La batalla por el primer estado en las primarias demócratas de 2028: ¿justicia, estrategia o tradición?

Iowa, Nuevo Hampshire, Nevada y Carolina del Sur libran una contienda no oficial pero decisiva por liderar la elección presidencial demócrata, mientras el partido enfrenta tensiones internas y redefine su identidad.

Por décadas, el calendario de las primarias estadounidenses ha funcionado como una danza política milimétricamente orquestada. Iowa abría el calendario con sus caucus comunitarios, seguido por la primaria de Nuevo Hampshire. Sin embargo, el Partido Demócrata ha entrado en una era de redefinición estratégica y cultural que pone en tela de juicio esa tradición. La decisión—o indecisión—sobre qué estado irá primero en las primarias de 2028 será una batalla con implicaciones profundas para el futuro de la política del partido.

El golpe de Biden al calendario tradicional

En 2022, Joe Biden cambió radicalmente el calendario electoral del Partido Demócrata para 2024, ubicando a Carolina del Sur en primera posición por delante de Iowa, Nuevo Hampshire y Nevada. Esta jugada desató tensiones entre los estados históricamente primeros, al sentir que se les despojaba de su rol clave en la contienda presidencial.

Biden justificó su decisión al señalar que el nuevo calendario reflejaría mejor la diversidad del electorado demócrata. Iowa, por ejemplo, es 90% blanca, mientras que Carolina del Sur tiene una fuerte base afroamericana que, históricamente, ha sido esencial para el éxito del partido. Para muchos, la maniobra fue una forma de agradecer el respaldo crucial que Carolina del Sur dio a Biden en 2020, cuando su campaña estaba tambaleando.

Nuevo Hampshire: rebelión y desafío

Pocas cosas definen tanto a Nuevo Hampshire como su insistencia en mantener la tradición. A pesar de la decisión del Comité Nacional Demócrata (DNC), en 2024 el estado organizó su primaria sin sanción oficial, y Joe Biden ni siquiera se enlistó como candidato. Aun así, ganó como candidato por escrito (write-in candidate), una demostración simbólica de la persistencia del estado.

Ray Buckley, presidente del Partido Demócrata en Nuevo Hampshire, lo resume así: “No tiene sentido poner el pulgar de una tonelada en la balanza. Esto debe ser un campo de juego nivelado”. La ley estatal incluso obliga a que su primaria se realice antes que cualquier otra similar, un punto de presión delicado en esta danza estratégica.

Iowa, entre nostalgia y frustración

Iowa ha sido durante más de 50 años el punto de partida del camino presidencial demócrata. Sin embargo, los problemas técnicos en los caucus de 2020 dejaron una mancha difícil de borrar. En 2024, el estado aceptó replegarse en el calendario y llevó a cabo su caucus antes que otros, pero sin divulgar resultados hasta el “Supermartes”.

Para Scott Brennan, antiguo presidente del Partido Demócrata en Iowa y miembro del Comité de Reglas del DNC, fue una jugada impuesta: “Biden eligió el calendario que le funcionaba. Cuando eres presidente, puedes hacer eso. Pero en Iowa no lo encontramos muy justo”.

El exrepresentante Dave Nagle propone una solución agresiva: ignorar al DNC y afirmar que Iowa será primero de cualquier modo, como ya hizo en 1984. “Solo tenemos que mirar al Comité Nacional Demócrata y decir ‘Lo siento, pero vamos primero’. Es nuestro, si tenemos el coraje”.

Nevada: diversidad, sindicatos y una propuesta robusta

Nunca ha sido un estado primero, pero Nevada quiere turno en el centro del escenario. Su presidenta estatal, Daniele Monroe-Moreno, argumenta que su estado es un reflejo más real del electorado demócrata moderno: 30% de su población es latina, con importantes comunidades afroamericanas y asiáticas, además de una fuerte presencia sindical.

“Si los demócratas quieren recuperar a la clase trabajadora y reconstruir nuestra amplia coalición de votantes de color, debemos elevar a Nevada”, dijo Monroe-Moreno. Añadió que no se puede permitir que “estados abrumadoramente educados, blancos o menos competitivos” filtren al campo de candidatos nuevamente.

Carolina del Sur: del ‘gracias’ de Biden a la ambición de permanencia

Carolina del Sur disfrutó ser el primer estado del Sur en votar en 2024, una victoria simbólica para los votantes afroamericanos. La presidenta estatal del partido, Christale Spain, se prepara para su segundo mandato y tiene claro su objetivo: mantener la primera posición.

“Planeamos trabajar muy duro para seguir siendo el primero en la nación”, expresó. Recientemente, ha contado con el respaldo de figuras importantes como el gobernador de Maryland, Wes Moore, y la vicepresidenta Kamala Harris, quien en 2022 agradeció públicamente al estado el haberse convertido en el catalizador de la resurrección electoral de Biden en 2020.

Con Jaime Harrison fuera de la presidencia del DNC, el estado pierde un defensor clave dentro del aparato del partido, pero Spain parece segura: “Ofrecemos más que otros estados: instituciones educativas, veteranos, votantes afroamericanos. Todo importa”.

¿Debería el calendario definir la identidad demócrata?

Más allá de la competencia entre estados, la reestructuración del calendario de primarias plantea una cuestión filosófica más profunda: ¿qué representa el Partido Demócrata en el siglo XXI? ¿Debe su proceso de nominación reflejar diversidad, tradición o competitividad electoral?

Aquí, los expertos se dividen. Algunos argumentan que comenzar en estados más diversos puede producir candidatos más cercanos a las bases del partido. Otros insisten en que los estados pequeños permiten una interacción cara a cara valiosa que no se logra en estados más grandes.

Por ejemplo, el sistema de caucus en Iowa ofrecía una forma participativa de democracia directa, con ciudadanos exponiendo sus puntos de vista en público, pero también era criticado por su complejidad y falta de accesibilidad para trabajadores nocturnos o personas con discapacidad.

La lucha por 2028 ya comenzó

Lo que parece claro es que nadie está esperando al DNC para decidir. Varios de los potenciales candidatos presidenciales de 2028 ya están visitando estados clave, marcando territorio. JB Pritzker estuvo en Nuevo Hampshire, Pete Buttigieg regresó a Iowa, y Wes Moore participará en un evento crucial en Carolina del Sur.

Esta danza previa a cualquier candidatura oficial refleja tanto la incertidumbre como la oportunidad. Como dijo Buckley: “Esta vez, el campo estará más nivelado”.

¿Un algoritmo o una apuesta política?

En teoría, el DNC podría crear una fórmula objetiva basada en criterios como diversidad, accesibilidad, historial electoral y competitividad. Pero en la política, las decisiones raramente son técnicas. La logística y la tradición se enfrentan a las dinámicas de poder, y ningún estado cederá fácilmente su influencia.

El reto para el Partido Demócrata será encontrar un balance que no solo represente sus ideales, sino también lo fortalezca frente a una elección de 2028 que, todo indica, será ferozmente competitiva y definitoria para su futuro.

Con miras a 2028, todas las apuestas están sobre la mesa, pero una cosa es segura: ser el primero en votar sigue siendo un premio con inmensa importancia simbólica y estratégica.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press