El colapso de la confianza política en Estados Unidos: polarización, figuras controvertidas y partidos en crisis

Entre misiones diplomáticas con cazas y un sistema de salud en juego, tanto demócratas como republicanos enfrentan una profunda incertidumbre existencial

Una travesía con honores y turbulencias

La reciente visita del expresidente Donald Trump a Medio Oriente, marcada por espectáculos aéreos con cazas F-15 en Arabia Saudita y Qatar, refleja el simbolismo que aún envuelve su figura política en ciertos escenarios internacionales. Aunque ya no ostente el poder ejecutivo, Trump continúa ejerciendo una notable influencia global, tanto en términos diplomáticos como simbólicos, lo que genera reacciones de lealtad y teatralidad por parte de gobiernos aliados.

Qatar, al igual que Arabia Saudita un día antes, no esperó a que el Air Force One aterrizara. Lo recibió en el cielo con una formación de cazas F-15 hecha a medida para impresionar. Estas maniobras no son comunes, y menos aún dirigidas a un exmandatario. Margo Martin, una integrante del equipo del expresidente, comentó entusiasmada en redes: “¡Qué vista al llegar a Qatar!”, acompañando sus publicaciones con videos del espectáculo aéreo.

Confusión e insatisfacción generalizada en el panorama político

Mientras Trump recibe honores militares en el extranjero, dentro de EE.UU., el ambiente político está impregnado de otra narrativa completamente distinta: la desconfianza institucional y la fragmentación ideológica. Una encuesta reciente del AP-NORC reveló que apenas un tercio de los demócratas dicen estar optimistas sobre el futuro de su partido, una caída del 60% registrado en julio de 2024. Por otro lado, aunque los republicanos muestran una leve mejoría en sus expectativas partidistas (del 47% al 55% desde el verano pasado), también reina la preocupación respecto a los rumbos que toma su liderazgo.

Necesitamos una figura como Obama otra vez”, reclama Damien Williams, sindicalista de Illinois, de filiación demócrata. Mientras tanto, en las huestes republicanas, activistas como Patrick Reynolds advierten que la alineación automática con Trump y Elon Musk podría tener consecuencias negativas: “¿Cómo vamos a defender el Estado de derecho si violamos la Constitución?”, dijo, refiriéndose a políticas migratorias y reducción del gobierno federal.

El diagnóstico: partidos sin dirección y liderazgos débiles

La impopularidad atraviesa el espectro político. Solo 4 de cada 10 estadounidenses tienen una imagen favorable del Partido Republicano, mientras que el Partido Demócrata apenas alcanza un 33% de aprobación. Esto se refleja también en la percepción sobre sus líderes principales —Chuck Schumer, Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders— quienes reciben evaluaciones mixtas incluso dentro de sus propios partidos.

  • Bernie Sanders: 75% de imagen favorable entre demócratas, aunque solo el 40% entre el total de los adultos.
  • Ocasio-Cortez: Apoyo del 50% entre demócratas, pero apenas el 30% entre el total poblacional.
  • Chuck Schumer: Solo el 21% de aprobación entre todos los adultos y ha caído su respaldo demócrata desde diciembre de 2024.

En el ala republicana, la situación apenas mejora. Marco Rubio lidera con un 60% de aprobación entre su partido, seguido por Mike Johnson (50%) y Pete Hegseth (44%).

El caso Kennedy Jr.: entre la salud pública y la controversia

Como si no bastara con la crisis institucional, la salud pública en EE.UU. atraviesa otra tormenta. Robert F. Kennedy Jr., actual secretario de Salud y Servicios Humanos, vuelve estar en el ojo del huracán. Tres meses después de asumir el cargo, ha promovido recortes a campañas de vacunación y ha reinstalado la duda sobre vacunas en el debate nacional, justo cuando una epidemia de sarampión ha afectado a más de 1,000 personas.

El senador Bill Cassidy (Luisiana), antes de confirmar su nombramiento, le pidió garantías sobre su posición sobre las vacunas. Kennedy ofreció promesas poco concretas. Ahora, con el anuncio de su programa “Make America Healthy Again” (MAHA), ha prometido un enfoque en nutrición y vida saludable, pero sacrificando programas esenciales para la prevención de enfermedades contagiosas, salud maternal y educación preescolar.

Según HHS, la reestructuración busca “mejorar los resultados sanitarios, eliminar redundancias y optimizar la eficiencia”. Sin embargo, la comunidad médica y legisladores, especialmente demócratas, no confían en sus motivos.

Reforma o regresión: la visión de Kennedy Jr.

Entre las medidas que ha tomado Kennedy Jr. destaca:

  • Presión a empresas de alimentos para eliminar colorantes artificiales.
  • Lanzamiento de un estudio federal sobre las causas del autismo.
  • Medidas para revertir las recomendaciones de fluorización en el agua.
  • Alianzas con gobernadores republicanos para prohibir el consumo de refrescos azucarados dentro del programa de asistencia nutricional (food stamps).

Aunque asegura no ser “antivacunas” y dice buscar solo mayor supervisión científica, ha contratado a expertos con antecedentes polémicos y ha cancelado varios proyectos de financiación pública para vacunas. Sigue calificando vacunas como “leaky” (“con fugas”), cuestionando estudios aceptados por décadas sobre su seguridad.

Desconfianza hacia el sistema electoral y resentimiento colectivo

Las instituciones no estaban tampoco exentas del malestar. Más del 55% de los demócratas expresan pesimismo sobre cómo se eligen los líderes políticos. La crítica se enfoca en el diseño de distritos electorales (gerrymandering) y el uso del Colegio Electoral, considerado obsoleto por algunos sectores.

Linda Sleet, jubilada de Florida, lo ejemplifica: “El sistema sirvió en su momento. Ahora ya no.” Este mensaje resuena con otra gran franja de estadounidenses que siente que su voto no tiene el mismo peso ni repercusión que antes.

Una imagen sombría y un futuro nebuloso

En una nación donde ni el 30% de los ciudadanos se siente optimista sobre la política actual, figuras como Trump reciben desfiles de cazas mientras que en casa reina el caos, la desilusión y el miedo. El liderazgo de personas controvertidas como Robert F. Kennedy Jr., la falta de una dirección clara en ambos partidos y una ciudadanía desencantada componen el escenario político del momento.

Lo que antes fue esperanza se ha convertido en escepticismo colectivo. Como bien resume Williams, el sindicalista de Illinois: “Voy a necesitar ver victorias para América, y para la humanidad, antes de volver a ser optimista.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press