¿Una Champions más justa? El ajedrez de poder en la élite del fútbol europeo

Mientras la UEFA nombra a István Kovács como árbitro de la final y Al Ahly refuerza su banquillo, una propuesta sacude el statu quo: redistribuir millones para premiar a los clubes formadores.

El fútbol europeo atraviesa un momento de agitación sutil pero significativa. A la sombra de los reflectores que apuntan a la esperada final de la UEFA Champions League —este año entre Inter de Milán y Paris Saint-Germain— se gesta un debate clave para el futuro del deporte en el continente: ¿cómo repartir de forma más justa la riqueza generada por las competiciones europeas?

El árbitro que hace historia

En un hito histórico para el arbitraje rumano, István Kovács ha sido designado por la UEFA como el árbitro principal para la final de la Champions League que se celebrará el 31 de mayo en Múnich. Su presencia consagra una trayectoria ascendente que ya incluye finales de Europa League (2023) y de Conference League (2022).

Kovács ya había sido protagonista esta temporada en un partido de alto voltaje: el empate entre PSG y Liverpool (0-1 en Anfield), que llevó a los franceses a superar los octavos vía penales. El equipo arbitral incluirá asistentes de Rumanía, árbitros VAR de Países Bajos y funcionarios de respaldo de Portugal.

“Es un honor inmenso. Hacer historia para mi país es algo que no olvidaré jamás”, declaró Kovács tras recibir la noticia.

Más que un evento deportivo: una final con mucho peso simbólico

El choque entre el Inter de Milán y el Paris Saint-Germain simbolizará mucho más que un trofeo continental. PSG, bajo la presidencia de Nasser Al-Khelaifi, se ha convertido en la encarnación del poder económico moderno del fútbol, mientras que el Inter representa una institución histórica que ha sabido reinventarse bajo nuevos modelos de gestión. Será un duelo entre la tradición táctica italiana y la exuberancia del capital qatarí.

Al Ahly prepara su asalto al Mundial de Clubes

A más de 3.000 kilómetros de Europa, pero igual de conectado al ecosistema del fútbol global, el club egipcio Al Ahly confirmó el fichaje del español José Riveiro como su nuevo entrenador, tras su salida del Orlando Pirates de Sudáfrica.

Riveiro, de 47 años, se une a la poderosa escuadra africana antes del inicio del Mundial de Clubes 2025, que este año se celebrará en Estados Unidos con un nuevo formato de 32 equipos. Al Ahly, campeón africano en 2021, 2023 y 2024, debutará contra el Inter Miami de Lionel Messi el 14 de junio en el Hard Rock Stadium, hogar de los Miami Dolphins.

“Es una oportunidad fantástica de liderar un club de esta magnitud”, comentó Riveiro, quien ya dirigió en Finlandia antes de su paso africano.

Una revolución tranquila: el reclamo de los clubes formadores

Y mientras la élite del fútbol mundial se organiza, una propuesta concreta de un grupo emergente puede cambiar las reglas del juego europeo. La Unión de Clubes Europeos (UEC), formada en 2023 para dar voz a clubes fuera del círculo privilegiado de la European Club Association (dominado por gigantes como PSG), ha propuesto que la UEFA destine el 5% de los ingresos comerciales y televisivos de sus tres principales torneos para recompensar a aquellos clubes que ayudaron a formar a jugadores que hoy brillan en el máximo nivel.

Es decir, si un futbolista entrenado en un club modesto ahora juega —y brilla— en la Champions League, ese club debería tener derecho a una porción proporcional del pastel.

NNúmeros que respaldan el cambio

Según la UEC, la UEFA generó al menos 4.400 millones de euros en ingresos por Champions League, Europa League y Conference League en esta temporada. Aplicando el 5% sugerido, se podrían redistribuir aproximadamente 220 millones de euros.

La estimación del grupo es que, bajo esta fórmula de méritos por formación de jugadores, unos 400 clubes podrían recibir al menos 400.000 euros cada uno. Una suma que tendría un impacto determinante en las finanzas de equipos más humildes a lo largo y ancho de Europa.

“El principio central es claro: los clubes que invierten en el desarrollo de jugadores deben ser recompensados de forma justa cuando estos contribuyen al éxito de las competiciones europeas”, señalan en su comunicado oficial.

¿Cantera contra cartera?

La propuesta ha sido vista como una llamada de atención al modelo actual centrado en la élite económica. Y ha generado cierto revuelo, debido a que la UEC es una organización no reconocida oficialmente por la UEFA ni por la ECA, que mantiene un acuerdo exclusivo con el organismo europeo y es liderada por —precisamente— Al-Khelaifi, presidente del PSG.

El conflicto está servido: para muchos clubes pequeños o medianos, esta iniciativa no es solo justa sino fundamental para equilibrar el ecosistema. Para los grandes, representa una amenaza a su influencia y control sobre las decisiones económicas del fútbol europeo.

“Es una respuesta pragmática y basada en méritos para restaurar el equilibrio del fútbol”, argumenta la UEC, cuyos miembros incluyen a clubes como Union Saint-Gilloise (Bélgica) y Burnley (Inglaterra), ambos con recientes ascensos y aspiraciones europeas.

Interrogantes institucionales

Es poco probable que la ECA, cuerpo históricamente controlado por la élite, acepte sin resistencia una medida que derive fondos fuera de su círculo. La UEFA, por su parte, se mantiene en silencio pero sabe que la credibilidad del sistema está en juego.

Además, los promotores de esta iniciativa han elevado sus demandas hasta las instituciones de la UE, con la esperanza de que la Comisión Europea o incluso el Tribunal de Justicia de la Unión Europea presionen por reformas más equitativas. Bruselas y Luxemburgo se han convertido en los nuevos escenarios donde se disputa la configuración futura del modelo futbolístico europeo.

El espejo de la Superliga

La tensión entre clubes poderosos y el resto no es nueva. El malogrado proyecto de la Superliga Europea de 2021, liderado por Andrea Agnelli (Juventus) y Florentino Pérez (Real Madrid), demostraba cuán fracturado está el fútbol europeo.

Y es irónico: uno de los grandes opositores a la Superliga fue precisamente Al-Khelaifi, actual líder de la ECA, quien ahora se encuentra del otro lado frente a estos clubes formadores que reclaman un reparto más justo.

¿Un cambio inevitable?

La realidad es que el “modelo Champions” está empezando a mostrar grietas. Las enormes diferencias económicas, la dificultad para los equipos pequeños de competir, y el desencanto de las aficiones han encendido las alarmas. Las propuestas como el Player Development Reward podrían ser más que una utopía: esa respuesta gradual y estratégica que permite evitar fracturas mayores.

Será importante observar cómo responde la UEFA en los próximos meses. Por ahora, disfruta de su show en Múnich, con Kovács al silbato, PSG soñando con su primera Champions... y cientos de clubes europeos esperando no solo ver, sino también cobrar, por el espectáculo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press