Elecciones en Albania: entre promesas europeas, redes sociales y fantasmas del pasado

Edi Rama busca un cuarto mandato enfrentando a su archienemigo Sali Berisha en una contienda marcada por las reformas, la corrupción y un electorado polarizado

Por estos días, Albania vive uno de los procesos electorales más complejos y significativos de su historia reciente. No solo por el hecho de que el actual primer ministro, Edi Rama, busca obtener un cuarto mandato consecutivo acompañado de la promesa casi utópica de ingresar a la Unión Europea en 2030, sino por los elementos que han irrumpido en la campaña: polarización extrema, nuevas formaciones políticas, redes sociales como plataformas proselitistas, y un electorado que por primera vez incluye a la diáspora.

Edi Rama y la continuidad como bandera

A los 60 años, Edi Rama se presenta como el gran arquitecto del sueño europeo para Albania. Bajo el lema “Albania 2030 en la UE, solo con Edi y el PS (Partido Socialista)”, plantea una hoja de ruta que busca concluir con la membresía total del país en la Unión Europea en 2030, lo cual traería consigo una financiación de mil millones de euros anuales, según su plan.

Este optimismo, sin embargo, no está respaldado por todos. La analista Aleksander Cipa calificó la propuesta como “un deseo ciudadano más que una realidad política realizable”. Más allá del eurocentrismo, Rama ha hecho énfasis en reformas clave en infraestructura y justicia, pilares fundamentales en los pedidos de Bruselas para el avance del proceso de adhesión.

Sali Berisha: el eterno opositor

Del otro lado del espectro se encuentra Sali Berisha, un hombre que a sus 80 años no abandona la escena política. Fundador del Partido Democrático y ex presidente, ha regresado con fuerza proponiendo una narrativa nacionalista bajo el lema heredado de Donald Trump: “Make Albania Great Again”, luego sustituido por “Albania Grandiosa”.

Según Berisha, Albania no está lista para ingresar en la UE. Él mismo está acusado de corrupción y vetado por Estados Unidos y el Reino Unido para ingresar a sus territorios. Aun así, lidera la oposición y ha contratado al consultor político estadounidense Chris LaCivita, conocido por ser uno de los responsables del éxito de Trump en 2024.

El peso extranjero y la diáspora votando por primera vez

Otra novedad en la elección de este año fue la participación del voto por correo de la diáspora albanesa. 3,7 millones de personas fueron habilitadas para votar, en un país con 2,8 millones de habitantes. Esta participación inédita podría inclinar la balanza electoral.

Este proceso estuvo acompañado de la participación de 2.046 candidatos pertenecientes a 11 partidos y coaliciones distintas, de los cuales se elegirán 140 miembros del Parlamento. Un escenario atomizado, aunque, según los analistas como Lutfi Dervishi, sin expectativas de sorpresas transformadoras.

Campaña sin debates, pero con TikTok (hasta que se prohibió)

En una era hiperdigitalizada, las redes sociales emergieron como la principal vía de campaña. Rama apostó por transmisiones en vivo diarias a través de Facebook. TikTok, por su parte, se convirtió en un actor sorpresivo, rápidamente vetado por el gobierno durante doce meses alegando “incitación al odio y bullying digital”.

Esto provocó una oleada de críticas de la oposición que interpretó la medida como un intento de censura ante la creciente relevancia de los influenciadores jóvenes.

La toxicidad del debate aumentó. A pesar del código de conducta promulgado por el Defensor del Pueblo albanés, los insultos y acusaciones dominaron la escena: Rama llamó a Berisha “el búho del pantano” —metáfora local para referirse a un corrupto—, mientras que Berisha acusó a Rama de ser un “capo mafioso”.

Corrupción endémica y promesas cruzadas

En un escenario donde la corrupción parece crónica, las acusaciones vuelan como cuchillos. Albania ha mejorado en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparency International, pasando del puesto 116 en 2013 al 80 en 2024. Aun así, muchos candidatos principales siguen señalados judicialmente.

  • En 2021, Berisha fue declarado persona non grata por Estados Unidos.
  • Ilir Meta, expresidente aliado de Berisha, fue arrestado en 2023 por corrupción y está compitiendo para obtener escaño parlamentario.
  • Erion Veliaj, alcalde de Tirana y socialista, fue detenido acusado de desviar fondos públicos.

Ambos partidos han reciclado promesas similares en materia económica:

  • Salario mínimo: 500 euros mensuales (actualmente 416 euros).
  • Salario medio: 1.200 euros.
  • Pensión mínima: 200 euros.

Además, Berisha propone una tasa plana del 10%, devolución del IVA para alimentos básicos y una ‘tarjeta del consumidor’ para pensionados. Sin embargo, la falta de debate y viabilidad técnica levanta dudas.

Nuevos partidos que no cambian nada

A pesar de que emergieron cuatro nuevas formaciones relevantes —dos de derecha, dos de izquierda—, analistas como Dervishi creen que el sistema seguirá dominado por los dos bloques históricos. “Es una campaña sin debate y con resultados sin sorpresas. Las elecciones no sacudirán el escenario actual”, afirmó.

El turismo como tabla de salvación

Una de las estrategias favoritos del Partido Socialista es el conocimiento de que el turismo puede ser una oportunidad económica de alcance mayor. En 2024, el país recibió más de 10 millones de turistas, con la ambición de llegar a 30 millones en 2030 mediante la diversificación de destinos e inversiones en infraestructura.

Los demócratas, en cambio, subrayan que más de 1 millón de albaneses han emigrado en la última década, precisamente por la mala gestión económica, la desigualdad y la falta de oportunidades.

Sombras de votaciones anteriores

Los antecedentes de procesos electorales en Albania están manchados por acusaciones de compra de votos, manipulación de actas y violencia política. Ante esto, más de 570 observadores internacionales supervisan esta elección, incluyendo representantes de la OSCE y la UE.

Todo en un clima de tensión e incertidumbre, donde incluso los símbolos se convirtieron en protagonistas: Rama y Berisha usaron gorras con los números de sus partidos (5 y 1, respectivamente), como si fueran equipos de béisbol enfrentados en una liga más simbólica que ideológica.

Una integración europea en duda

La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha instado repetidas veces a Albania a continuar con las reformas de gobernanza y anti-corrupción si quiere realmente avanzar hacia la Unión Europea. La posición europea es clara: sin un sistema judicial independiente y sin transparencia en gasto público, no hay entrada.

La realidad, sin embargo, es más fría. La promesa de Rama de entrar en 2030 está llena de obstáculos, sobre todo teniendo en cuenta el ritmo de reformas y la estabilidad democrática del país.

Con un electorado fatigado por promesas que se repiten cada cuatro años, la pregunta no es si Albania se unirá a la UE, sino si sus líderes están dispuestos a hacer lo necesario para que eso alguna vez ocurra.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press