Del Palco al Papado: El Papa Leo XIV y su Legado Blanco con los White Sox
La historia del primer pontífice estadounidense, su afición por los White Sox y cómo un asiento en el estadio se ha convertido en símbolo de fe y béisbol
Un asiento sagrado en el sur de Chicago
En la historia del béisbol, hay momentos que trascienden lo deportivo para convertirse en símbolos culturales profundos. Uno de esos casos es el del asiento 2, fila 19, sección 140 del estadio de los Chicago White Sox (el Guaranteed Rate Field). No se trata de un asiento VIP ni de algún lugar con vista privilegiada, pero desde mayo de 2025, lleva una historia que mezcla fe, deporte y legado.
Ese asiento fue ocupado durante el Juego 1 de la Serie Mundial de 2005 por Robert Prevost, un sacerdote católico misionero de Chicago que se convertiría años después, el 8 de mayo de 2025, en el primer Papa estadounidense en la historia de la Iglesia Católica, bajo el nombre de Leo XIV.
Cuando el papa era un simple fanático
Antes de convertirse en sucesor de San Pedro, el entonces Padre Bob era un aficionado más de los White Sox. En compañía de su gran amigo Ed Schmit y su nieto Eddie, presenció la victoria 5-3 sobre los Astros de Houston, un enfrentamiento que marcaría el primer paso hacia la ansiada barrida del título para el equipo de la Ciudad de los Vientos.
El vínculo con los White Sox va más allá de esa aparición. Schmit y el futuro pontífice se conocieron en una escuela secundaria católica del sur de Chicago. Aquella noche, más que apoyar a su equipo, compartían una pasión que se remontaba años atrás. La familia Schmit mantiene aún hoy la titularidad del asiento en el estadio.
Tras la elección de Prevost como Pontífice, los White Sox decidieron rendir homenaje a su célebre fan con una instalación artística en la sección 140: una columna con gráficos que lo muestran saludando y otra imagen capturada de la transmisión televisiva de aquel juego histórico.
La providencia detrás del número uno
Para algunos, la elección de Prevost como Papa fue una sorpresa; para Ed Schmit, no. Su hija, Heidi Skokal, recuerda cómo su padre solía decirle al sacerdote: “Vas a ser el próximo Papa”. Poco antes de morir en 2020, Schmit habló con él por última vez y reafirmó su creencia. “No estaré aquí para verlo, pero estaré mirando desde arriba”, dijo. Ahora, según Skokal, así ha sido.
Un papado con corazón de fan
Desde que fue elevado al cargo más alto de la Iglesia Católica, el Papa Leo XIV no ha escondido su afecto por los White Sox. Según informó el director de márketing del equipo, Brooks Boyer, se le envió al Vaticano una gorra y una camiseta personalizada conmemorando esa conexión espiritual-deportiva. “Cuando la gente venga al estadio y vea ese asiento, será como una peregrinación distinta”, aseguró.
Incluso los seguidores del equipo ya han acogido esta historia con fervor. En algunos juegos, los fanáticos se visten como el Papa, y hay camisetas que llevan leyendas como “The Holy Sox Fan” o “Pope in Pinstripes”. Esta conexión ha revitalizado parte del espíritu de una afición que ha sufrido temporadas complicadas en el diamante.
Un regreso que aún aguardan
Hasta ahora, el Papa Leo XIV no ha vuelto al estadio, pero la invitación está abierta. Boyer incluso fantaseó con la posibilidad de que el pontífice haga el lanzamiento inaugural o incluso tenga un turno al bate simbólico. “El Papa absolutamente tiene una invitación abierta para volver. Quizá le dejamos tocar base”, bromeó.
Un símbolo de esperanza para una franquicia sufrida
En una era de resultados mediocres —los White Sox no han vuelto a ver una postemporada gloriosa desde 2005— la conexión espiritual con el máximo líder de la Iglesia Católica ha unido a la comunidad de una forma singular. Más allá del récord, el asiento en la sección 140 representa el fervor de un hincha, el legado de la amistad y el poder de la fe compartida.
Hoy, mientras atraviesan momentos difíciles en lo deportivo, los White Sox tienen algo que ningún otro equipo puede presumir: un Papa como fanático devoto. Y en el corazón del estadio, ese asiento espera su regreso, como todo creyente... con fe.
- Dato curioso: El 2005 fue un año estelar para los White Sox, quienes vencieron a los Astros en solo cuatro juegos. Era su primer campeonato desde 1917.
- Robert Prevost es oriundo de Chicago y fue nombrado cardenal en 2023 antes de ser elegido Papa dos años después.
- El asiento 140-19-2 se está considerando como un futuro sitio de peregrinaje para fanáticos católicos del béisbol.
¿Béisbol y religión? Una combinación más común de lo que parece
La historia del Papa fanático del béisbol recuerda otras ocasiones en que el deporte y la espiritualidad se entrelazan. En EE. UU., algunos equipos han realizado misas previas a los partidos, y varios jugadores no dudan en mostrar expresiones religiosas tras jugadas importantes. En América Latina, especialmente en países como Venezuela, el béisbol también conlleva un fuerte componente espiritual.
“El béisbol tiene su propio ritual: las cábalas, los himnos, el incienso de los hot dogs y hasta los rezos antes de una entrada difícil”, comenta el periodista deportivo y sociólogo Enrique Rojas. “En cierto modo, ir al estadio también es una forma de reunirse como comunidad, como lo es una misa dominical”.
Con ese espíritu, no sorprende que la figura del Papa Leo XIV pueda sumar un nuevo capítulo a esta simbiótica relación entre pelota y creencia.
¿Qué sigue para los White Sox?
Si bien la temporada actual no augura grandes resultados, el equipo ha sabido capitalizar esta historia singular en su narrativa institucional. Entre homenajes, gráficos y productos oficiales, el nombre de Leo XIV sirve como bálsamo para una base de aficionados sedienta de esperanza.
Tal vez, el “milagro” que esperan no venga en forma de jonrón, sino de una visita papal. Hasta entonces, el asiento más bendecido del béisbol norteamericano permanece vacío, aguardando al fanático más santo del mundo.