La inclusión en peligro: la batalla de las mujeres por sobrevivir en la industria de la construcción
Programas de equidad amenazados por nuevas políticas federales, mientras el sector busca atraer a más mujeres para resolver su crisis laboral
Mientras Estados Unidos enfrenta una severa escasez de mano de obra en el sector de la construcción, los esfuerzos para incluir a mujeres en oficios tradicionalmente dominados por hombres están siendo cuestionados. La causa: nuevas políticas impulsadas por la administración de Donald Trump que apuntan directamente contra los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés).
Organizaciones como Chicago Women in Trades (CWIT), pioneras en la capacitación de mujeres en trabajos especializados desde los años 80, están hoy en riesgo de desaparecer debido a recortes de fondos federales justificados bajo órdenes ejecutivas que penalizan cualquier programa considerado orientado a la equidad.
Un esfuerzo de décadas que empieza a dar frutos
La participación femenina en los oficios especializados ha ganado terreno en la última década. Según el Departamento de Trabajo de EE. UU., las mujeres representan hoy un 4% del total de trabajadores de oficios especializados. A pesar de seguir siendo una minoría, esto representa un aumento del 30% desde 2018, marcando un récord histórico.
Organizaciones como CWIT han sido instrumento vital en este progreso. Fundada en 1981, esta entidad capacita a mujeres en oficios como carpintería, soldadura, electricidad e incluso reparación de albañilería —conocida como "tuck pointing"— como es el caso de Sam Barraza, una joven no binaria de 24 años que encontró vocación en el programa.
“Es la primera vez que estoy emocionade por una carrera en lugar de simplemente trabajar para sobrevivir”, explicó Barraza durante una entrevista.
El nuevo frente: las órdenes ejecutivas de Trump
La situación cambió radicalmente cuando la administración de Trump implementó órdenes ejecutivas que requieren que los organismos federales cancelen toda subvención basada en equidad y que los contratistas y beneficiarios de fondos federales certifiquen que no operan ningún programa DEI en violación de leyes antidiscriminatorias.
Como resultado, varios programas como los de CWIT recibieron notificaciones de cancelación de subvenciones, generando incertidumbre entre empleados y participantes. La organización depende en un 40% de fondos federales según documentos judiciales. Aunque una orden judicial preliminar logró proteger algunos de sus subsidios como los otorgados por el programa WANTO ("Women in Apprenticeship and Nontraditional Occupations"), otros están en riesgo inminente.
WANTO: un programa histórico en jaque
El WANTO fue creado por el Congreso en 1992 bajo la presidencia de George H.W. Bush, con el objetivo de ayudar a las mujeres a ingresar a trabajos no tradicionales. Durante la primera administración de Trump, incluso se promovió como ejemplo de éxito: en 2019 y 2020 se otorgaron más de $8.5 millones en subvenciones a 17 organizaciones comunitarias.
Bajo la administración Biden, WANTO recibió un impulso significativo, alcanzando los $18 millones anuales en subsidios a más de 20 comunidades. Pero ahora, está siendo atacado por la misma administración que dijo fomentar programas de capacitación laboral, debido a su carácter orientado explícitamente a la equidad de género.
Demandas judiciales y resistencia comunitaria
A medida que las cancelaciones se acumulaban, varias organizaciones decidieron recurrir a los tribunales. CWIT ha unido fuerzas con asociaciones de derechos civiles para demandar al gobierno federal, argumentando que las órdenes ejecutivas son tan vagas que cumplirlas resulta casi imposible sin violar la libertad de expresión.
Jayne Vellinga, directora ejecutiva de CWIT, explicó que los programas continúan, pero bajo una sombra de incertidumbre total. La selección de nuevos instructores quedó congelada, y las finanzas penden de un hilo.
“Hemos construido relaciones de confianza con cientos de mujeres que buscan una oportunidad legítima de crecimiento laboral. Ahora, el gobierno les dice que eso no es una prioridad”, comentó Vellinga en una reciente declaración pública.
La industria de la construcción necesita a las mujeres
El dilema resulta paradójico, cuando se toma en cuenta que según la Asociación Nacional de Constructores (ABC, por sus siglas en inglés), la industria necesita contratar más de 400,000 trabajadores solo este año para cubrir la demanda impulsada por proyectos de infraestructura, vivienda y tecnología.
Empresas constructoras como Turner Construction se han aliado con CWIT para abrir la industria a estudiantes mujeres desde edades tempranas. Vanessa Jester, directora de compromiso comunitario en la firma, explicó:
“Si estas jóvenes no ven, tocan y sienten lo que es trabajar en la construcción, nunca van a considerar entrar. Necesitamos toda la ayuda posible”.
Turner es una de las más de 800 empresas afiliadas al programa “Culture of CARE”, una iniciativa que busca erradicar el acoso y discriminación en el campo laboral. Este esfuerzo ahora pasa por una revisión para alinear su lenguaje con los nuevos requerimientos legales, pero su espíritu continuará, según aseguran sus representantes.
Más que equidad: una solución a la desigualdad y la escasez
La inclusión de mujeres, personas LGTBQ+ y minorías raciales en los modelos de formación profesional busca múltiples objetivos. No solo permite disminuir las brechas salariales de género y raza, también amplía la base de mano de obra calificada disponible para cubrir aspectos críticos como la renovación de infraestructura nacional o la edificación de nuevos sectores tecnológicos.
Con más del 85% de los trabajadores de este sector siendo hombres blancos, la falta de diversidad no solo refleja desigualdad, sino que limita seriamente la capacidad productiva de toda la industria en un momento histórico de inversión pública y privada.
El futuro incierto de la capacitación técnica para mujeres
Lo que está en juego no es solo la permanencia de CWIT y otras organizaciones similares, sino el empuje colectivo de décadas para abrir oportunidades a quienes han sido históricamente excluidas. La industria clama por mano de obra; las mujeres están listas para dar el paso. Pero si las políticas públicas entran en conflicto con esa realidad, el país podría estar mermando su propio desarrollo por desmantelar herramientas que han demostrado funcionar.
En palabras de Brian Turmail, vicepresidente de Asuntos Públicos en la Asociación de Contratistas Generales de EE. UU.:
“No hay otra forma de que la industria sea viable si no es diversa. Y eso no es ideología, es necesidad”.