Gaza, rehenes y la sombra del exilio: la inquebrantable ofensiva de Netanyahu

Mientras la guerra en Gaza deja una estela de devastación, las declaraciones del primer ministro israelí desafían las rutas diplomáticas y alimentan la crisis humanitaria

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Un alto el fuego esquivo en Gaza

La posibilidad de una tregua en la devastada Franja de Gaza se tambalea nuevamente tras las recientes declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien ha dejado claro que "no hay forma" de que Israel detenga su ofensiva, incluso si se logra un acuerdo para liberar a los rehenes aún retenidos por Hamas.

Esta postura, inflexible y rotunda, ha tambaleado cualquier ápice de optimismo surgido luego de la liberación de Edan Alexander, el último rehén estadounidense con vida que permanecía en manos de Hamas. Alexander, de 21 años, había sido capturado durante el ataque múltiple del 7 de octubre de 2023.

Su liberación parecía un guiño a Washington y una señal de buena fe para revivir negociaciones mediadas por Qatar y Egipto, incentivadas por la visita del expresidente estadounidense Donald Trump a la región. Sin embargo, Netanyahu se mantiene firme en que cualquier tregua solo será temporal y que el objetivo final sigue siendo el mismo: la “destrucción de Hamas”.

Una guerra prolongada con alto costo humanitario

El conflicto en Gaza ha alcanzado proporciones catastróficas. Desde que comenzó la ofensiva israelí en represalia al ataque de octubre, más de 52,800 palestinos han perdido la vida, muchos de ellos civiles, incluidos miles de mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. Aunque Israel sostiene que los ataques están dirigidos a objetivos militares, la destrucción indiscriminada de infraestructura civil y hospitales ha sembrado alarma internacional.

Una de las tragedias más recientes fue el bombardeo a una escuela administrada por la ONU en Jabaliya, que causó la muerte de múltiples civiles y generó protestas entre diplomáticos y organismos de derechos humanos. Las imágenes de los cuerpos envueltos en mortajas blancas rezando en fila antes de su entierro recorrieron el mundo.

La crisis humanitaria: una bomba de tiempo

Desde la ruptura del alto el fuego en marzo, Israel bloquea completamente las importaciones hacia Gaza, exacerbando una emergencia humanitaria sin precedentes. Según la Organización Mundial de la Salud, al menos 57 niños han muerto por malnutrición desde el inicio del bloqueo.

“La situación es límite. Estamos al borde de una hambruna masiva”, alertó el portavoz de la OMS en Ginebra.

Muchos gazatíes dependen de cocinas comunitarias para sobrevivir. Las imágenes de personas haciendo fila durante horas por un puñado de arroz o lentejas se han vuelto comunes.

El dilema de los rehenes

Israel estima que 58 rehenes permanecen en cautiverio, de los cuales solo 23 podrían estar vivos, una cifra cada vez más incierta con el paso del tiempo. La presión hacia Netanyahu ha ido en ascenso, especialmente de las familias de los secuestrados. Muchos lo acusan de anteponer objetivos militares a la vida de los cautivos.

Durante una reunión en Tel Aviv, el enviado especial estadounidense Steve Witkoff aseguró que la diplomacia sigue siendo la mejor vía: “La mayoría de los rehenes han sido liberados por medios diplomáticos. Seguiremos optando por esa ruta”. Sin embargo, estas palabras contrastan con la retórica de guerra de Netanyahu.

Israel vs. Trump: fisuras en la alianza

La reciente liberación de Edan Alexander se logró sin que Israel hiciera concesiones, lo que ha sido interpretado por algunos como una maniobra de Hamas y sus mediadores para fortalecer el canal con la administración Trump. El expresidente estadounidense expresó en Truth Social su esperanza de que sea el primer paso hacia el fin del conflicto.

“Estoy deseoso por llegar al día en que celebremos juntos el retorno de todos los rehenes y el fin de esta brutal guerra”, escribió Trump, visiblemente aislado de la posición israelí oficial.

El plan de reubicación: ¿limpieza étnica encubierta?

En una declaración inquietante, Netanyahu reconoció estar considerando un plan para reasentar a los palestinos fuera de Gaza. Siguiendo una propuesta de Trump, Israel buscaría “países receptivos” dispuestos a acogerlos como parte de una “emigración voluntaria”.

“Si se abren las puertas, más del 50% se iría. Y estoy seguro de que muchos más también”, dijo el primer ministro durante una visita a soldados heridos.

Este planteamiento ha generado duras críticas por parte de la comunidad internacional. Organizaciones de derechos humanos y gobiernos árabes ven este discurso como un intento de limpieza étnica enmascarado en retórica diplomática.

Hospitales bajo fuego

El Ejército israelí ha acusado a Hamas de operar dentro de hospitales, lo que justificaría, según su visión, ataques a centros médicos. En un solo día, dos hospitales en Khan Younis fueron bombardeados, incluido el Nasser Hospital, donde perecieron al menos seis personas. Entre las víctimas se encontraba un periodista local, Ahmed Al-Kodra.

Testigos en el lugar, incluyendo reporteros, afirmaron que no había presencia militar evidente en las instalaciones sanitarias. Esas denuncias alimentan sospechas sobre la veracidad de los objetivos alegados por Israel.

Paz lejana, tensiones cercanas

La idea de una solución duradera parece cada vez más remota. Hamas exige una retirada total israelí, la liberación de prisioneros palestinos y un alto el fuego permanente. Israel rechaza esa ecuación, manteniendo su línea ofensiva.

Las negociaciones siguen en manos de actores externos como Qatar y Egipto. Tras su paso por Tel Aviv, los enviados estadounidenses viajaron a Doha con la esperanza de revitalizar el diálogo. Sin embargo, ante la escalada bélica y los bombardeos constantes, los tambores de guerra suenan más fuerte que las campanas de la diplomacia.

¿Hacia dónde va Gaza?

En medio del colapso de la infraestructura, desplazamientos masivos de población y una hambruna inminente, Gaza agoniza. Con más del 90% de su población desplazada y el 80% de su territorio reducido a escombros, el enclave palestino enfrenta una crisis existencial.

Israel, por su parte, se enfrenta a una crisis moral dentro y fuera de sus fronteras. Las divisiones internas en Tel Aviv aumentan, así como las críticas internacionales. La insistencia de Netanyahu en prolongar la guerra y erradicar a Hamas, aunque cada vez más costosa en vidas humanas, ha dejado claro que el fin del conflicto no está próximo.

Con cada día que pasa, la guerra en Gaza no solo destruye edificios y cobra vidas: sacrifica cualquier esperanza de reconciliación a corto plazo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press