El Papa León XIV y la geopolítica del Vaticano: ¿puente espiritual o actor diplomático?
La histórica elección del primer papa estadounidense revive las expectativas sobre el papel del Vaticano en un mundo convulso
La elección del Papa León XIV, anteriormente el cardenal Robert Prevost, ha marcado un punto de inflexión no solo para la Iglesia católica, sino también para la diplomacia internacional. Nacido en Chicago y con años de servicio como misionero agustino en Chiclayo, Perú, este papa estadounidense ha heredado una Iglesia con abundantes desafíos espirituales, sociales y geopolíticos. Pero su vocación ahora también implica navegar las turbulentas aguas de la guerra, la migración y el equilibrio político global.
Horas después de su Misa inaugural, León XIV recibió en el Vaticano al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, un converso católico que encabezó la delegación estadounidense para dar inicio al nuevo pontificado. También estuvo presente el Secretario de Estado Marco Rubio, conformando una delegación singularmente católica y estadounidense para un evento sin precedentes. Lo que podría parecer un encuentro ceremonial, es en realidad uno de los gestos diplomáticos más significativos en un contexto donde los conflictos globales claman por soluciones espiritualmente influenciadas.
El Vaticano como mediador: una tradición centenaria
Desde al menos el siglo XIX, el Vaticano ha sido una plataforma informal y espiritual para facilitar diálogos y resolver conflictos. En el siglo XX, el papa Juan Pablo II fue pieza clave en la caída del comunismo en Europa del Este, gracias a su papel en Polonia y su constante diálogo con líderes mundiales. Del mismo modo, el papa Francisco intentó en múltiples ocasiones mediar, sin mucho éxito, en conflictos como el de Venezuela o Siria.
Sin embargo, la guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto al Vaticano en una posición más delicada. En los tres primeros años del conflicto iniciado en 2022, la Santa Sede fue, en gran medida, apartada del escenario formal de negociaciones. No obstante, León XIV ha declarado rotundamente desde su elección el 8 de mayo que hará "todo esfuerzo" posible para ayudar a traer la paz entre las naciones en guerra.
Un papa que hereda y transforma
León XIV no rompe con la visión de su predecesor, el papa Francisco. De hecho, ha reafirmado su continuidad con las prioridades franciscanas: la atención a los migrantes, los pobres y un énfasis en el diálogo interreligioso y multilateral. Pero hay diferencias notables. Mientras Francisco criticó explícitamente políticas migratorias restrictivas, incluyendo las iniciativas de deportación masiva del expresidente Donald Trump, León XIV asume ahora el desafío de lidiar indirectamente con esos mismos actores políticos, como JD Vance, quien defendió tales políticas y justificó teológicamente las deportaciones.
En un giro irónico, Vance fue uno de los últimos funcionarios extranjeros en reunirse con Francisco antes de su fallecimiento el pasado 21 de abril, un encuentro que terminó tensamente tras el rechazo público del pontífice hacia las posturas del ahora vicepresidente. El reencuentro entre Vance y León XIV ocurre bajo una atmósfera más conciliadora, aunque no exenta de tensión geopolítica.
Cambios dentro y fuera del Vaticano
Con la elección de León XIV, se confirma que la Iglesia católica está dejando de ser exclusivamente europea en su liderazgo. Aunque muchos esperaban quizás un pontífice africano o del sudeste asiático, el hecho de que sea un norteamericano consolidado en América Latina, ofrece una fusión narrativa fascinante: globalización, misión y liderazgo.
El background de León XIV como misionero en Perú le otorga un conocimiento práctico de las desigualdades, del contacto con los pueblos originarios y de la necesidad de una Iglesia más presente entre los márgenes. Chiclayo, la ciudad donde trabajó, es testimonio de problemas comunes en gran parte de América Latina: pobreza estructural, desigualdad, corrupción y desplazamientos.
La reunión clave con el vicepresidente Vance
En uno de los gestos centrales de esta primera jornada papal, León XIV se reunió con JD Vance, quien también mantuvo encuentros tanto con Volodymyr Zelenskyy como con Ursula von der Leyen. Los movimientos de Vance pueden interpretarse como parte de un mayor esfuerzo diplomático de Estados Unidos para impulsar el cese de hostilidades entre Rusia y Ucrania. No obstante, la sombra de Donald Trump sigue muy presente: el expresidente planea llamadas paralelas con Putin y Zelenskyy, mostrando su persistencia en el tablero global.
La Santa Sede ofrece algo que ni Putin, ni Zelenskyy, ni Trump pueden: autoridad moral sin ejército. Y eso, aunque muchas veces es infravalorado, puede ser decisivo cuando las demás opciones han fracasado.
¿Qué ofrece el Vaticano que otros no?
- Neutralidad institucional: Aunque el papado toma posiciones públicas, como ocurrió con Ucrania, el Vaticano no forma parte de alianzas militares o pactos económicos.
- Autoridad espiritual: Con más de 1.300 millones de católicos en el mundo, el papa tiene un alcance que ningún otro líder espiritual posee.
- Historial diplomático: Desde la resolución de conflictos en América Central en los años 80 hasta el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE. UU. bajo Francisco, el Vaticano ha jugado múltiples veces el papel de intermediario.
- Capacidad humanitaria: El Vaticano sigue trabajando incansablemente para facilitar intercambios de prisioneros e intentar reunir a los niños ucranianos arrancados de sus familias por Rusia.
¿Puede un papa estadounidense cambiar la percepción del Vaticano?
Uno de los riesgos —y también oportunidades— del pontificado de León XIV será lidiar con una percepción inevitable: ¿podrá el primer papa estadounidense ser visto como verdaderamente universal? ¿O será acusado de favorecer agendas afines a Washington?
Los sectores conservadores dentro de la Iglesia y fuera de ella ya han comenzado a debatir si su cercanía cultural con Estados Unidos puede comprometer su independencia espiritual. No obstante, su historia misionera en América Latina y su crítica previa a políticas de deportación masiva sugieren que no será un peón ideológico de la Casa Blanca.
¿Y qué papel juega América Latina?
Después de más de una década con un papa argentino, América Latina no ha quedado del todo fuera. El vínculo peruano de León XIV permite una transición suave, al menos simbólicamente. De hecho, algunos analistas consideran que Perú y México podrían jugar roles más visibles en los esfuerzos por facilitar un alto al fuego en Ucrania, usando la cercanía cultural con el nuevo pontífice como canal informal.
Mientras tanto, se espera que León XIV impulse nuevas iniciativas con migrantes en Centroamérica, apoye reformas socioeconómicas y retome el tema ambiental —todo esto recordando y quizás superando la línea abierta por Francisco y su encíclica Laudato Si’.
La fe como vehículo para la paz
Las reuniones en el Vaticano y los movimientos diplomáticos de esta semana pueden parecer parte de los ciclos habituales que no llevan a ningún lado. Pero subestimar el poder simbólico de una figura como León XIV sería miope. En un mundo donde el cinismo abunda y los foros multilaterales pierden efectividad, el papa ofrece algo cada vez más escaso: esperanza con autoridad moral.
León XIV lo sabe. Y si la historia nos ha enseñado algo, es que a veces, cuando los cañones callan, son las palabras de fe las que abren caminos de reconciliación.