¿Quién controla los cielos de EE. UU.? Aumentan los sustos en los aeropuertos pese a tecnología avanzada
Un análisis de los fallos de seguridad aérea en pleno siglo XXI: tecnología costosa, errores humanos y un sistema al borde del colapso
Los aeropuertos de Estados Unidos, considerados entre los más avanzados del mundo, enfrentan una crisis silenciosa que debería preocupar a todos los viajeros frecuentes: el alarmante incremento de incidentes de casi colisión en pistas de aterrizaje, incluso en terminales equipadas con la última tecnología como el sistema ASDE-X.
La alarma de LaGuardia: otro incidente que pudo ser fatal
El pasado 6 de mayo, un avión de Republic Airways tuvo que abortar su despegue en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York cuando un avión de United Airlines seguía cruzando la misma pista. La situación fue tan crítica que tanto la Administración Federal de Aviación (FAA) como la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) han iniciado una investigación oficial.
En grabaciones obtenidas desde LiveATC.net, se escucha al controlador aéreo disculparse en tiempo real: “Lo siento, pensé que United ya había despejado la pista”. Esta frase resume la fragilidad del sistema: incluso con tecnología avanzada, los errores humanos siguen siendo una amenaza latente.
ASDE-X: ¿el escudo de seguridad definitivo?
El sistema utilizado en LaGuardia, el ASDE-X (Airport Surface Detection Equipment, Model X), es considerado uno de los más sofisticados del mundo. Utiliza una combinación de radar de superficie, señales de avión y sensores GPS para ofrecer una vista en tiempo real del movimiento en tierra de aeronaves y vehículos. A pesar de ello, los incidentes graves siguen ocurriendo.
Según datos de la FAA, menos de 20 aeropuertos de los más de 500 controlados en EE. UU. cuentan con el sistema ASDE-X. En el resto, los controladores manejan el tráfico con herramientas tan rudimentarias como binoculares y mapas impresos. En San Francisco, por ejemplo, en 2017, un avión de Air Canada casi aterriza sobre cuatro aviones en la pista.
La historia que no se cuenta: decenas de “near misses” cada año
La FAA reportó que durante 2023 hubo 22 incursiones graves en pista (categoría A y B), es decir, cerca de dos por mes. Aunque esa cifra cayó a 7 en el último año, sigue superando el umbral de tolerancia razonable para una industria donde un pequeño error puede costar cientos de vidas.
El caso más trágico en la historia de aviación ocurrió exactamente por un error de comunicación en pista: el desastre de Tenerife en 1977, cuando un KLM 747 despegó mientras un Pan Am 747 aún estaba en la pista. Murieron 583 personas. Esa catástrofe llevó a la creación de muchos de los protocolos actuales, pero pareciera que olvidamos la lección.
Fallos humanos y sistemas desconectados
Una de las causas recurrentes identificadas por la NTSB es la falta de integración entre los controladores de torre y los controladores de tierra. En el incidente de LaGuardia, uno daba permiso de despegue mientras otro guiaba al avión de United sin saber que estarían en curso de colisión. Una falla de coordinación elemental.
¿De qué sirve tener sistemas de radar sofisticados si no hay protocolos claros de comunicación entre quienes los usan? El problema ya no es solo tecnológico: es organizacional y humano.
¿Por qué no se generaliza la tecnología?
El mismo sistema ASDE-X cuesta millones de dólares por aeropuerto. Aunque se ha demostrado efectivo en muchos casos, su alto costo hace inviable su expansión a los más de 490 aeropuertos con torres de control en Estados Unidos, según datos del propio Departamento de Transporte.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, ha declarado su intención de expandir la cobertura de ASDE-X y sistemas similares, pero necesita la aprobación del Congreso para acceder a los más de 2,5 mil millones de dólares necesarios.
¿Y si los pilotos recibieran las alertas directamente?
Quizás uno de los cambios más prometedores viene del sector privado. Honeywell lleva desarrollando desde hace años un sistema que alerta directamente a los pilotos sobre intrusiones en la pista, eliminando el intermediario humano. Esto podría significar segundos vitales en casos como el de LaGuardia. Pero a día de hoy, la FAA no ha certificado oficialmente ningún sistema de este tipo.
Una carrera por evitar el próximo desastre
Según el teniente general retirado Jeff Buchanan, experto en seguridad nacional, “No estamos lidiando con hipótesis. Los incidentes han ocurrido y seguirán ocurriendo si no hay cambios sistemáticos en el control aéreo”.
La evidencia parece respaldar su advertencia. En febrero de 2023, otro incidente en Austin involucró a un Boeing 767 de FedEx que, durante una aproximación en condiciones de baja visibilidad, casi colisiona con un avión de Southwest despegando. Fue evitado con apenas segundos de margen.
¿Demasiadas funciones, poco personal?
El déficit de controladores es otro factor de riesgo. La FAA ha reconocido que enfrenta una escasez severa de personal, especialmente en aeropuertos grandes como Nueva York, Atlanta y Chicago. Más grave aún, gran parte del equipo es veterano y está próximo al retiro, sin relevo a la vista.
La Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo (NATCA) pide más inversión en formación y contratación urgente. De lo contrario, advierten que se producirán más errores como el de LaGuardia. La inversión en tecnología por sí sola, sin personal capacitado, es como tener un auto de Fórmula 1 y que lo maneje un novato.
Una paradoja en el corazón del sistema más sofisticado
Mientras el gobierno presume de su infraestructura tecnológica aérea, los reportes de incidents aumentan y los trabajadores denuncian falta de recursos e inversión. La paradoja está servida: el país más avanzado del mundo tecnológicamente, pero que no logra mantener sus cielos libres de errores humanos y fallos de sistema.
En un mundo donde los viajeros confían ciegamente en la seguridad aérea, estas señales de alerta deben ser tomadas con la máxima seriedad. No basta con estadísticas, ni con declaraciones de funcionarios: los hechos están hablando, y reclaman acción ahora.
¿Cuál es el futuro de la seguridad aérea en EE. UU.?
- Expandir ASDE-X a más aeropuertos medianos y regionales.
- Certificar sistemas de alertas directas para pilotos como el de Honeywell.
- Invertir en formación y contratación de controladores.
- Crear protocolos unificados de comunicación entre diferentes tipos de controladores.
- Asegurar que incidentes como el de LaGuardia no sean invisibles para el gran público. La transparencia puede salvar vidas.
La seguridad aérea debe dejar de ser una conversación técnica para convertirse en una prioridad pública. Solo así, tal vez, recuperemos el control sobre nuestros cielos antes de que otra tragedia nos devuelva a la tierra.