Censura, premios y controversia: el complicado panorama de PEN America en 2024

Entre cancelaciones, homenajes y tensiones políticas, la gala anual de PEN America refleja las contradicciones del mundo cultural actual

En un año marcado por polémicas, renuncias y tensiones en torno a la libertad de expresión, PEN America celebró su gala anual con un aire de resistencia cultural más que de celebración editorial. Bajo la luminosa cúpula del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, escritores, editores y activistas se reunieron para reivindicar la importancia de la escritura como forma de disidencia en un país donde la censura crece en formas sutiles –y no tan sutiles–.

Amber Ruffin: la voz que incomoda

La comediante y guionista Amber Ruffin fue la anfitriona de la noche, luego de haber sido desinvitada meses antes de la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca. Una señal clara de que incluso los espacios que tradicionalmente defendían la libertad de prensa empiezan a ceder frente a ciertos discursos incómodos. Según Clarisse Rosaz Shariyf, codirectora interina de PEN, Ruffin representa “la valentía creativa que necesitamos en un momento de censura sin precedentes”.

Ruffin ha sido crítica de figuras como Donald Trump, y su exclusión del evento periodístico más importante del país encendió alarmas en círculos culturales. Su presencia en la gala no fue solo simbólica: fue una reafirmación de que las voces críticas aún encuentran refugio en escenarios artísticos.

Un PEN dividido por la guerra

Pero PEN no ha estado exento de sus propias controversias. En 2024 enfrentó una de las crisis más profundas de su historia moderna: acusaciones de silencio institucional ante la invasión israelí en Gaza provocaron la retirada de numerosos autores de sus festivales y ceremónias. La edición de primavera del famoso World Voices Festival tuvo que ser cancelada, así como también los Premios Literarios de la organización.

Este silencio institucional derribó la credibilidad que PEN había construido durante décadas como defensora de escritores perseguidos alrededor del mundo. Prueba de ello fue que incluso dos de los cinco finalistas para el Premio Jean Stein —uno de los más prestigiosos de la organización, con una recompensa de USD 75,000— se retiraron como forma de protesta.

Las hijas de Jean Stein, fallecida autora y filántropa, tomaron una decisión contundente: redistribuir el premio a Palestine Children’s Relief Fund y a Palestine Legal, dos organizaciones que trabajan directamente en la defensa de los derechos de los palestinos. Una señal de que, aunque tarde, algunas avenidas de reivindicación estaban abiertas.

Entre bastidores: renuncias y vacío de liderazgo

La organización también vive un proceso interno de transición. Suzanne Nossel, su hasta entonces directora ejecutiva, renunció al cerrar el año. Su reemplazo aún no ha sido anunciado de manera permanente, lo cual ha dejado un vacío de dirección crítica justo cuando más se necesita posicionamiento. La falta de una voz fuerte ha favorecido la fragmentación interna de la organización y dificultado la toma de decisiones.

Premios que siguen contando historias

Pese a las tensiones geopolíticas y organizacionales, la gala de PEN logró recuperar parte de su brillo, gracias en parte a los premios entregados:

  • Sarah Jessica Parker recibió el Premio Literario Audible de PEN por su trabajo como promotora de la lectura y fundadora de la editorial SJP Lit.
  • El poeta egipcio Galal El-Behairy, actualmente encarcelado, fue galardonado con el Premio PEN/Barbey a la Libertad de Escribir. Su familia aceptó el premio en su nombre.
  • Michael S. Roth, presidente de la Universidad Wesleyan, fue honrado con el Premio Benenson al Coraje por su defensa de la libertad académica frente a las amenazas de censura del expresidente Trump.
  • Jon Yaged, CEO de Macmillan, recibió el Premio Visionario de Negocios, reconociendo sus esfuerzos innovadores en el mundo editorial.

¿Puede sobrevivir PEN a su propio conflicto ideológico?

Lo que está ocurriendo con PEN America es un reflejo del clima cultural actual. Existen fisuras dentro del mundo progresista –especialmente en círculos artísticos– acerca de cómo abordar conflictos internacionales como el de Palestina. El costo de no emitir posturas claras puede ser devastador para estas instituciones, razón por la cual se requiere un realineamiento urgente con los principios fundacionales de defensa de la libertad de expresión para todas las voces, incluso aquellas incómodas para los aliados tradicionales del mundo cultural occidental.

En un artículo de The Guardian, la crítica cultural Lauren Oyler escribió: “La izquierda literaria se enfrenta a sí misma. La credibilidad ya no se construye con premios ni contratos editoriales, sino con coherencia ética”.

Una gala con sabor a resistencia

La ceremonia en Nueva York fue mucho más que un brindis con vino blanco en copas de cristal bajo esqueletos de dinosaurios. Fue también la expresión de un campo cultural en crisis, donde las galas se transforman en trincheras y una anfitriona como Amber Ruffin se convierte en símbolo de autenticidad en tiempos de corrección política e institucionalismo frío.

Los desafíos que enfrenta PEN America no son particulares: cientos de organizaciones culturales están evaluando cuál es su responsabilidad en un mundo donde la represión, el genocidio, la censura blanda y las guerras culturales dictan la agenda. Sus decisiones marcarán no solo su futuro, sino también la relevancia de la literatura como refugio moral.

Datos para recordar

  • El programa de fluoración de aguas públicas, iniciado en EE.UU. en los años 40, redujo la incidencia de caries dentales entre niños estadounidenses en un 40% según los CDC (ver reporte).
  • Más de 40 países cuentan con programas similares. Su reversión en estados como Florida y Utah ha sido muy criticada por organizaciones como la American Dental Association.
  • Galal El-Behairy fue arrestado en Egipto en marzo de 2018 por sus poemas críticos al gobierno de Abdel Fattah el-Sisi. Desde entonces ha sido torturado y se le han negado tratamientos médicos adecuados, según Amnistía Internacional.

La historia de PEN en 2024 es un ejemplo vívido de cómo las instituciones culturales enfrentan las paradojas de su tiempo: la reivindicación de libertad en medio de las contradicciones políticas, las voces críticas que riesgan ser silenciadas y la tensión constante entre mantener la neutralidad institucional o tomar partido ante injusticias flagrantes.

Mientras tanto, los libros, los poetas encarcelados y las escritoras como Amber Ruffin siguen contando las historias que otros prefieren ignorar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press