El declive de Nissan: una advertencia sobre el futuro de la industria automotriz global
Recortes masivos de empleo, cierre de plantas y una estrategia de recuperación marcan el camino incierto de la automotriz japonesa
Una marca legendaria en crisis
La automotriz japonesa Nissan Motor Corporation, uno de los pilares más emblemáticos de la industria automotriz global, atraviesa una de sus etapas más turbulentas en el siglo XXI. En mayo de 2025, la empresa confirmó una pérdida multimillonaria durante su último año fiscal y anunció un recorte del 15% de su fuerza laboral global, lo que equivale a unos 20,000 trabajadores. Esta drástica medida se enmarca dentro de su ambicioso pero angustioso plan de recuperación.
El anuncio fue hecho en la sede de Nissan en Yokohama, Japón. "Tenemos una montaña que escalar", declaró el nuevo director ejecutivo, Iván Espinosa. Su declaración resume no solo la magnitud del reto, sino también su urgencia: reorganizar la compañía para hacerla más "ágil, disciplinada y rentable".
¿Qué llevó a Nissan a este punto?
En el año fiscal que culminó en marzo de 2025, Nissan reportó pérdidas por 670.9 mil millones de yenes, equivalentes a aproximadamente 4,5 mil millones de dólares estadounidenses. Esta cifra contrasta con las ganancias de 426.6 mil millones de yenes del ejercicio anterior, lo que indica un colapso financiero contundente.
Entre los factores más significativos que contribuyeron a este deterioro se encuentran:
- Caída en las ventas en China, uno de los mercados más grandes y competitivos del mundo.
- Altos costos de reestructuración, acumulados en planes anteriores y en el actual.
- El impacto de aranceles bajo la administración de EE. UU., especialmente en lo referente a las importaciones de vehículos.
- Desajuste entre capacidad de producción y demanda real.
Reducción de plantas y estrategia de supervivencia
En una de las decisiones más drásticas que se recuerdan en la historia reciente de la industria japonesa, Nissan reducirá su número de fábricas de 17 a solo 10 a nivel mundial para 2028. Aunque no se han revelado cuáles serán exactamente las plantas afectadas, se sabe que algunas de ellas estarán ubicadas en Japón.
Este nuevo mapa industrial busca alinear la capacidad de producción con la verdadera demanda del mercado. Además, Nissan abandonó planes anteriores de construir una nueva planta de baterías en Japón, lo que representa un revés en su transición hacia la movilidad eléctrica.
Una estrategia de alianzas para sobrevivir
Iván Espinosa afirmó que la empresa buscará "apalancar" sus alianzas actuales, en especial dos clave:
- Renault SA (Francia), con quien Nissan mantiene una compleja pero histórica alianza desde 1999.
- Dongfeng Nissan en China, crucial para mantener alguna relevancia en el mercado más competitivo del mundo.
Estas asociaciones permiten compartir plataformas, tecnologías y costos de desarrollo. Sin embargo, en los últimos años, la relación con Renault ha sido tensa, sobre todo desde la polémica detención del expresidente conjunto Carlos Ghosn en 2018, que desembocó en una crisis de gobernabilidad interna.
Volver a lo básico: recortar costos para sobrevivir
La piedra angular del plan es lograr una reducción de costos por 500 mil millones de yenes (alrededor de 3.4 mil millones de dólares) antes de 2028. Esta tarea, si bien compleja, es necesaria para garantizar que la empresa pueda operar con eficiencia en un entorno cada vez más hostil para los fabricantes de automóviles tradicionales.
"Como nueva dirección, estamos adoptando un enfoque prudente para reevaluar nuestros objetivos y buscar activamente todas las oportunidades para implementar una recuperación robusta", afirmó Espinosa.
El impacto humano: 20,000 historias truncadas
Detrás de los números fríos hay miles de familias afectadas. Aunque Nissan confirma que parte de estas pérdidas de empleo (9,000) ya había sido anunciada el año anterior, el nuevo plan duplica prácticamente ese número, afectando a trabajadores en Japón, Asia, Europa e incluso América.
Esto ocurre en un contexto generalizado de crisis de confianza entre la fuerza laboral de muchas automotrices tradicionales, que ven cómo sus industrias se transforman drásticamente sin que haya suficiente seguridad sobre lo que viene después.
El fantasma de Trump
El pasado vuelve a perseguir a Nissan. Según ejecutivos de la empresa, las políticas comerciales del expresidente estadounidense Donald Trump, especialmente los aranceles automovilísticos, tuvieron un impacto directo en las exportaciones y en el margen operativo de la compañía.
Aunque la administración Biden ha suavizado algunas medidas, el daño ya estaba hecho, y afectó gravemente la posición de Nissan en el mercado norteamericano, históricamente uno de sus pilares principales de ingresos.
Nissan ante una encrucijada global
En el panorama automotriz actual, la competencia es brutal. Mientras Tesla sigue dominando el mercado de eléctricos con una rentabilidad récord, las firmas tradicionales como General Motors, Ford, Volkswagen y Toyota luchan por mantenerse relevantes en el nuevo ecosistema de transporte conectado, autónomo y eléctrico.
En este entorno, Nissan parece haber quedado rezagada. Su serie Leaf fue pionera en los vehículos eléctricos, pero hoy muchos críticos cuestionan su lenta evolución tecnológica y su débil posicionamiento en segmentos premium.
La esperanza: ¿2026 como punto de inflexión?
El plan presentado por Espinosa tiene una meta ambiciosa: lograr rentabilidad sostenida para el año fiscal 2026. Aunque la compañía no presentó una proyección clara de beneficios para ese año, se estableció como objetivo simbólico y motivacional para todos los niveles de la estructura organizativa.
El director financiero Jeremie Papin reconoció que Nissan enfrenta serios desafíos, pero apeló a la cohesión interna y al realineamiento de sus prioridades para salir adelante.
Análisis: Nissan como símbolo de una era en declive
Más allá de Nissan, lo ocurrido es un espejo en el que muchas empresas tradicionales deberían mirarse. El desafío no es solo tecnológico, sino también estructural. El modelo de negocio automotriz centrado en grandes plantas, contratos laborales a largo plazo y márgenes bajos se está quebrando.
Hoy las automotrices deben competir en un terreno donde la innovación tecnológica es clave, la cadena de suministro es global e inestable, y los consumidores prefieren productos ecológicos, conectados y versátiles.
En ese contexto, la reestructuración de Nissan no es un caso aislado, sino parte de un patrón más amplio. General Motors en EE. UU., Ford en Europa y Honda en Asia también han implementado ajustes severos en los últimos años.
¿Quo vadis, Nissan?
Como expresó Iván Espinosa al finalizar su intervención: "A partir de hoy construimos el futuro de Nissan". Esta frase, si bien aspiracional, es también un llamado solemne a la realidad que enfrenta uno de los antiguos titanes del motor japonés. ¿Será suficiente la estrategia para resucitar a la marca? ¿O es solo una pausa antes de una caída aún más profunda?
El tiempo lo dirá. Por ahora, Nissan camina por la cuerda floja entre el pasado glorioso y un futuro incierto.