Anthony Edwards y los Timberwolves: ¿El inicio de una nueva era en la NBA?
La dupla de Edwards y Randle silencia a los Warriors, y Minnesota sueña con su primer título de conferencia
Un rugido desde el norte
El baloncesto en Minnesota nunca ha sido sinónimo de éxito sostenido. Desde su fundación en 1989, los Timberwolves han tenido breves períodos de gloria, como la era de Kevin Garnett en los años 2000, pero en general han sido un equipo que rara vez amenaza a los gigantes del Oeste. Sin embargo, esta temporada 2024-2025 está reescribiendo la narrativa.
Anthony Edwards, con apenas 23 años, ha emergido como la figura estelar que podría llevar a los Wolves a su primera final de conferencia desde 2004. Y no lo está haciendo solo. La incorporación de Julius Randle, más conocido por sus batallas en Nueva York, ha añadido potencia ofensiva y madurez a un equipo que se ha vuelto imparable en momentos cruciales.
El show en la Bahía
En el cuarto partido de las semifinales de la Conferencia Oeste, disputado en San Francisco contra los Golden State Warriors, Edwards y Randle brillaron como dos soles enfrentando una galaxia venida a menos. Sin Stephen Curry —fuera por tercera jornada consecutiva debido a una lesión en el muslo— el equipo de Steve Kerr parece perder su brújula emocional y ofensiva.
El marcador final: 117-110 a favor de los Timberwolves, quien ahora lideran la serie 3-1 y regresan a casa con la oportunidad de cerrar la eliminatoria y avanzar, algo que hace pocos años hubiese sonado utópico para los seguidores de Minnesota.
Anthony Edwards: liderazgo dentro y fuera de la cancha
Más allá de los 30 puntos, 6 triples y una influencia omnipresente en el juego, Edwards está demostrando algo aún más importante: liderazgo. En el vestuario durante el descanso del partido, mientras el equipo perdía por poco, fue él quien tomó la palabra para motivar a sus compañeros. "Solo tenemos dos victorias, esto aún no ha terminado", les dijo, según confesó en rueda de prensa.
Su entrenador, Chris Finch, no escatimó elogios, destacando que "su tiro de tres puntos para cerrar la primera mitad lo cambió todo".
Randle: el comodín veterano
Si Edwards es el motor, Randle es el ancla emocional del equipo. Desde su llegada, ha promediado 25.3 puntos por partido en estos playoffs. En el Juego 4 brilló con luz propia: 31 puntos, 10 rebotes y una facilidad para atacar el aro que hizo ver vulnerable a una defensa de Golden State que solía ser su fortaleza.
Lo impresionante es el aplomo con el que ha asumido su nuevo rol. En lugar de ser la primera opción como en los Knicks, ha aceptado compartir protagonismo con Edwards, y eso ha creado una dinámica ofensiva fluida y peligrosa.
Golden State sin Curry: la casa sin alma
Los Warriors simplemente no son los mismos cuando Stephen Curry no está en la cancha. Su ausencia no solo afecta la anotación, sino el ritmo, la confianza e incluso la química del equipo. Draymond Green y Gary Payton II intentan compensar con defensa e intensidad, pero el desequilibrio se nota.
El veterano Green fue claro: “No vamos a sacar un Superman de la manga. Si Steph está listo, jugará. Si no, habrá que seguir luchando”. Pero con desventaja 3-1 y un hombre clave ausente, el panorama es desolador.
Los números no mienten
- Edwards y Randle: un total combinado de 61 puntos en el Juego 4.
- Minnesota encestó 16 de 34 en triples, un sólido 47.1%.
- Golden State solo logró 8 de 27 desde larga distancia (29.6%).
- La racha de 17-0 en el tercer cuarto fue el punto de inflexión del partido.
Una defensa que se hace respetar
Uno de los mayores cambios en estos Timberwolves es la voluntad de defender. Jaden McDaniels, que añadió 10 puntos y 13 rebotes, ha sido determinante en bajar el ritmo a los escoltas rivales. El plan de Finch ha sido reducir los tiros abiertos de los Warriors y evitar contragolpes rápidos, y ha dado resultado: solamente 110 puntos permitidos en un equipo acostumbrado a anotar más de 120 en casa.
¿El fin de una dinastía?
Con las lesiones, la edad avanzada de sus estrellas y un núcleo que empieza a mostrar grietas, muchos se preguntan si este es el principio del fin para los Warriors de Stephen Curry. Pese a cuatro títulos en la última década, el desgaste parece ser evidente.
"Estamos luchando. Pero sin Steph, tenemos que prácticamente reinventarnos en cada balón", mencionó Jonathan Kuminga, quien ha sido uno de los pocos focos positivos con 23 puntos y una lesión palpable en su espíritu competitivo.
¿Y si Minnesota lo logra?
Una clasificación a las finales de conferencia representaría apenas la segunda vez en su historia que los Timberwolves alcanzan esa instancia. Sería el mayor éxito desde la temporada 2003-2004 liderados por Kevin Garnett y Sam Cassell, cuando cayeron ante los Lakers de O'Neal y Kobe en seis partidos.
Hoy los protagonistas son otros, y el corazón late más fuerte que nunca en el Target Center. Con la mezcla perfecta de juventud, veteranía, defensa y delirio ofensivo, Minnesota tiene elementos suficientes para soñar en grande. Y el Oeste ya ha tomado nota.
Lo que viene
El Juego 5 se jugará en Minneapolis este miércoles. Los Warriors, con la soga al cuello, necesitan un milagro con o sin Curry. Mientras tanto, Edwards, Randle y toda una ciudad se preparan para el posible epílogo de la serie —y el comienzo de una historia que hace tiempo esperaban escribir.