Leo XIV: El Papa estadounidense que llegó desde Chicago para hacer historia

De fanático del béisbol y jugador de Wordle a líder de 1.400 millones de fieles: los lados más humanos del primer Papa norteamericano

Una historia que parece sacada de una película

Cuando Robert Francis Prevost apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro el 8 de mayo de 2025, con la señal inequívoca del humo blanco anunciando un nuevo líder para la Iglesia Católica, el mundo miró sorprendido. Pero nadie más que su hermano mayor, John Prevost, quien lo vio en la televisión desde su casa en New Lenox, Illinois.

Las cámaras no tardaron en llegar a la residencia de John. Una conversación telefónica desde su sótano, transmitida en vivo, convirtió a los hermanos en protagonistas de una historia profundamente humana: el nuevo Papa, en toda su investidura sagrada, marcaba el número de su hermano mayor porque este no respondía sus llamadas.

¿Quién es Papa Leo XIV?

Robert Francis Prevost, ahora Papa Leo XIV, es el primer estadounidense en ocupar el trono de San Pedro. Nació en Chicago hace 69 años y se formó bajo la Orden de San Agustín. Estudió matemáticas en la Universidad Villanova en 1977 —institución de raíces agustinianas— y se desempeñó como misionero en Perú por más de dos décadas, donde incluso adquirió la ciudadanía peruana en 2015.

En una Iglesia con más de 2.000 años de historia y 266 papas anteriores, la elección de un norteamericano representa un cambio significativo en la simbología de universalidad que la religión católica abraza. Con 1.400 millones de fieles en el planeta, el simbolismo tras la elección de Leo XIV resuena en más de un continente.

Chicago en el corazón del Vaticano

Chicago es una ciudad orgullosamente dividida entre los fanáticos de los Cubs y los White Sox, dos equipos legendarios de las Grandes Ligas de Béisbol. Y por supuesto, la revelación de un Papa oriundo de la ciudad generó de inmediato una pregunta clave: ¿De qué equipo es hincha?

Fue su hermano John quien lo aclaró: “Él nunca fue fanático de los Cubs, siempre fue de los White Sox”, declaró a WGN-TV. La confusión parece haber surgido de la familia materna, que era del lado norte de la ciudad y, por lo tanto, seguidora de los Cubs.

Este tipo de anécdotas no sólo ilustran las raíces del nuevo Papa, sino que lo humanizan ante los ojos de los fieles. Lejos de ser una figura inaccesible, Leo XIV parece disfrutar los pequeños placeres, como una buena carne (según su hermano, su comida favorita) y una partida de Wordle con quien lo acompañó toda la vida.

La matemática detrás del Espíritu Santo

Antes de seguir su vocación sacerdotal, Leo XIV fue un amante de los números. Se graduó con una licenciatura en ciencias matemáticas en Villanova, y hasta el día de hoy mantiene vínculos con su alma mater. El presidente de la universidad, el reverendo Peter Donohue, confirmó que, además, es fanático del equipo de baloncesto masculino de Villanova, uno de los más importantes de la NCAA.

En 2014, el entonces Cardenal Prevost recibió un título honorífico “Doctor of Humanities, honoris causa” de la universidad. Durante ese año también se reunió con autoridades de Villanova en Roma. Esta fusión entre la ciencia, la fe y la educación marca un perfil poco habitual, aunque cada vez más relevante en el liderazgo espiritual del siglo XXI.

Un Papa con raqueta

En una entrevista de 2023 con la Orden de San Agustín, Leo XIV se definió como un “jugador amateur de tenis”. Confesó que, desde que dejó Perú, ha tenido pocas oportunidades para practicar, pero espera poder retomarlo. En Perú acostumbraba a jugar una o dos veces al mes con otros líderes religiosos en el Club Hípico de Chiclayo, según relató el reverendo Jorge Millán, sacerdote que vivió con él en esa ciudad.

Lejos de los protocolos y el esplendor vaticano, la imagen de un Papa en la cancha de tenis comparte con los fieles una idea fundamental: el líder espiritual más visible del planeta también se despeja, pierde puntos (y probablemente también la paciencia) cuando la pelota no cruza la red.

Perú: su segunda casa

Aunque nació en Estados Unidos, Leo XIV es también ciudadano peruano. Trabajó por varios años como obispo de Chiclayo y fue una figura clave dentro de la Iglesia en el país andino. Tras su elección, las campanas sonaron tanto en la Catedral de Lima como en la Catedral del Santo Nombre en Chicago, como símbolo de su doble nacionalidad e identidad espiritual.

Este es un hecho importante, ya que Leo XIV se convierte no solo en el primer Papa estadounidense, sino también en el primer Papa peruano, al menos legalmente. En un contexto en que el mundo hispanoparlante representa cerca del 40% del catolicismo global, su doble ciudadanía podría ser estratégica no solo religiosamente, sino también diplomáticamente.

Hermano, amigo y fiel compañero de Wordle

Una de las historias más entrañables sobre el nuevo Papa es su relación con su hermano John. Ambos comparten diariamente conversaciones por teléfono o videollamadas. “Hablamos de todo, desde política hasta religión, y siempre jugamos al Wordle”, contó John Prevost.

Este famoso juego de palabras del New York Times consiste en adivinar una palabra de cinco letras con un máximo de seis intentos. A pesar de las responsabilidades de liderar una comunidad global, Leo XIV encuentra tiempo para compartir con su hermano una simple rutina digital que millones de personas hacen cada día.

¿Un Papa deportivo y fanático cultural?

Leo XIV parece reunir lo mejor de dos mundos: formación académica tradicional, sensibilidad social adquirida en misiones latinas y, sobre todo, una personalidad que encanta por su autenticidad. Ya ha sido bienvenido entre los fanáticos del deporte de Chicago y, curiosamente, también por los seguidores de los Knicks de Nueva York, debido a su antigua vinculación a Villanova, universidad donde varias figuras de la NBA se han formado.

¿Puede un Papa tener equipo favorito? ¿Puede bromear en llamadas familiares, jugar un puzzle por celular y aún así sostener la unidad de una Iglesia que enfrenta desafíos como la secularización, los abusos sexuales, el cambio climático y los derechos sociales? Con Leo XIV, parece que la respuesta es sí.

Una visión fresca para tiempos complejos

La elección de un Papa norteamericano, con doble ciudadanía, exjugador de tenis y maestro de matemáticas que disfruta de la carne y los puzzles, puede parecer extraña para algunos creyentes. Pero también puede interpretarse como un símbolo de los tiempos.

En 1978, la elección de Juan Pablo II, el primero de fuera de Italia en más de 450 años, inauguró una era más global. Con la elección de Francisco, de Argentina, esa tendencia se fortaleció. La llegada de Leo XIV continúa esa transformación, reforzando la idea de que la Iglesia no es solo europea, sino verdaderamente universal.

Su conexión con América Latina, un continente clave para el catolicismo actual, sus raíces estadounidenses y su énfasis en la cercanía humana marcan un liderazgo que puede ser decisivo en los años venideros, aunque la historia apenas comienza.

Y mientras tanto, en algún lugar del Vaticano, el Papa probablemente esté buscando la palabra correcta para el Wordle de hoy.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press