¿Paz en Ucrania? El teatro geopolítico de Trump, Putin y Zelenskyy
Entre llamadas telefónicas, memorandos vacíos y promesas inciertas, ¿puede haber un verdadero fin a la guerra en Europa del Este?
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, la comunidad internacional ha presenciado múltiples intentos –fracasaros en su mayoría– por alcanzar siquiera un cese al fuego. Tres años después, el ruido de la diplomacia comienza a sonar una vez más, esta vez protagonizado por el expresidente estadounidense Donald Trump, que dice haber tomado la iniciativa personal para impulsar una solución. Pero, ¿es todo esto más espectáculo mediático que voluntad de paz?
Un telón de fondo complejo
La guerra entre Rusia y Ucrania ha dejado más de 500.000 víctimas, entre muertos y heridos a ambos lados del conflicto, según estimaciones de The New York Times y el Ministerio de Defensa de Reino Unido. Además, ha generado una crisis de refugiados con más de 8 millones de ucranianos desplazados internamente o en el extranjero. La devastación material tampoco es menor: ciudades como Mariúpol y Bajmut han sido prácticamente borradas del mapa.
En este contexto, las recientes gestiones diplomáticas de Trump suman una nueva capa de especulaciones en torno a una eventual salida negociada del conflicto.
Trump y el 'show' de la diplomacia telefónica
Donald Trump anunció que tuvo “conversaciones excelentes” por separado con los presidentes Vladimir Putin y Volodymyr Zelenskyy. Tras estas llamadas, Trump sostuvo que “Rusia y Ucrania empezarán inmediatamente negociaciones de cese al fuego”. No obstante, no dio ningún detalle respecto al lugar, fecha ni condiciones específicas de dichas negociaciones.
¿Estamos ante el nacimiento de una mesa de paz o simplemente asistimos a un episodio más del reality político al estilo Trump? El escepticismo no se hizo esperar. Mykhailo Podoliak, asesor principal de Zelenskyy, escribió en la red X que “el status quo no ha cambiado”. Por su parte, el ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, fue más directo: “Rusia realmente no quiere terminar esta guerra”, afirmó rotundamente desde Bruselas.
Una propuesta de alto el fuego que Moscú rechazó
Zelenskyy propuso un cese al fuego de 30 días como gesto de buena voluntad, pero Moscú lo rechazó rápidamente, imponiendo condiciones inaceptables para Ucrania, que incluirían renunciar a territorios ocupados y aceptar una “neutralidad forzada”.
Además, cuando Zelenskyy propuso reunirse cara a cara con Putin para discutir directamente la paz, el líder ruso rechazó la invitación. Expertos en relaciones internacionales lo interpretaron como una jugada para ganar tiempo y consolidar territorios, sin intención real de solución.
¿Qué busca realmente Putin?
Rusia no ha cambiado su postura desde el comienzo de la invasión. Exige el reconocimiento oficial de la anexión de Crimea y las regiones del Donbás, además de garantizar que Ucrania no se unirá nunca a la OTAN. Estas condiciones, desde la perspectiva ucraniana, son una rendición disfrazada.
“Rusia está comprando tiempo para continuar la guerra y la ocupación”, escribió Zelenskyy en Telegram.
En paralelo, el Kremlin ofreció a Trump la redacción de un “memorando de entendimiento”, que más parece un artilugio diplomático que un verdadero primer paso hacia la paz. Tatiana Stanovaya, experta del Carnegie Russia Eurasia Center, fue tajante: “Parece que Putin ha ideado una forma de ofrecer a Trump un resultado tangible sin hacer concesiones reales”.
Europa observa con desconfianza
Mientras tanto, la Unión Europea mantiene una postura firme. La jefa de política exterior de la UE, Kaja Kallas, subrayó que “la falta de negociación de buena fe por parte de Rusia debería activar las sanciones prometidas por Estados Unidos”.
La OTAN, por su parte, ha reforzado su compromiso con Ucrania, enviando armamento y apoyo financiero. Pero detrás de bastidores ronda el temor de que un acuerdo impulsado por Trump pueda forzar concesiones injustas por parte de Kiev o socavar la unidad transatlántica frente al Kremlin.
¿Y qué piensa la opinión pública?
En Estados Unidos, la guerra en Ucrania ha dejado de ser una de las principales preocupaciones para los ciudadanos. Según una encuesta de Pew Research de 2024, sólo el 18% de los estadounidenses considera que EE.UU. debe involucrarse más en el conflicto, comparado con el 33% en 2022. Esta apatía podría estar siendo aprovechada por Trump para usar la paz en Ucrania como una herramienta electoral de cara a 2024.
¿Es realista una negociación?
Los intentos previos de diálogo, como las reuniones en Estambul en 2022 o las conversaciones en Bielorrusia, terminaron sin avances tangibles. La reunión más reciente entre delegados de ambos países duró menos de dos horas y, aunque se acordó un intercambio de prisioneros, nada se movió en lo esencial.
Hoy, las posiciones siguen siendo irreconciliables:
- Ucrania exige la retirada total de las tropas rusas y la restauración de su integridad territorial.
- Rusia no está dispuesta a retroceder en sus anexiones y exige garantías geopolíticas que limiten la soberanía ucraniana.
El papel del Vaticano y mediadores improbables
El Vaticano también ha ofrecido su mediación, y el senador estadounidense Marco Rubio sugirió recientemente que Roma podría ser sede de futuras conversaciones, tomando en cuenta el respaldo del Papa Francisco a una solución pacífica. Sin embargo, sin la voluntad explícita de evitar el maximalismo político por ambas partes, tales propuestas parecen más simbólicas que viables.
¿Un alto el fuego sin paz?
Un alto el fuego podría sonar tentador para los actores internacionales extenuados por el conflicto, pero implicaría congelar una guerra en lugar de resolverla. Una solución similar ocurrió en Corea en 1953, cuando se firmó un armisticio pero no una paz formal. Setenta años después, las tensiones en la península siguen latentes.
En este sentido, expertos como Ian Bremmer de Eurasia Group advierten que “un alto el fuego sin términos definidos podría dar oxígeno a Rusia para planificar la siguiente fase del conflicto”.
Un proceso de paz a largo plazo
Si bien la gestión de Trump puede atraer titulares y alimentar su imagen de 'hacedor de tratados', el contexto no ofrece fundamentos reales para un acuerdo sostenible. La desconfianza, las heridas y el desacuerdo sobre principios básicos hacen que un proceso de paz efectivo deba ser internacional, multilateral y con garantías vinculantes.
En estos momentos, más que un acuerdo definitivo, lo que se necesita es un marco estratégico de negociación, sostenido por actores neutrales, multilaterales y transparentes. De lo contrario, cualquier ‘avance’ será simplemente una puesta en escena con fines políticos.