Francisco Lindor y la Magia Musical del Béisbol: ¿Puede una Canción Cambiar un Equipo?

El cambio de walk-up song del campocorto de los Mets, de 'My Girl' a 'Ain’t No Mountain High Enough', es más que una declaración de estilo: es un fenómeno cultural y deportivo en Citi Field.

La música como ritual en el béisbol

El béisbol es un deporte con profundas raíces en la tradición, y uno de sus rituales más queridos por jugadores y fanáticos es la walk-up song: esa melodía que acompaña a cada bateador en su camino al plato. Para algunos es una declaración de identidad, para otros, una fuente de motivación o conexión emocional.

En el caso de Francisco Lindor, estrella de los New York Mets, su elección musical ha trascendido el simple aspecto ritual para convertirse en un ícono cultural dentro y fuera del diamante. Cuando en mayo de 2024 decidió cambiar su canción de entrada a “My Girl” de The Temptations, pocos podían anticipar el impacto que esa decisión tendría en su rendimiento y en el de su equipo. Y ahora, casi un año después, Lindor inicia una nueva etapa sonora con “Ain’t No Mountain High Enough”. ¿Qué significa esto realmente?

Del bajón al estrellato: el efecto 'My Girl'

Retrocedamos al 28 de mayo de 2024. En ese momento, Lindor tenía un bateo humillante de .210 y los Mets navegaban a la deriva con un registro de 22-30. Ese día, cambió su walk-up song a “My Girl”, y todo cambió.

Desde entonces, Lindor bateó .306 hasta el final de la temporada, terminó segundo en la votación al MVP de la Liga Nacional, y guió a los Mets hasta la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. La conexión fue tal, que The Temptations interpretaron la canción —y el himno nacional— antes del Juego 5 de esa serie histórica contra Los Angeles Dodgers.

Como si de una cábala se tratara, la canción se convirtió en una especie de amuleto para la afición de los Mets, que cantaba el coro al unísono: “I’ve got sunshine on a cloudy day...” Las estadísticas son un testimonio del poder simbólico de este cambio: desde su adopción, Lindor conectó 34 jonrones en 137 encuentros, números propios de un jugador transformado.

'Ain’t No Mountain High Enough': un nuevo capítulo

Y aquí es donde se presenta la nueva apuesta. En el partido del 9 de mayo de 2025 contra los Chicago Cubs, Lindor sorprendió a los 41,243 espectadores del Citi Field con un cambio musical: Ain’t No Mountain High Enough, el clásico de Marvin Gaye y Tammi Terrell, resonó por los altavoces del estadio en su segundo turno al bate.

Es por la vibra... la vibra en la que me encuentro ahora”, dijo Lindor con una sonrisa confiada esa noche. “Pienso que es una canción fantástica. Espero que los fanáticos también puedan sentir esa vibra”.

El gesto fue interpretado por algunos como una traición al ritual mágico de “My Girl”. Según Lindor, incluso algunos fanáticos le reclamaron: “¡Algunos me gritaron! Pero otros estaban cantando también”.

Lo emocional y lo colectivo

En un deporte donde los jugadores tienen rutinas meticulosas y supersticiones casi religiosas, el cambio de una walk-up song tiene un peso distinto. Lindor no lo ignora. Declaró que algunos de sus compañeros de equipo le pidieron que mantuviera “My Girl”, pero planea alternar ambas canciones por ahora. Este balance entre evolución personal y respeto por la costumbre refleja la tensión continua entre progreso y tradición.

Además, hay un motivo nostálgico detrás de su nueva elección. Lindor aludió al impacto de 'Ain’t No Mountain High Enough' en la cultura popular, especialmente por su presencia clave en la película de 2000, Remember The Titans. “¿Quién no conoce esa película?”, preguntó retóricamente.

El juego dentro del juego: cultura pop en el diamante

Las canciones de entrada son un campo de batalla silencioso entre la autoexpresión, la psicología del deporte y el entretenimiento. No es una coincidencia que Pete Alonso, compañero de Lindor, haya usado anteriormente canciones como “Working Man” de Rush o “Layla” de Eric Clapton. La elección no es aleatoria: trata tanto de lo que impulsa al jugador como de cómo interactúa con el público.

Este fenómeno no es nuevo. Jugadores como Mariano Rivera jamás serán recordados sin que resuene en nuestras mentes el “Enter Sandman” de Metallica. En otros casos, canciones como “Sweet Caroline” en Fenway Park o “Don’t Stop Believin’” en Comerica Park han sido adoptadas colectivamente, fusionando equipo y afición en una sola voz.

¿Puede la música influir realmente en el rendimiento deportivo?

Podría parecer trivial, pero numerosos estudios han demostrado que la música tiene efectos mensurables en el rendimiento físico, la motivación emocional, e incluso las rutinas de los atletas (Karageorghis & Priest, 2012). Un walk-up song potente puede elevar los niveles de dopamina, reducir el estrés y fomentar la concentración.

Más aún, en deportes grupales, la música también tiene un efecto de encuadre social: ayuda a marcar el tono emocional colectivo del equipo y alinear a la afición hacia un objetivo común.

Lindor como narrador cultural

En cierto sentido, Lindor se ha convertido en algo más que un jugador —es un curador cultural. Con su elección musical ha tejido una narrativa paralela a sus estadísticas: una en la que la autoafirmación, la conexión emocional y la magia del béisbol estadounidense se cruzan.

Su transición de “My Girl” a “Ain’t No Mountain High Enough” no es solo un cambio de pista, sino una declaración de estado emocional, una nueva dirección personal. Y si los números acompañan este movimiento como lo hicieron el año pasado, podríamos estar presenciando el nacimiento de una nueva cábala musical que sacuda Citi Field una vez más.

¿Y qué opinan los fans?

Las redes sociales han estado divididas. En X (antes Twitter), @MetsMadness escribió: “¡Nooooo! ¿Dónde está mi 'My Girl'? ¡Volvé, Lindor clásico!”, mientras que otros se mostraron optimistas: @LGMVibes23 dijo: “Gran elección Lindor. ¡Nada nos va a parar ahora!”.

La afición, fiel y supersticiosa, aceptará o no este nuevo himno colectivo dependiendo no solo del ritmo pegajoso sino, claramente, de lo que ocurra en el marcador.

Lindor, símbolo de una generación de peloteros modernos

Con 31 años, Francisco Lindor ya es una de las caras más reconocibles del béisbol moderno. Además de su desempeño, ha sido un constante promotor de la diversidad cultural, orgullo boricua y voz activa en redes sociales, entrevistas y causas comunitarias.

Su influencia redefine cómo entendemos al deportista como embajador cultural. Como si fuera un DJ emocional que mezcla éxitos clásicos en busca de inspiración personal e impacto colectivo.

Sea con “My Girl” o “Ain’t No Mountain High Enough”, una cosa es cierta: el baile continúa en Queens. Y mientras siga sonando buena música, el espectáculo está garantizado.

Bonus Track: Top 5 Walk-Up Songs más icónicas del béisbol moderno

  1. “Enter Sandman” – Metallica (Mariano Rivera, Yankees)
  2. “Narco” – Blasterjaxx & Timmy Trumpet (Edwin Díaz, Mets)
  3. “Amazing” – Kanye West (Ryan Braun, Brewers)
  4. “The Stroke” – Billy Squier (Bryce Harper, Phillies)
  5. “God’s Gonna Cut You Down” – Johnny Cash (Joey Votto, Reds)

Para el béisbol, como para la vida, la música también puede ser una forma de fe.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press