FAMU bajo amenaza: ¿Puede resistir la universidad histórica afroamericana la influencia política de DeSantis?

Estudiantes y exalumnos de Florida A&M luchan por defender la identidad y misión de su institución frente al avance ideológico del gobernador republicano.

Florida A&M University (FAMU), la única universidad pública históricamente afroamericana del estado, se encuentra en el centro de una controversia política que amenaza con redefinir su propósito institucional. La nominación de Marva Johnson, una ejecutiva corporativa vinculada con el gobernador Ron DeSantis, como una de las cuatro finalistas para presidir la institución, ha encendido las alarmas entre estudiantes, profesores y exalumnos. Muchos temen que esta elección marque el inicio de una agenda más amplia que busca diluir el legado histórico y cultural de las instituciones afroamericanas.

Una lucha por el alma de FAMU

Fundada en 1887, la misión de FAMU siempre ha sido clara: ser un faro de educación y empoderamiento para la población afroamericana, especialmente en un contexto político y social históricamente adverso para esta comunidad. Sin embargo, con el control político actual de Florida y la tendencia del gobernador DeSantis a intervenir en las universidades públicas del estado, la independencia cultural e ideológica de FAMU podría estar en peligro.

Durante una visita reciente al campus, decenas de estudiantes se manifestaron abiertamente contra la posible designación de Johnson. Los cánticos de "¡No a MAGA Marva!" y "¡Salvemos a FAMU!" resonaron en todo el campus mientras Johnson intentaba presentar su candidatura ante la junta directiva.

¿Quién es Marva Johnson?

Johnson, ejecutiva de Charter Communications y ex miembro de la Junta Estatal de Educación, ha sido nombrada por DeSantis y el exgobernador Rick Scott para cargos públicos. Sin embargo, carece de experiencia en liderazgo académico, lo que ha generado preocupación entre los miembros de la comunidad universitaria.

Durante su entrevista, Johnson afirmó: “No voy a ser la mejor académica en este punto de mi carrera. Pero sé cómo mover montañas si se interponen en su camino.” Con estas palabras, intentó posicionarse como una líder efectiva en recursos y relaciones gubernamentales. Pero, ¿es eso lo que necesita una universidad como FAMU?

Un historial preocupante de intervenciones políticas

La posible elección de Johnson se enmarca en una tendencia más preocupante bajo el mandato de DeSantis. El gobernador ha implementado políticas que restringen la enseñanza de la historia afroamericana y ha eliminado programas de diversidad en universidades públicas. Estas acciones son vistas por críticos como intentos de controlar el mensaje ideológico que se imparten en las instituciones educativas.

En el caso de otras universidades públicas como New College of Florida, DeSantis ya ha liderado una purga ideológica que ha sustituido a su liderazgo y profesorado con figuras alineadas a su agenda conservadora. Elijah Hooks, estudiante de FAMU y miembro de la Asociación Estudiantil de Florida, expresó su preocupación diciendo: “Quieren que dejemos de aprender estudios afroamericanos, quieren controlar las narrativas con las que crecemos. Eso es una falta de respeto a nuestros ancestros.”

La historia de la marginación financiara

La ansiedad ante este posible nombramiento no se enmarca solo en la esfera ideológica, sino también financiera. Durante décadas, FAMU ha sido objeto de lo que muchos consideran una discriminación sistemática en el financiamiento público. Mientras que instituciones predominantemente blancas como Florida State University (justo al otro lado de la vía del tren) reciben fondos sustanciales, FAMU ha debido operar con presupuestos reducidos.

Este histórico subfinanciamiento no solo afecta la infraestructura y los programas académicos, sino que pone en tela de juicio el compromiso del estado con el legado que representa FAMU. En este contexto, el temor a una posible “fusión” entre FAMU y FSU, una idea ya sugerida en los años 60, revive viejos fantasmas entre la comunidad universitaria.

Una comunidad históricamente resiliente

A lo largo de su historia, FAMU ha sido semillero de líderes destacados en diversos campos. Ha producido generaciones de abogados, farmacéuticos, arquitectos, ingenieros y líderes comunitarios, muchos de los cuales provienen de familias que, en generaciones anteriores, fueron sometidas a la esclavitud o la segregación racial.

Figuras como Quincy Griffin, pastor y exalumno, han alzado la voz: “No podemos permitir que en nuestra generación, bajo nuestra responsabilidad, se pierda el legado de excelencia de FAMU.”

El contexto presidencial y los retos futuros

La controversia sobre FAMU no ocurre en un vacío. Se produce mientras se recrudece la polarización política en Estados Unidos, con gobernadores como DeSantis usando su influencia para redefinir la identidad de las instituciones estatales. En el ámbito universitario, esto se traduce en batallas por los currículos, el financiamiento y la representación cultural.

El pasado año, la universidad también enfrentó una controversia por un donativo multimillonario no verificado proveniente de un supuesto benefactor, lo que generó cuestionamientos sobre su gobernanza institucional. El presidente de entonces, Larry Robinson, renunció, dejando un vacío que ahora se pretende llenar en medio de una tormenta política e ideológica.

¿Qué está en juego realmente?

FAMU no es solo otra universidad pública. Representa una pieza clave en la historia y el futuro de la movilidad social afroamericana en Florida. Cualquier intento por reconfigurar su liderazgo desde una agenda ajena a sus valores históricos debería levantar alarmas no solo en Florida, sino en todo el país.

Este proceso de selección presidencial determinará no solo quién lidera la universidad, sino qué tipo de institución será FAMU en las próximas décadas. Entre las consecuencias posibles está la pérdida de programas emblemáticos, la erosión del orgullo cultural afroamericano y una misión universitaria cada vez más diluida en políticas partidistas.

Como dijo un estudiante durante las protestas: “No estamos luchando por un rector. Estamos luchando por nuestra historia, por nuestros derechos, por nuestra identidad.”

Este momento podría marcar un punto de inflexión irreversible. La pregunta es: ¿está preparada FAMU para resistir esta embestida? Y, más importante aún, ¿estará dispuesta la comunidad a seguir luchando por lo que representa?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press