El Mundial Femenil se expande: ¿revolución o riesgo?
FIFA confirma la expansión del torneo femenino a 48 equipos para 2031, mientras promete desarrollo global e inclusión, ¿pero estamos preparados para ello?
Una nueva era para el fútbol femenino
El fútbol femenino está dando un importante paso hacia adelante: la Copa Mundial Femenina de la FIFA contará con 48 selecciones participantes a partir del torneo de 2031, anunció el organismo rector este viernes. Esta decisión, que forma parte de los esfuerzos de FIFA por igualar el nivel de exposición y oportunidad entre el fútbol masculino y femenino, marca un nuevo capítulo en la historia del deporte.
Estados Unidos es el único candidato para ser anfitrión del torneo en 2031 y, según fuentes internas, se espera que se confirme como sede oficial el próximo año. Esta expansión también podría incluir sedes en México u otros países de la región CONCACAF, lo cual apunta no solo a un torneo más grande, sino también más diverso culturalmente.
Del debut tímido al protagonismo global
El crecimiento del Mundial Femenino ha sido progresivo pero constante. En 1991, la primera edición contó con sólo 12 equipos. En 2011, el torneo se jugó con 16 selecciones, en 2015 y 2019 con 24, y en 2023 alcanzó por primera vez las 32. Ahora, el salto a 48 equipos muestra la confianza que FIFA tiene en el dinamismo y potencial del fútbol femenino.
¿Demasiado rápido?
Esta expansión, sin embargo, no ha estado exenta de críticas. Antes del Mundial de 2023 en Australia y Nueva Zelanda, muchas voces sugirieron que el formato de 32 equipos era prematuro y podría traducirse en torneos deslucidos con partidos desequilibrados. Recordando el infame 13-0 de EE. UU. sobre Tailandia en 2019, los temores parecían fundados.
No obstante, el torneo de 2023 sorprendió a todos: selecciones de todas las confederaciones ganaron al menos un partido y cinco de ellas llegaron a los octavos de final. Gianni Infantino, presidente de FIFA, lo celebró como “una nueva vara para la competitividad global”. La brecha se acorta.
FIFPRO: apoyo con condiciones
La FIFPRO, el sindicato internacional de futbolistas, valoró positivamente el anuncio, aunque aclaró que el crecimiento debe venir acompañado de un desarrollo sistémico. “Es fundamental que el desarrollo global de las competiciones femeninas vaya de la mano con mejores condiciones laborales y avances para las futbolistas, así como el fortalecimiento de las bases”, explicó el organismo en un comunicado.
Además de esta declaración, FIFPRO enfatizó la urgencia de respetar los derechos de maternidad y protección profesional, áreas en las que FIFA ha implementado mejoras recientes.
Una infraestructura a la altura
El torneo masculino de 2026, que también se jugará con 48 equipos, utilizará 16 estadios en 16 ciudades (11 en EE. UU., 3 en México y 2 en Canadá). En contraste, Brasil usará sólo 8 ciudades para el Mundial Femenino de 2027. El Mundial de 2031 requerirá al menos cuatro ciudades más que las previstas inicialmente, lo que subraya la magnitud de la organización necesaria.
¿Está el fútbol femenino preparado para disputar 104 partidos en varias ciudades, con toda la exigencia logística que esto implica? Esa es una de las críticas más recurrentes entre especialistas.
Afganistán y el poder simbólico del fútbol
En otra línea de trabajo, FIFA anunció también la intención de crear un equipo de refugiadas afganas de fútbol femenino, que disputaría amistosos al margen de competiciones oficiales, frente a la prohibición del régimen Talibán de permitir que mujeres practiquen deporte.
Este equipo no formará parte de los clasificados ni aspirará a un lugar en el Mundial, pero representa un símbolo de resistencia y visibilidad. “FIFA se está comprometiendo con las jugadoras implicadas y organizará estas actividades lo antes posible”, comunicó el organismo desde Zúrich.
La federación afgana, a pesar de estar en contra de los principios de igualdad promovidos por FIFA, todavía no ha sido suspendida. Este tibio posicionamiento ha sido criticado por diversas asociaciones pro derechos humanos.
Datos para entender el crecimiento
- 1991: Primer Mundial Femenino (12 equipos)
- 1999: EE. UU. gana ante 90,185 personas en el Rose Bowl
- 2011: Alemania con 16 equipos
- 2015 y 2019: 24 equipos
- 2023: Australia/Nueva Zelanda, con 32 selecciones y récord de audiencia
- 2031: Se prevé debutar con 48 equipos
Además, la edición de 2023 alcanzó una audiencia total estimada de más de 2 mil millones de personas, según cifras oficiales de FIFA, consolidándose como uno de los eventos deportivos más vistos de la historia reciente, con más público que muchos torneos masculinos de eliminatorias previas.
¿Y el nivel futbolístico?
Una de las grandes dudas es si subir a 48 equipos bajará el nivel de competición. Sin embargo, lo que se observó en 2023 fue el fenómeno de las sorpresas: Colombia brilló, Marruecos sorprendió, Jamaica avanzó y selecciones europeas de segunda línea mostraron fortaleza.
Esta nueva estructura implica también más oportunidades para federaciones pequeñas o en desarrollo. Equipos que antes eran vistos como "relleno" ahora están invirtiendo en infraestructura, formación y profesionalización para poder competir dignamente.
Perspectivas de sostenibilidad
Los críticos del nuevo formato resaltan que la sostenibilidad aún no está garantizada. Exploradores financieros se preguntan si los patrocinadores, cadenas televisivas y gobiernos están listos para sustentar financieramente un evento de esta magnitud en versión femenina, con la misma eficacia que lo hacen con los torneos masculinos.
Sin embargo, gigantes como Visa, Adidas, Coca-Cola y Nike ya han aumentado su inversión en la rama femenina. La edición de 2023 también introdujo el pago equitativo entre selecciones, lo cual representa un avance histórico.
La voz de las jugadoras
En entrevistas recientes, figuras como Alexia Putellas, Wendie Renard y Sam Kerr han defendido la expansión: “El Mundial debe tener un lugar para todas, no puede ser élite cerrada”, declaró la capitana australiana.
Lo mismo opina Marta, histórica capitana brasileña: “Cada niña que juega merece soñar con estar allí. Si no les damos cabida, les quitamos ese sueño”.
¿Qué nos espera en 2031?
El camino hacia la Copa Mundial Femenina de 2031 será un desafío organizativo, logístico y deportivo, pero también una poderosa declaración de principios. El fútbol femenino está dejando de ser un nicho para convertirse en un fenómeno global imparable.
El éxito de esta expansión dependerá de que organismos como FIFA, las federaciones nacionales y los patrocinadores no solo inviertan dinero, sino también voluntad política, empatía y compromiso con la equidad. No es solo un torneo más: es una revolución en curso.