¿Un refugio climático en Nueva York? Rochester se convierte en un imán para quienes huyen del cambio climático

Cada vez más personas eligen regiones como Rochester para escapar de desastres naturales, buscando estabilidad, seguridad hídrica y calidad de vida

La creciente migración climática: ¿una tendencia en aumento?

El cambio climático está remodelando no solo el clima del planeta, sino también los patrones de migración en los Estados Unidos. A medida que huracanes, incendios e inundaciones azotan comunidades costeras y del sur del país, muchas personas están comenzando a buscar nuevos lugares donde reconstruir sus vidas —y algunos lo están haciendo con una mirada puesta en el clima.

Uno de estos destinos emergentes es Rochester, Nueva York, ciudad que históricamente fue un centro industrial y hoy se está posicionando como un posible refugio climático.

“Nos volvimos locas por el tema del clima”, comenta Jasmin Singer, residente de Rochester desde 2020 y conductora de un programa ambiental por radio. Junto a su esposa, decidió dejar Los Ángeles después de enfrentar incendios forestales devastadores. La pareja se fijó en Rochester por varios factores: un ambiente político progresista, políticas locales de sostenibilidad y un clima más estable.

Una ciudad atractiva por múltiples razones

Rochester ha sido definida por algunos expertos como uno de los posibles “santuarios climáticos” del futuro. A diferencia de ciudades costeras azotadas por huracanes o estados secos cada vez más cálidos, Rochester ofrece condiciones ideales para quienes buscan seguridad climática:

  • Acceso a agua dulce: La ciudad está conectada con grandes lagos, garantizando reservas hídricas esenciales.
  • Baja exposición a desastres naturales: Sin huracanes, incendios forestales frecuentes ni terremotos.
  • Tendencias climáticas estables: Una temperatura media anual de 10 °C (50 °F).

A estas ventajas se suman viviendas asequibles, un entorno favorable a la comunidad LGBTQ+ y una creciente inversión en sostenibilidad, como la expansión de la red de cargadores para vehículos eléctricos y la adopción de políticas para reducir las emisiones en un 40% para 2030.

¿Estamos ante una migración climática masiva?

Pese al creciente interés, los expertos no identifican aún una gran oleada migratoria por motivos exclusivamente climáticos. Alex de Sherbinin, director del Center for Integrated Earth System Information de la Universidad de Columbia, afirma que “todavía no hay una señal clara de que la gente se esté mudando sistemáticamente hacia regiones con menos vulnerabilidad climática”.

Sin embargo, con el aumento en frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos, se espera que en las próximas décadas las decisiones migratorias incluyan cada vez más este factor. Ya lo están haciendo en países subdesarrollados, donde cada año más de 21 millones de personas son desplazadas por desastres naturales, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Las voces de quienes ya llegaron

Los testimonios de quienes eligieron Rochester revelan una mezcla de motivaciones. Jon Randall, por ejemplo, huyó de los incendios en la zona de la Bahía de San Francisco en 2022. “Durante seis semanas no se podía salir de casa”, recuerda.

Una búsqueda exhaustiva en línea lo llevó a Rochester, una ciudad con buenos servicios, cerca de su familia y menos expuesta a eventos catastróficos. Su historia se repite en muchos migrantes que eligen este lugar, no solo por el clima, sino también por la posibilidad de mantener o incluso mejorar su calidad de vida.

Rochester y la comunidad latina: una nueva casa

Rochester también ha visto un aumento sustancial en su población latina. En el área condal de Monroe, donde se ubica la ciudad, 61,000 personas se identificaban como latinas o hispanas en 2019, el 70% de origen puertorriqueño, de acuerdo con el Center for Governmental Research.

Arelis Gomez y su madre, Arelis Ayala, son reflejo de esta tendencia. Gomez llegó desde Puerto Rico en 2016 en busca de mejores oportunidades laborales y educativas para sus hijos. Su madre se unió en 2019, motivada por su deseo de dejar la isla tras el devastador paso del Huracán Jorge en 1998.

Otra historia que destaca es la de Jonathan Gonzalez, quien se trasladó con su esposa embarazada después del huracán María en 2017. “Todo estaba cerrado, incluso los hospitales. No había electricidad ni seguridad”, recuerda. La presencia de su madre en Rochester facilitó el traslado. Hoy afirma sin titubeos: “Amo Rochester”.

Rochester como parte de un fenómeno mayor

No solo Rochester, sino también ciudades como Buffalo (a una hora de distancia) y Duluth (en Minnesota) han comenzado a atraer la atención de políticos, expertos en urbanismo y nuevas poblaciones debido a sus características como refugios climáticos emergentes.

En 2019, el alcalde de Buffalo, Byron Brown, dio un discurso en el que denominó a su ciudad “refugio climático”. En Duluth, se desarrolló un plan económico para atraer nuevos residentes con base en sus condiciones climáticas favorables.

En contraste, Rochester aún no ha hecho proclamaciones oficiales similares, aunque implementa políticas de sostenibilidad agresivas. En ese mismo año, ofreció un incentivo de hasta 9,000 dólares a nuevos propietarios de viviendas para impulsar el crecimiento poblacional.

El futuro de las ciudades refugio

¿Podrían ciudades como Rochester jugar un papel vital en el siglo XXI al absorber poblaciones desplazadas por el cambio climático? Los especialistas creen que sí, pero advierten que esa transformación requiere planificación:

  • Inversión en infraestructura: Para asegurar vivienda, movilidad, energía y salud para una población creciente.
  • Estrategias inclusivas: Que consideren etnicidad, género, empleo y diversidad cultural.
  • Educación y empleabilidad: Para integrar adecuadamente a la población migrante en el tejido social y económico.

El cambio climático, lejos de ser un fenómeno lejano, comienza a redibujar el mapa de qué ciudades prosperarán y cuáles se volverán inhabitables. Rochester parece haber leído bien ese futuro. Y quienes ya lo han hecho su hogar confirman que el cambio no solo fue climático: fue también una transformación de vida.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press