Vestidos, escándalos y normas: Cannes 2025 y la rebelión glamorosa contra el nuevo código de vestimenta

El Festival de Cine de Cannes impone límites a la expresión artística en la alfombra roja... ¿o solo alimenta más creatividad?

El Festival de Cannes 2025 no solo arrancó con películas, celebridades y flashes, sino también con una polémica: la implementación de un nuevo código de vestimenta que prohíbe explícitamente la desnudez y los vestidos voluminosos en la alfombra roja.

¿La moda se ahoga entre reglas? ¿El arte de vestirse para impresionar desaparece ante las restricciones? Esta edición del festival ha demostrado contundentemente que la expresión personal es imparable. Desde Heidi Klum hasta Wan QianHui, las famosas ignoraron sutilmente —o no tanto— la normativa, recordando al mundo que Cannes no es solo cine: es escenario, performance y poder estético.

¿Qué impone el nuevo código de vestimenta?

La organización del certamen anunció semanas antes de la inauguración que quedaban prohibidos en el evento los atuendos con colas largas, estructuras exageradas y cualquier tipo de desnudez superficial. Oficialmente, el objetivo era “facilitar el movimiento de los invitados y proveedores en la alfombra roja y el Palais des Festivals”, según declaraciones no oficiales en medios franceses.

Pero el anuncio desató una oleada de críticas en círculos de fashionistas, diseñadores y hasta académicos en estudios de la moda. “Cannes no solo celebra al cine, también al espectáculo visual. Estas normas cortan las alas de esa expresión”, afirmó la periodista de moda Jeanne Morel al diario Le Monde.

El arte de romper las reglas: Heidi Klum y compañía

Heidi Klum, modelo y referente de estilo en Cannes, ignoró la regla de los vestidos voluminosos al aparecer con un vestido rosa y blanco con una enorme cola. En años anteriores ya había desafiado los estándares con transparencias, pero este año fue más lejos, retando las normas recién impuestas con glamour inquebrantable.

La actriz china Wan QianHui no se quedó atrás, portando un vestido blanco gigante, como una nube de algodón, que parecía diseñado precisamente para provocar. Según declaraciones en redes, la intención era representar la liviandad de los sueños en un contexto de cine de autor. ¿Conceptual o rebelde? Quizás ambas.

Aliia Roza, rusa convertida en influencer de moda y autodenominada ex agente secreto, se presentó con una falda tipo jaula pintada con una paloma. “Es un homenaje a la paz mundial”, escribió en su Instagram. Su filosofía contrastó con la rigidez de las normas: “La moda no puede estar censurada cuando comunica arte”.

¿Cannes moralista o conservador estético?

No es la primera vez que Cannes establece normas polémicas. En 2015 prohibió la entrada a mujeres sin tacones altos, lo que generó protestas. Este año, la nueva política se interpreta dentro de una tendencia global a moderar la extravagancia en eventos públicos, ya sea por razones de seguridad, protocolo o simplemente por control de imagen.

Halle Berry, jurado oficial este año, comentó que tuvo que cambiar su vestido de apertura para seguir las nuevas indicaciones. “Tuve que hacer un giro. Tenía un vestido increíble con una cola larga”, confesó. Al mismo tiempo, defendió la regla contra la desnudez como “quizás una buena medida”.

Pero Berry fue la excepción. Su compañera en el jurado, Juliette Binoche, no tuvo que modificar su vestuario, y muchos invitados desafiaron las restricciones sin consecuencias aparentes. La falta de claridad en la implementación del nuevo reglamento solo avivó la confusión: ¿fue verdaderamente restrictivo o solo una pauta simbólica?

La ironía de imponer reglas en un festival de cine

Cannes se valora por premiar cine audaz, provocador y visionario. Películas que desafían normas sociales. Entonces, ¿por qué su alfombra roja debe ajustarse a normas estéticas tan estrictas?

El diseñador Jean-Paul Gaultier, ícono de la alta costura francesa, publicó en su perfil de X (antes Twitter): “La moda es arte en movimiento. Si limitas el arte, matas la inspiración.” No tardaron en sumarse voces afines, como la de la editora de Vogue París, quien recalcó que “Cannes es un termómetro cultural. Si la alfombra roja se vuelve uniforme, se pierde la esencia del festival”.

Cannes vs. Met Gala: ¿doble estándar?

Comparar la alfombra roja de Cannes con la del Met Gala de Nueva York es inevitable. En la Met, la extravagancia es requisito. Cada edición tiene un tema y los asistentes lo interpretan con looks arriesgados, teatrales, a veces escandalosos. Allí, una falda de 3 metros es elogio, no obstáculo.

¿Está Cannes queriendo parecer más “europeo sobrio” que vibrante iconoclasta? En términos de marketing e imagen pública, esta elección podría alienar a parte de su audiencia internacional y a referentes de moda que ven en Cannes el último bastión de la haute couture sin filtros.

¿Habrá consecuencias para los transgresores?

Una de las grandes incógnitas de esta edición es si habrá consecuencias para quienes desobedecieron. ¿Quedarán excluidos de futuras galas? ¿Se les negará acceso en próximas ocasiones? Por ahora, parece que no hubo sanciones formales.

El hecho de que las figuras más mediáticas del evento hayan ignorado las reglas sin repercusiones podría señalar el fracaso de la nueva política. O puede que, como muchas normas poco populares, simplemente se diluyan con el tiempo hasta desaparecer.

Moda y cine: una danza inseparable

El cine y la moda comparten raíces profundas: ambas son narrativas visuales. Cannes ha sido, desde sus inicios en 1946, una plataforma no solo para películas, sino para la expresión artística en todas sus formas. Los looks memorables de Grace Kelly, Monica Bellucci o Tilda Swinton son parte del legado del festival tanto como lo son las películas ganadoras de la Palma de Oro.

Querer encorsetar ese despliegue visual es ir contra la propia naturaleza de un festival que se vende como vitrina de innovación y arte.

Los vestidos como manifiestos políticos

En la historia de Cannes, la ropa ha servido también como mensaje político. En 2018, 82 mujeres lideradas por Cate Blanchett y Agnès Varda, marcharon por la alfombra roja en protesta por la desigualdad de género en la industria. Las vestimentas sobrias y en bloques de color reforzaron el impacto visual del reclamo.

Este año, la elección de vestidos gigantes podría leerse como una protesta estética silenciosa. Una forma de recordar que el cuerpo, el volumen y lo visual son también formas de discurso.

Cannes 2025: belleza en tiempos de censura

Frente a la censura estética, las diseñadoras y artistas se reinventan. Lo que parecía una prohibición frustrante se convirtió en una nueva ola de creatividad. Vestidos con volumen “oculto” en mangas, capas desmontables, ilusiones ópticas y estructuras que se expanden posteriormente dominaron las galas.

No es coincidencia. La creatividad responde siempre al conflicto. Y en esa dialéctica, Cannes reafirma su rol como epicentro de la conversación cultural del momento, incluso con normas tan poco glamurosas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press