Del mito al juicio: el derrumbe de la impunidad en el cine francés

De Gérard Depardieu a Cannes, Francia enfrenta su momento #MeToo tras años de tolerancia cultural hacia los abusos en el arte

Una semana que marcó un antes y un después

Francia, país cuna de la cinematografía sensual e irreverente, atraviesa una transformación dolorosa pero necesaria. En cuestión de días, la figura totémica de Gérard Depardieu fue condenada por agresión sexual y el célebre Festival de Cannes tomó una decisión jamás vista: prohibir el ingreso de un actor acusado de violación, a pesar de que la causa penal fue archivada. Lo que parecía imposible hace pocos años parece estar sucediendo: Francia se está replanteando su histórica indulgencia hacia los artistas carismáticos pero abusivos.

El ocaso de una leyenda: Depardieu condenado

Gérard Depardieu, con más de 250 películas en su haber, fue por décadas el rostro y cuerpo del cine francés. Irreverente, carismático, dominante e indomable: todo en él era magnetismo cinematográfico. Su vida privada era tan caótica como sus personajes. Más de veinte mujeres llegaron a denunciarlo por conducta sexual inapropiada, pero fue finalmente en 2024 cuando se le impuso una condena de 18 meses, aunque suspendida, por haber manoseado a dos actrices en 2021.

"Es el fin de la impunidad de los artistas con A mayúscula", declaró Carine Durrieu Diebolt, abogada de una de las mujeres que ganó su caso contra Depardieu. Esta decisión judicial marcó un cambio en la narrativa: el talento ya no excusa el abuso.

El terremoto en Cannes

Dos días después del veredicto a Depardieu, Cannes —el festival más glamuroso del cine mundial— negó el acceso a su alfombra roja a Théo Navarro-Mussy, quien enfrenta denuncias de agresión sexual por parte de tres ex parejas. Aunque la causa penal fue archivada por falta de pruebas, las mujeres reabrieron el proceso por la vía civil. El director de Cannes, Thierry Frémaux, tradicionalmente visto como defensor de figuras polémicas como Roman Polanski o Johnny Depp, tomó la inusual decisión.

"Entendieron hacia dónde sopla el viento. Frémaux intenta corregir el rumbo", analizó Céline Piques, portavoz de Osez le féminisme!, una organización activista contra la violencia de género.

¿Fin del “encanto perdonador” francés?

Francia ha convivido durante décadas con un concepto llamado l’exception culturelle, que, en pocas palabras, justifica los excesos de sus genios. Desde la actriz Catherine Deneuve, quien defendió “la libertad de molestar” como parte del arte de la seducción, hasta Brigitte Bardot que ha llegado a despreciar el feminismo, esta idea ha permitido que los artistas vivan en una burbuja de impunidad.

Pero la era del perdón automático se resquebraja. Como apuntó la jurista Anne-Sophie Laguens: “La sentencia de Depardieu muestra progresos. Pero para la mayoría de las mujeres, los obstáculos a la justicia son aún enormes”. Según datos del Ministerio del Interior francés, en 2024 se reportaron más de 22,000 casos de violación, pero solo menos del 3% derivaron en condenas.

El largo camino judicial y los ejemplos recientes

Francia ha estado marcada por casos de figuras públicas que regresaron del escándalo con relativa facilidad. El caso de Bertrand Cantat, ex vocalista de Noir Désir, llamó la atención: en 2003 mató a su pareja, la actriz Marie Trintignant, durante una golpiza. Cumplió solo cuatro años de prisión y en 2018 intentó relanzar su carrera musical. Ante protestas públicas, sus conciertos fueron cancelados, pero no sin haberse vendido entradas.

Casos más recientes también reflejan un cambio. Christophe Ruggia, acusado por la actriz Adèle Haenel de abusarla cuando era menor de edad, fue condenado, aunque está apelando. Por su parte, Nicolas Bedos fue sentenciado por agresión sexual en otro revés judicial contra las élites culturales.

La reacción del mundo del cine

Las opiniones están divididas. La legendaria actriz Fanny Ardant, amiga íntima de Depardieu, estuvo con él en el juicio y lo dirigirá en una película en Portugal a pesar de su condena. "Ardant no entendió nada", opinó Céline Piques. "Desvaloriza la violencia, la normaliza. Eso es cultura de violación en estado puro."

En contraste, Juliette Binoche, presidenta del jurado de Cannes y una de las figuras más respetadas del cine francés, dijo: “No es un monstruo. Es un hombre que, aparentemente, ha sido desacralizado”. Una frase cargada de peso simbólico.

El giro de la vergüenza

La vergüenza, que por años fue dirigida hacia las víctimas, comienza lentamente a caer sobre los perpetradores. Un momento clave fue la condena de 51 hombres por violar durante años a Gisèle Pelicot —quien denunció sin ser escuchada durante mucho tiempo— en uno de los juicios más impactantes registrados en Burdeos. “Demostró que los violadores no están solo en los callejones, sino en nuestras camas, en nuestras oficinas, en nuestras salas de ensayo”, recalcó Piques.

El cambio ha sido tan profundo que aunque figuras como Depardieu insisten en negar los hechos, sus carreras ya no están blindadas por premios o popularidad. La justicia francesa parece empezar a romper esa “aura” que protegía a los hombres poderosos.

Un sistema aún en transformación

La batalla no ha terminado. El entorno judicial sigue siendo inaccesible para muchas víctimas. El sistema legal francés, a menudo lento y exigente en términos de pruebas, todavía representa un camino tortuoso. Pero cada condena, cada decisión cultural como la de Cannes, representa un peldaño más hacia una industria menos permisiva.

Como expresó una de las mujeres que ganó su caso contra Depardieu, entre lágrimas, tras el veredicto: “Estoy muy, muy satisfecha con la decisión. Es una victoria, de verdad. Un gran paso adelante. Siento que se ha hecho justicia”.

Y tal vez eso, en Francia, sea el inicio de una nueva revolución cultural.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press