Puerto Rico y su Renacimiento Industrial: ¿La Guerra Comercial Global como Tabla de Salvación?

En medio de tensiones económicas mundiales, la isla caribeña apuesta por atraer empresas extranjeras para reindustrializarse y salir de décadas de crisis

La guerra comercial como oportunidad dorada

Mientras la mayoría del mundo observa con preocupación la intensificación de los conflictos comerciales entre las grandes potencias, Puerto Rico ha encontrado en este escenario un posible trampolín para su renacimiento económico.

La administración insular, encabezada por la gobernadora Jenniffer González, ha redoblado esfuerzos para atraer empresas manufactureras internacionales con una propuesta única: establecerse en un territorio estadounidense, con acceso al mercado más grande del mundo, pero libre de los aranceles punitivos que rigen en el continente.

Un modelo en reconstrucción

Pese a aún lidiar con las secuelas de una histórica quiebra financiera, una red eléctrica inestable —agravada tras el paso del huracán María en 2017— y una deuda pública abrumadora, Puerto Rico está intentando revitalizar su economía a través de su mayor activo: la manufactura.

Actualmente, el sector manufacturero representa cerca del 50% del PIB de la isla. Entre 75 y 100 empresas extranjeras han sido identificadas como potenciales candidatas a trasladar operaciones a suelo boricua. Muchas están relacionadas con los sectores farmacéutico, médico, aeroespacial y de dispositivos de precisión.

“Plantamos semillas para un nuevo ciclo de desarrollo económico”, señaló Ella Woger Nieves, directora de Invest Puerto Rico.

De bastiones del bordado al imperio farmacéutico

En el siglo XX, la economía boricua giraba en torno a la costura. En los años 30, más de 7,000 personas vivían de la confección de pañuelos, ropa interior y cobertores de cama. Con la llegada de la Ley 936 en 1976, que eximía de impuestos federales a subsidiarias estadounidenses en Puerto Rico, la industria farmacéutica encontró un hogar en la isla.

Este incentivo fue lentamente eliminado entre 1996 y 2005, lo que provocó la salida de muchas compañías. Sin embargo, la infraestructura, el talento local y la experiencia se mantuvieron. Esto ha permitido que Puerto Rico siga liderando exportaciones farmacéuticas dentro de los EE. UU.

Datos contundentes

  • En 2024, Puerto Rico exportó casi $25 mil millones de productos, según el Observatory of Economic Complexity.
  • $11 mil millones correspondieron a vacunas.
  • Aproximadamente $7 mil millones fueron medicamentos empacados, y otros $1 mil millones en hormonas y artículos ortopédicos.

Estos datos reafirman lo expresado por Sergio Marxuach, asesor del Center for a New Economy: “Tiene sentido estratégico empezar por donde ya se tiene ventaja: farmacéutica y dispositivos médicos”.

La “tormenta energética” no cesa

No todo es optimismo. El sistema eléctrico de Puerto Rico continúa siendo su talón de Aquiles. Solo en 2024, la isla ha sufrido dos apagones generales —el 31 de diciembre y el 16 de abril—, reflejo de una infraestructura colapsada tras décadas de desinversión.

Robert F. Mujica, director de la junta federal de control fiscal, lo explica sin rodeos: “Puerto Rico necesita energía confiable para un crecimiento económico sostenido”.

Desde Invest Puerto Rico, ofrecen soluciones a posibles inversionistas: cogeneración, energía renovable y alianzas con proveedores privados que garanticen fluidez operativa. Aunque estas alternativas pueden resultar costosas, ofrecen estabilidad vital para la industria.

Educación adaptada a la reindustrialización

Las autoridades también están reuniéndose con universidades para modificar planes de estudio, adaptando la oferta académica a las nuevas necesidades de talento técnico y profesional que demandarán las empresas interesadas.

Desde operadores de maquinaria especializada hasta químicos industriales, ingenieros biomédicos o técnicos de control de calidad: la apuesta va hacia la formación práctica alineada con la industria.

Competencia feroz por la globalización

La reubicación de una planta no ocurre de la noche a la mañana. Además, Puerto Rico compite directamente con países como Vietnam, Corea del Sur, Singapur y Malasia, todos con ecosistemas manufactureros consolidados y costos operativos menores.

Marxuach lo resume: “No es una jugada fácil”. Las empresas aún tienen una postura de esperar y ver cómo se resuelve la guerra comercial.

Factores geopolíticos

La política comercial estadounidense sigue siendo impredecible. La administración Trump apeló a la “incertidumbre estratégica” como forma de negociación con competidores como China. Si bien esto puede beneficiar a la isla como territorio estadounidense, también genera desconfianza entre los inversores internacionales.

Restricciones logísticas: El obstáculo marítimo

La Ley Jones —una norma del cabotaje vigente desde 1920— impone que todo envío entre Puerto Rico y el territorio continental de EE. UU. debe hacerse en embarcaciones estadounidenses con tripulación de EE. UU. Esto incrementa el costo logístico de operar en la isla.

Este sobrecosto, además de la energía, es uno de los factores que pueden hacer que una empresa dude entre instalarse en Puerto Rico o en otra jurisdicción.

Una isla con potencial

A pesar de las dificultades, el interés mundial hacia la industria nacional segura y localizada tras la pandemia de COVID-19 y en plena guerra comercial, ha reavivado la propuesta de Puerto Rico. Su estatus jurídico, talento bilingüe, infraestructura logística (aeropuertos, puertos, zonas francas) y conexión cultural con EE. UU. le otorgan a la isla un conjunto de ventajas excepcionales.

Además, Marxuach señala que Puerto Rico podría ser estratégico para la industria de defensa: “Con la necesidad creciente de fabricar drones, sistemas submarinos y vigilancia, la isla podría convertirse en un centro logístico para defensa nacional”.

¿Un nuevo ciclo?

El camino no está libre de piedras, pero las autoridades insisten en que, si se corrigen los problemas estructurales, la próxima ola de prosperidad para la isla podría estar por llegar.

Puerto Rico no busca competir por salarios bajos, sino por calidad, estabilidad legal y cercanía estratégica. Tal vez, con visión, alianzas sólidas y una modernización de su infraestructura, la isla caribeña recupere su lugar como centro neurálgico industrial de América.

Como dijo en su momento el economista Joseph Stiglitz, premio Nobel: “Puerto Rico no necesita caridad, necesita un plan inteligente y justo“. El escenario global actual, aunque complejamente adverso, podría darle la razón.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press