El declive silencioso en la NFL: contratos, veteranía y diversidad en el ojo del huracán

Entre recortes sorpresivos de veteranos, tensiones contractuales con estrellas y la pausa del programa de diversidad, la liga enfrenta cuestionamientos clave para su evolución

La NFL siempre ha sido una mezcla fascinante entre espectáculo deportivo y negociaciones empresariales sin piedad. En las últimas semanas, hemos visto cómo este delicado equilibrio vuelve a tambalear con una serie de decisiones difíciles que están generando tanto sorpresa como debate dentro y fuera del campo.

Adiós inesperado: Thomas Morstead y el símbolo de una nueva era

Uno de los movimientos más llamativos ocurrió cuando los New York Jets anunciaron el despido del veterano pateador Thomas Morstead, de 39 años, poniendo fin a su segunda etapa con el equipo. Morstead, quien fue drafteado en la quinta ronda por los New Orleans Saints en 2009 y jugó allí por 12 temporadas, ha sido un modelo de consistencia durante su carrera. En sus últimas dos temporadas con los Jets, promedió 48.2 yardas por despeje y colocó 55 patadas dentro de la yarda 20, cifras que no tienen nada que envidiar a jugadores más jóvenes.

Sin embargo, a pesar de su rendimiento, el nuevo régimen encabezado por el gerente general Darren Mougey y el entrenador Aaron Glenn está optando por rejuvenecer el plantel. Así, Morstead se une a otros veteranos que han sido liberados esta temporada baja: el mariscal Aaron Rodgers, el receptor estrella Davante Adams y el linebacker C.J. Mosley. La estrategia es clara: cortar grandes salarios y apostar por talento joven, como lo evidencia la firma del pateador novato Kai Kroeger, quien dejó récords en South Carolina tras cinco temporadas.

“Estoy decepcionado de cómo se dieron las cosas, pero agradecido por la oportunidad. Sigo entrenando y viendo el futuro con optimismo”, dijo Morstead en un mensaje emotivo publicado en su Instagram.

El lado ingrato del negocio: Trey Hendrickson y la amenaza del silencio

Mientras algunas franquicias buscan cortar gastos con veteranos, otras enfrentan el problema opuesto: pagar más por mantener a sus estrellas. Es el caso de Trey Hendrickson, ala defensivo de los Bengals, que está buscando una extensión de contrato acorde a su rendimiento. Hendrickson lideró la NFL en capturas la temporada pasada con 17.5 y fue elegido All-Pro, pero aún así enfrenta la incertidumbre contractual.

El punto álgido se produjo cuando el entrenador Zac Taylor le envió un mensaje advirtiendo de una multa si no se presentaba al minicampamento obligatorio. Hendrickson respondió asistiendo como espectador a una práctica voluntaria en Cincinnati y no tardó en expresar su frustración:

“Cuando no hay comunicación, eso genera animosidad. No sé cuál es mi dirección dentro de este equipo. Me siento decepcionado, he dado todo y esto se ha tornado personal”, declaró a la prensa durante una sesión de 20 minutos.

Hendrickson está en el último año de su contrato, con un salario base de $15.8 millones y un impacto en el tope salarial de $18.7 millones. A pesar de su producción, los Bengals no han mostrado interés en mejorar su acuerdo actual. El jugador incluso pidió un cambio de equipo ante la falta de respuesta.

No es el único caso reciente. Hace unos meses, Myles Garrett, estrella de los Browns, también exigió una transferencia antes de renovar por $160 millones, incluyendo $123.5 garantizados. Hendrickson está buscando una situación similar, argumentando que el mercado de linieros defensivos ha cambiado, y él merece ese tipo de reconocimiento financiero.

Un retroceso en diversidad: pausa en el programa “accelerator”

En medio de estos conflictos, la NFL también enfrenta preguntas sobre su compromiso con el desarrollo de talento diverso. El programa accelerator, creado en 2022 para fomentar la contratación de entrenadores y ejecutivos de minorías, ha sido pausado. Estaba previsto para celebrarse durante las reuniones primaverales de este año en Minnesota, pero fue cancelado para ser reestructurado y relanzado en 2026.

Dasha Smith, directora administrativa de la liga, explicó que el objetivo es reimaginar el programa basándose en el feedback recibido:

“Nuestro compromiso con la diversidad sigue firme. Queremos atraer, desarrollar y retener talento que refleje la diversidad de nuestra base de aficionados”, afirmó la ejecutiva en un comunicado.

Desde su implementación, el programa ha contribuido a que figuras como Aaron Glenn (actual entrenador de los Jets) y Ran Carthon (exgerente general de los Titans) obtuvieran posiciones de alto perfil. No obstante, la liga aún se queda corta: solo hay siete entrenadores principales y siete gerentes generales de minorías entre los 32 equipos.

Roger Goodell reiteró en el Super Bowl su compromiso con la diversidad:

“Creemos que nuestras iniciativas en diversidad nos han hecho mejores. Atrajimos talento más sólido y perspectivas más amplias.”

¿Reestructuración o crisis sistémica?

Lo que está sucediendo en la NFL hoy en día es más que una simple coincidencia de decisiones contractuales o gerenciales. Revela una dinámica volátil y en algunos casos contradictoria: por un lado, equipos que apuestan por una renovación casi total, prescindiendo de figuras históricas, mientras que por otro lado, hay franquicias que se arriesgan a perder a sus mejores activos por una pelea por dígitos y bonificaciones.

Además, el parón del programa de diversidad plantea interrogantes difíciles: ¿realmente hay un compromiso estable con abrir espacios para mujeres y minorías o es simplemente buena prensa? El hecho de que el accelerator haya sido suspendido indefinidamente puede entenderse como una oportunidad para rediseñar, pero también emite un mensaje ambiguo en una liga que aún lucha contra acusaciones de discriminación estructural.

En el fondo, la NFL está en una encrucijada: tiene más ingresos, mayor atención internacional y una audiencia más diversa que nunca, pero aún así arrastra problemas que se han repetido durante décadas. La forma de gestionar contratos, la poca transparencia en las decisiones de personal y una constante falta de comunicación —como lo planteó Hendrickson— son señales de una liga que muchas veces funciona como una compañía de élite más que como un deporte para los aficionados.

Lo que queda por ver

  • ¿Volverá Thomas Morstead a la NFL con otro equipo dispuesto a pagar por experiencia y precisión?
  • ¿Cederán los Bengals a la presión pública y contractual de Hendrickson?
  • ¿La suspensión del programa accelerator será el fin de una iniciativa transformadora o el inicio de una nueva visión estratégica?

Una cosa es segura: el drama fuera del campo es hoy casi tan significativo como cualquier jugada de 60 yardas un domingo por la tarde.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press