Sobrevivientes del tiempo: el archivo judío de Surinam como testimonio de resistencia histórica

Entre el fuego, el olvido y los insectos, una comunidad lucha por preservar el legado judío de siglos en el corazón del Caribe sudamericano

Paramaribo, la capital de Surinam, es un rincón insospechado del Caribe sudamericano donde, desde hace siglos, floreció una vibrante comunidad judía. Oculta entre los trópicos y la humedad, esta historia ha estado almacenada literalmente entre papeles, cajones y archivos polvorientos dentro de la Sinagoga Neveh Shalom. Hoy, gracias al esfuerzo conjunto de voluntarios, académicos y sobrevivientes, esa historia vuelve a tener voz ante un mundo que tantas veces ha olvidado sus márgenes.

Una historia que casi se pierde entre llamas

En abril de 2025, un gran incendio azotó el centro histórico de Paramaribo —un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO—. Las llamas amenazaron no solo edificios coloniales de los siglos XVII y XVIII, sino también una cápsula del tiempo inconmensurable: los archivos de la Sinagoga Neveh Shalom.

Por fortuna, el fuego fue contenido antes de alcanzar el templo. Sin embargo, el susto evidenció lo frágil que estaba la memoria histórica judía de Surinam. Más de 100,000 documentos, almacenados por décadas en muebles metálicos y carpetas desvencijadas, podrían haberse extinguido como si nunca hubiesen existido.

Rosa de Jong: la académica que volvió para devolver vida al pasado

Todo cambió gracias a una decisión muy personal. La socióloga e historiadora Rosa de Jong, nacida en los Países Bajos, volvió a Surinam luego de terminar su doctorado en la Universidad de Ámsterdam. En sus investigaciones, había trabajado extensamente con los archivos de Neveh Shalom en estudios sobre los caminos que tomaron los refugiados judíos en la Segunda Guerra Mundial hacia el Caribe.

"Sentí que mi trabajo conllevaba la obligación de proteger ese pasado sobre el que había construido mi carrera", explicó De Jong en una entrevista. Decidida, lanzó una campaña para recaudar fondos que le permitió adquirir cámaras de alta definición, discos duros de gran capacidad y cubrir los gastos de su misión.

El resultado: más de 600 GB de historia digitalizada. El contenido se almacenó en múltiples discos duros, y uno será entregado al Archivo Nacional de Surinam para preservar este legado de forma permanente.

De refugio colonial a santuario espiritual

La historia judía de Surinam se remonta a 1639, cuando los británicos, que entonces controlaban la zona, permitieron que judíos se establecieran en la región para gestionar plantaciones de tabaco y caña de azúcar. La libertad religiosa y política que les ofrecieron convirtió a Surinam en un refugio codiciado durante siglos.

Los holandeses, que después tomaron control del territorio, continuaron con esta política. Muchos judíos expulsados u oprimidos en otras regiones del continente americano hallaron refugio en Surinam. Con el paso del tiempo, Paramaribo desarrolló no solo infraestructura religiosa y educativa judía, sino también una vida comunitaria enriquecida con sinagogas, escuelas, cementerios y prensa escrita.

Una sinagoga que cobijó a los perseguidos del nazismo

La Segunda Guerra Mundial marcó un momento clave en esta historia. El archivo conserva evidencia del arribo, en la Nochebuena de 1942, de más de 100 refugiados judíos neerlandeses que escapaban del Holocausto. Entre ellos, Liny Pajgin Yollick, quien describió el emotivo momento en que llegaron a Paramaribo en una entrevista para el Museo Conmemorativo del Holocausto de EE.UU.:

“Era de mañana y tocaron el himno nacional neerlandés. Todos llorábamos. Fue muy emocional escuchar eso de nuevo, muchos de nosotros jamás pensamos que volveríamos a oírlo.”

Tras la liberación de los Países Bajos en 1945, la revista Teroenga, publicación oficial de la congregación judía, tituló en su portada “Bevrijding” (Liberación). Cada una de esas ediciones está resguardada hoy en el archivo que De Jong ayudó a preservar.

Lilly Duijm: la guardiana del legado

Si hay una persona clave en esta historia, es Lilly Duijm. Con 78 años, lleva más de dos décadas resguardando el archivo con una dedicación casi mística. Nació en Surinam, pero se trasladó a los Países Bajos a los 14 años. Se formó como enfermera y regresó antes de la independencia del país en 1975. Fue allí donde crió a sus hijos y solidificó su lazo con la sinagoga.

Para Lilly, el archivo no es un conjunto de documentos: es su herencia. “Le dije a la congregación: mientras el archivo esté aquí, no moriré. Viviré hasta los 200 años si es necesario. Esto contiene la historia de mi pueblo,” expresó, con lágrimas, en declaraciones a medios internacionales.

¿Por qué importa este archivo hoy?

En medio de un mundo donde las noticias sobre guerras y conflictos pueden saturarnos, entender y proteger las historias silenciosas se vuelve un acto de humanidad. Este archivo no solo documenta la vida interna de una comunidad concreta; también refleja cómo los desafíos de diáspora, persecución y resiliencia atraviesan continentes y siglos.

No es casual que se haya mantenido con vida en una sinagoga cuyo nombre, “Neveh Shalom”, significa “Morada de Paz”. En una época azotada por intolerancia y olvido, estos documentos son más que registros: son testamentos.

Un llamado internacional a la conservación

El caso del archivo de Neveh Shalom sirve como ejemplo para muchas otras comunidades en el mundo. Ya sea en manuscritos armenios en Líbano, archivos históricos africanos en riesgo por conflictos bélicos o bibliotecas indígenas olvidadas en la Amazonía, el llamado es común: la memoria necesita guardianes.

Para De Jong, este es apenas un comienzo. Han surgido iniciativas para compartir el contenido escaneado en plataformas académicas públicas e incluso traducir partes clave al inglés, neerlandés e hebreo para llegar a las diásporas internacionales.

Mientras el fuego amenazaba con consumirlo todo, una cadena de personas —jóvenes y mayores, locales y extranjeras— lo impidió. Una historiadora con una tesis, una enfermera con cuatro hijos y una comunidad con siglos de existencia demostraron que incluso las páginas más frágiles pueden resistir el paso del tiempo, si alguien decide preservarlas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press