Playoffs NBA 2025: La grave epidemia de lesiones que está redefiniendo la postemporada

Entre la brillantez y el dolor, las estrellas de la liga caen una tras otra en unos playoffs donde sobrevivir vale más que ganar

Los Playoffs de la NBA 2025 se han convertido en una montaña rusa emocional que desafía todas las predicciones, análisis y expectativas estadísticas. Detrás de cada partido vibrante y cada serie tensa, se esconde una realidad innegable: las lesiones están ganando protagonismo en una de las postemporadas más accidentadas de los últimos años. Desde Stephen Curry hasta Jayson Tatum, la lista de superestrellas caídas aumenta con cada encuentro, y los equipos sobreviven, más que compiten, aferrándose a la esperanza de llegar al próximo partido con la plantilla completa.

Una plaga sobre las estrellas

El escenario no podía ser más dramático. El lunes 12 de mayo, Jayson Tatum, líder de los Boston Celtics y una de las figuras más dominantes de los últimos años, fue retirado en silla de ruedas durante el cuarto juego de las semifinales del Este ante los New York Knicks. En el momento de su salida, Tatum había acumulado 42 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias, 4 robos y 2 tapones. Ningún jugador en la historia de los Celtics había firmado tal hoja estadística en partido de playoffs. Pero esa noche el baloncesto dejó de importar: el grito de dolor de Tatum silenció el Madison Square Garden.

Y no es el único. Stephen Curry lucha contra una lesión de isquiotibiales, Donovan Mitchell carga con problemas en el tobillo, LeBron James reveló que habría quedado fuera con un esguince de rodilla si los Lakers hubiesen avanzado de ronda. Damian Lillard, por su parte, se rompió el tendón de Aquiles, comprometiendo no solo esta temporada, sino también el próximo curso —y de paso, el futuro de Giannis Antetokounmpo con Milwaukee.

Una larga lista de bajas

Las lesiones han sido una constante durante la temporada 2024-2025. Basta con repasar este listado para dimensionar cómo el azar físico ha sido juez y parte en las campañas de muchos equipos:

  • Joel Embiid (Philadelphia): Problemas crónicos en la rodilla lo dejaron fuera durante gran parte del curso.
  • Kyrie Irving (Dallas): Rotura del ligamento cruzado anterior en marzo.
  • Victor Wembanyama (San Antonio): Coágulo de sangre en febrero lo obligó a parar.
  • Dejounte Murray (New Orleans): Tendón de Aquiles en enero.
  • Moritz Wagner (Orlando): Ligamento cruzado roto en diciembre.
  • Kawhi Leonard (Clippers) y Zion Williamson (Pelicans): Ambos jugaron menos de la mitad de la temporada por molestias diversas.

"Sobrevivir a las lesiones es parte de la vida en la NBA", dijo Doc Rivers, entrenador de los Milwaukee Bucks. Y en estos playoffs, esa frase ha adquirido un nuevo nivel de literalidad.

Endurecimiento físico: ¿culpa del calendario o la genética?

Muchos expertos y aficionados apuntan a la apretada agenda de la NBA como uno de los principales culpables. Entre juegos constantes, múltiples viajes, y la presión mediática y física, el cuerpo humano simplemente no está diseñado para soportar tal carga de forma indefinida.

El calendario de 82 partidos de temporada regular, sumado al posible máximo de 28 juegos de playoffs, no deja margen para recuperación completa. “Los jugadores están corriendo más rápido, saltando más alto y empujando sus cuerpos al límite físico y mental. Y eso tiene consecuencias”, comenta el preparador físico Brad Schoenfeld, profesor de ciencias del ejercicio en Lehman College.

Para los playoffs, este desgaste muchas veces se traduce en fatigas acumuladas que desembocan en esguinces, roturas musculares o lesiones articulares. La duración y privilegiada genética ya no bastan: los cuerpos piden descanso, y la NBA rara vez concede tregua.

El drama de Boston y la cifra récord de lujo

La lesión de Tatum golpea doblemente a los Boston Celtics. Deportivamente, pierden a su líder en pleno camino al anhelado título. Económicamente, la franquicia enfrenta una situación sin precedentes: el plantel está proyectado para pagar una factura combinada de salario y 'luxury tax’ que podría superar los $500 millones en 2026, según informes de ESPN y The Athletic. Invertir esa suma para ver a tu estrella caer justo antes de las Finales no solo hiere el corazón: amenaza la estructura empresarial de la franquicia.

Entre la humanidad y el espectáculo

“Obviamente queremos salir a competir, pero cuando un jugador de su calibre cae así y se enrolla de dolor, sabes que algo está mal”, dijo Jalen Brunson, base de los Knicks. “Por eso mandé oraciones. Nunca quieres ver eso”.

Sus palabras hablan por todos los jugadores. Porque si bien los playoffs son una guerra deportiva, el respeto entre atletas prevalece. Ver a una leyenda en ascenso como Tatum abandonar la cancha entre lágrimas no solo arruina el guión competitivo: revive el temor de cualquier jugador profesional que conoce la delgada línea entre la gloria y la camilla.

Incluso LeBron James, quien confesó que de haber llegado su equipo al sexto partido no hubiese podido jugarlo, dejó claro que la salud está por encima incluso del campeonato. “Tengo tiempo. Tengo tiempo para recuperarme”, aseguró en su podcast Mind the Game.

¿Hay solución? Una reflexión profunda

El comisionado Adam Silver ha evitado pronunciarse sobre posibles reformas al calendario. Pero las voces críticas aumentan. Leyendas como Charles Barkley o Shaquille O’Neal han pedido una reducción de juegos y una revisión a los back-to-back (juegos en noches consecutivas). Sin embargo, la lógica televisiva domina: reducir partidos significa menos dinero por derechos de emisión.

La NBA enfrenta un dilema similar al de otras ligas: ¿preferimos un espectáculo de 82 juegos con jugadores al 60%, o una temporada más corta que conserve a las estrellas sanas hasta junio? ¿Estamos priorizando el show inmediato o la sostenibilidad física? El espectáculo se vuelve insostenible si las estrellas desaparecen.

Como dijo Steve Kerr, entrenador de los Warriors: “Los playoffs siempre se tratan de adaptarse —sea al rival, a las tácticas o a las lesiones. Y tenemos que adaptarnos constantemente”. Pero también admitió que ningún equipo sobrevive sólo con tácticas si su jugador franquicia está fuera del mapa.

Una postemporada de resistencia

La realidad es que ningún equipo está operando al 100%. Jalen Brunson está lesionado del tobillo, pero juega como si nada. Michael Porter Jr. en Denver sigue pese a un problema en el hombro que normalmente exige semanas de baja. En Cleveland, la mitad del quinteto titular arrastra molestias. Y Memphis ni siquiera pudo contar con Ja Morant en tramos claves del cierre regular.

El juego continúa. Los partidos se disputan. Los fanáticos celebran. Pero entre bastidores, los fisioterapeutas trabajan horas extra. Los entrenadores rediseñan estrategias pensando en quién podrá saltar a cancha. Y los contratos millonarios enfrentan su verdadero desafío: proteger al activo más valioso del baloncesto, la salud del jugador.

Si estos playoffs 2025 nos han enseñado algo, no es sobre quién es el mejor anotador o cuál franquicia tiene más profundidad. Es que el talento, por sí solo, ya no basta. En esta postemporada, ganará quien llegue vivo. Literalmente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press