La proliferación de dispositivos móviles entre jóvenes se asocia con un aumento de la ansiedad, depresión, trastornos de atención y acoso escolar. ExcelinEd, un think tank fundado por el exgobernador de Florida Jeb Bush, ha liderado el lobby para estas prohibiciones completas. Según su portavoz Nathan Hoffman, “muchos de los conflictos que terminan en violencia o se hacen virales ocurren fuera del aula, durante recreos o transiciones entre clases”.
Además, proliferan los casos de alumnos que usan los móviles para filmar enfrentamientos para difundirlos en redes, lo que aumenta la presión social y los problemas de disciplina.
¿Y qué opinan los estudiantes?
Las reformas han generado reacciones mixtas entre los alumnos. Muchos prefieren mantener su acceso a móviles y reclaman libertad de decisión. Un caso icónico es el de Kaytlin Villescas, estudiante de segundo año en Louisiana, quien lideró una petición contra la nueva ley en su estado, firmada por más de mil personas.
“En lugar de prohibirlos completamente, las escuelas deberían enseñar cómo usarlos con responsabilidad”, escribió.
En algunos estados, como Wyoming, las propuestas legales fueron rechazadas tras un intenso debate sobre si los padres o maestros debían tener la última palabra.
Las excepciones: de emergencias a relojes inteligentes
La mayoría de las leyes incluyen excepciones. Algunas de las más comunes son:
- Dispositivos usados por estudiantes con planes de educación especial.
- Traducción para alumnos que no dominan el inglés.
- Monitoreo de condiciones médicas.
West Virginia permite el uso de smartwatches, mientras que Carolina del Sur hace una excepción para alumnos que también son bomberos voluntarios.
No obstante, el tema más delicado es el de emergencias. Padres como Tinya Brown, cuya hija vivió un tiroteo escolar en Georgia, se oponen a las prohibiciones.
“Gracias a los mensajes de texto, los padres supimos qué estaba ocurriendo”, afirma.
El impacto económico de implementar las leyes
Si bien algunos estados han ofrecido fondos, la mayoría no ha asignado presupuesto para comprar insumos como fundas bloqueadoras o casilleros para teléfonos. Solo Nueva York ha destinado $13,5 millones a esta implementación.
Más allá del costo directo, algunos sostienen que prohibir dispositivos tecnológicos sin ofrecer formación alternativa o plataformas educativas puede dejar a ciertos alumnos en desventaja digital.
La paradoja: ¿prohibir o educar?
Hay un aspecto filosófico que muchos expertos y educadores están comenzando a destacar. Prohibir el uso de algo tan omnipresente como un móvil puede, en efecto, limitar problemas directos… pero ¿prepara realmente al estudiante para el mundo moderno?
Las voces que abogan por educar en el uso responsable reclaman un enfoque más cercano al de la alfabetización digital que al castigo. Instituciones líderes como Common Sense Media y el Digital Wellness Lab de Harvard Forest afirman que el enfoque positivo y pedagógico rinde mejores frutos a largo plazo.
Philippa Johnson, psicóloga educativa en Nueva York, comentó a NPR:
“Los adolescentes necesitan guía, no desconexión. Prohibir completamente refuerza que el celular es tabú, cuando en realidad es una herramienta que deben aprender a usar con criterio.”
Panorama futuro: ¿hacia un modelo híbrido?
Varios distritos ya están explorando modelos intermedios. Por ejemplo:
- Programas "Tech-Free Zones" en cafeterías o bibliotecas.
- Aplicaciones que bloquean redes sociales pero permiten acceso a libros digitales.
- Talleres sobre privacidad, ciberacoso y gestión del tiempo online.
La discusión no parece tener una solución definitiva. Pero lo que sí es cierto es que la presencia de los móviles en la vida escolar es un tema que no desaparecerá. Como sociedad, estamos ante el reto de decidir si optamos por un camino restrictivo o uno formativo.
¿Y tú qué opinas?
¿Los móviles deberían estar completamente prohibidos durante la jornada escolar? ¿O es más útil educar en su uso responsable? Comparte tu punto de vista en los comentarios.