Pepe Mujica: el líder que enseñó al mundo cómo gobernar con sencillez y dignidad

Acompañado por figuras como Lula y Boric, Uruguay despide a uno de sus mayores referentes políticos: un exguerrillero que predicó con el ejemplo, vivió en austeridad y deja huella eterna

El último adiós a un gigante humilde

Montevideo vivió una jornada histórica el 15 de mayo de 2025, cuando miles se congregaron en el Palacio Legislativo para despedir a José "Pepe" Mujica, expresidente de Uruguay, símbolo de honestidad política y referente moral de toda América Latina. A los 89 años, Mujica dejó este mundo tras una prolongada batalla contra el cáncer de esófago, falleciendo en la tranquilidad de su modesta chacra, la misma donde cultivaba flores y filosofía.

El homenaje no fue exclusivo del pueblo uruguayo. Figuras de todo el continente llegaron a despedirlo. El presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, visiblemente emocionado, se refirió a Mujica como un “ser humano superior” que supo salir sin odio de una experiencia inhumana: más de una década preso y torturado por su militancia como guerrillero tupamaro en los años 70.

El presidente campesino

Un presidente que donaba casi el 90% de su sueldo”, rezaban algunos carteles en las inmediaciones del Parlamento. Pepe Mujica no solo habló de justicia y humildad: las aplicó. Siendo presidente (2010-2015), se negó a vivir en la residencia oficial de Uruguay y optó por quedarse en su chacra en las afueras de Montevideo. Allí siguió viviendo incluso después de dejar el poder y fue sitial de peregrinaje para artistas (como Aerosmith), pensadores (como Noam Chomsky) y ciudadanos comunes que buscaban frente a él una verdad simple en un mundo complejo.

No soy pobre. Tengo pocas cosas, es cierto, pero suficientes para mí”, dijo alguna vez. Nacido en 1935, Mujica tuvo una vida de película: antes de ser presidente fue guerrillero, fue preso, fue torturado, fue parlamentario y finalmente mandatario. Todo sin jamás perder su esencia de vecino de barrio, de luchador comprometido con las causas sociales sin caer en las garras del poder.

La izquierda que sí fue ejemplar

En un contexto latinoamericano donde muchos gobiernos progresistas fueron opacados por escándalos de corrupción y autoritarismo, Mujica siempre se mantuvo al margen. Y eso lo convirtió en un ser excepcional. Mientras otros caían por ambiciones personales, él se consolidó como una figura moral.

Gabriel Boric, presidente de Chile, también presente en el homenaje, escribió: “Gracias, querido Pepe. Te llevaremos en cada lucha”. Ambos mandatarios, Boric y Lula, viajaron desde una cumbre en China para asistir al funeral: muestra del peso simbólico de Mujica para las nuevas generaciones de líderes.

Del fusil a las flores

Su tránsito vital es único. Integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, fue parte de un grupo armado que cuestionaba la oligarquía y el imperialismo. Fue apresado en 1972 por la dictadura uruguaya y estuvo aislado en calabozos por años, lo que casi le genera locura. Sin embargo, al salir de la cárcel no buscó revancha. Se integró al sistema democrático y lo transformó desde dentro.

Como presidente, promovió leyes pioneras en América Latina como la legalización del aborto (bajo ciertas condiciones), la regulación del consumo de marihuana y el matrimonio igualitario. Todas aprobadas bajo su mandato, y sin mayor escándalo. De alguna manera, hizo política desde la ética del sentido común.

La política no es para hacer plata, es para servir a la gente”, repetía incansablemente.

Un país que llora pero celebra su vida

Uruguay quedó paralizado. Las banderas a media asta flameaban en Montevideo, y las escuelas hablaron de Mujica en sus clases. Se decretaron tres días de duelo nacional. Pero fue más un aire de agradecimiento que de tragedia, como si el país supiera que su legado ya era inmortal.

Lucía Topolansky, su compañera inseparable de vida y militancia, recibió los abrazos y gestos de afecto de dirigentes como Lula, quien la besó en la frente en una de las postales más conmovedoras de la despedida.

Una vida en cifras y datos

  • Año de nacimiento: 1935, Montevideo
  • Militancia: MLN-Tupamaros
  • Tiempo en prisión: aproximadamente 14 años
  • Año de elección presidencial: 2009, asumió en 2010
  • Su salario como presidente: donaba casi el 90%, vivía con unos $1,200 mensuales
  • Vivió: en una chacra en Rincón del Cerro con su esposa y tres perros

Referencias internacionales

La vida de Mujica fue objeto de documentales como "El Pepe, una vida suprema", dirigido por Emir Kusturica y estrenado en el Festival de Venecia en 2018. Fue además orador recurrente en las Naciones Unidas y en cumbres internacionales, donde hacía gala de una franqueza inusual. Su célebre discurso de 2012 en la Cumbre de Río+20, donde criticó el consumismo y defendió la felicidad por encima del desarrollo económico, es uno de los más virales de esa década.

Venimos al planeta a ser felices, no a ser esclavos del consumo”, dijo entonces.

¿Qué queda de Mujica hoy?

En tiempos de descreimiento institucional, de políticos narcisistas y líderes desconectados de la realidad, Mujica permanece como un símbolo contracultural dentro de la política tradicional. Una paradoja viviente: creció combatiendo el sistema, entró en él, lo cambió y salió sin corromperse.

Yamandú Orsi, actual presidente de Uruguay y delfín político de Mujica, tiene ahora el enorme reto de sostener y proyectar este legado. “La vida sigue, las causas permanecen”, dijo con razón Boric.

La muerte de Mujica no es una noticia más: es un hecho histórico con repercusiones continentales. Su figura trasciende ideologías. No fue perfecto, pero fue humano. Y en un mundo de máscaras, eso basta para hacerlo eterno.

“Pepe no está muerto. Vive en cada joven que se pregunta cómo cambiar el mundo sin volverse parte del problema”, dijo un estudiante ante las cámaras, llorando junto a la urna cerrada del expresidente. Tiene razón. Mujica ya es parte del ADN político del continente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press