¿Una cirujana general con espíritu de influencer? El enfoque radical de Casey Means sobre salud pública

La nominada por Trump para el máximo cargo sanitario apuesta por una visión contracorriente: menos fármacos, más intuición, y una cruzada contra la comida procesada y los aceites vegetales

Una nueva voz en salud pública con un enfoque poco ortodoxo

Casey Means, nominada por Donald Trump para ocupar el cargo de cirujana general de Estados Unidos, no es una figura convencional dentro de la medicina. A sus 37 años, esta médica convertida en influencer de bienestar ha causado revuelo entre expertos por sus opiniones altamente críticas hacia la medicina clínica tradicional, los fármacos y el sistema de salud occidental. A través de populares podcasts conservadores y de salud, ha abanderado un regreso a lo esencial: la alimentación, el ejercicio, el entorno y la espiritualidad.

Pero ¿qué significa su nombramiento para el sistema de salud estadounidense? ¿Y qué implicaciones tendría una cirujana general que tacha de "tóxica" a la medicina moderna?

De la cirugía a Joe Rogan: ¿quién es Casey Means?

Means abandonó su residencia médica en cirugía otorrinolaringológica para enfocarse —según ella— en la raíz de las enfermedades crónicas. Fundó la empresa Levels, centrada en monitorear la glucosa en pacientes no diabéticos, y se ha posicionado como una voz influyente en plataformas como The Joe Rogan Experience, The Megyn Kelly Show y otros espacios de la derecha estadounidense.

Su mantra es claro: lo que consumimos, respiramos y tocamos afecta directamente a nuestra salud metabólica. Y esta disfunción sería el origen de enfermedades crónicas como la obesidad, el alzhéimer, el cáncer e incluso disfunción eréctil e infertilidad.

La guerra contra el azúcar y los aceites vegetales

Una parte fundamental de su mensaje gira en torno a la dieta. Para Casey Means, la alimentación estadounidense moderna está matando lentamente a la sociedad.

  • Declara que el azúcar añadido debería eliminarse completamente de las comidas escolares.
  • Culpa a los aceites de semillas como el de canola, maíz y soya por desencadenar respuestas inflamatorias en el cuerpo.
  • Afirma que los alimentos genéticamente modificados para resistir pesticidas representan una "alarma roja" para la salud.

El consenso científico actual avala el consumo moderado de aceites vegetales como alternativa a la mantequilla o el tocino, y no hay evidencia concluyente que respalde los reclamos de Means contra ellos. Sin embargo, su mensaje ha calado especialmente entre las audiencias más escépticas del establishment médico.

Críticas a la industria farmacéutica y la cultura de la "píldora mágica"

Una postura que genera polémica es su crítica al uso extendido de fármacos. En entrevistas con The Tucker Carlson Show y otros medios, ha declarado que:

  • Las pastillas anticonceptivas se prescriben "como caramelos" y alejan a las mujeres de conocer su naturaleza hormonal.
  • Fármacos como Ozempic, utilizados para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad, crean una falsa imagen de salud y dependencia medicamentosa.
  • La farmacología moderna promueve una cultura de soluciones inmediatas sin atacar la raíz del problema.

Su visión entronca con una creciente ola en redes sociales donde se demonizan tratamientos clínicos y se promueven prácticas alternativas con fuerte carga espiritual.

Dudas sobre la vacuna infantil y los mandatos por COVID-19

Uno de los aspectos más controversiales de su ideario es su posición ambivalente frente a las vacunas infantiles. Si bien ha declarado que no es su área de especialización, cuestionó la vacunación universal contra la hepatitis B en recién nacidos, sugiriendo que se debería primero testear a las madres durante el embarazo, citando que la transmisión se da principalmente por fluidos corporales.

Sobre las vacunas contra el COVID-19, ha señalado que los mandatos "destruyeron vidas" y generaron desconfianza en las autoridades sanitarias. A su juicio, esta experiencia ha sido catalizadora para que los estadounidenses analicen críticamente los intereses corporativos que, dice, permean las instituciones de salud.

Una propuesta de salud espiritual

Más allá de lo fisiológico, Casey Means ofrece una visión religiosa y casi mística del bienestar. En sus apariciones públicas ha pronunciado frases como:

“¿Queremos creer que los humanos somos un milagro, que nuestros cuerpos son templos sagrados interconectados con la Tierra? ¿O no?”

Su propuesta no es únicamente médica o científica, sino también filosófica y espiritual. Promueve confiar en la intuición del cuerpo, “conectarse con Dios”, y tratar la salud no como ausencia de síntomas, sino como un estado de armonía interna y externa.

¿Aliada de RFK Jr. y la corriente anticonsumo?

El enfoque de Means está muy alineado con los mensajes de Robert F. Kennedy Jr., actual Secretario de Salud designado por Trump, conocido por su oposición a vacunas obligatorias y por impulsar investigaciones sobre presuntas causas ambientales del autismo.

Ambos promueven una salud libre de interferencias corporativas y farmacéuticas, lo que agrada a cierto sector del electorado estadounidense que experimenta fatiga frente a las políticas sanitarias convencionales.

No obstante, este discurso también ha sido catalogado como pseudocientífico por expertos como el Dr. Peter Hotez, reconocido inmunólogo, quien declaró en The Washington Post que “la desconfianza generalizada en la ciencia médica es peligrosa y puede tener consecuencias letales”.

Reacciones desde la comunidad médica y el espectro político

La nominación de Means ha generado reacciones opuestas:

  • Para algunos activistas de salud integrativa, representa una oportunidad revolucionaria para atacar el origen nutricional, ambiental y mental de las enfermedades.
  • Para gran parte de la comunidad médica, se trata de una amenaza a las prácticas basadas en evidencia y una concesión al populismo sanitario.

La Asociación Médica Americana aún no se ha pronunciado formalmente, pero numerosos profesionales han apuntado en redes a la falta de sustento empírico de algunas de sus afirmaciones, especialmente en torno a aditivos y aceites vegetales.

Del influencer al poder: ¿nuevo paradigma o retroceso sanitario?

En última instancia, la figura de Casey Means pone sobre la mesa una discusión urgente: ¿puede la salud pública construirse desde una combinación de ciencia, intuición y desconfianza en el modelo médico imperante?

La idea de ir más allá de la farmacología y enfocarse en la calidad del aire, la alimentación natural y el autocuidado es sin duda válida. Pero hacerlo desde posiciones no siempre basadas en evidencia, puede polarizar aún más a una sociedad ya dividida por la gestión sanitaria de la pandemia de COVID-19.

Si el Senado aprueba su nombramiento, Casey Means obtendría una plataforma masiva desde la cual rediseñar el lenguaje y las políticas de salud estadounidenses. Una oportunidad para revolucionar —o fragmentar aún más— la salud pública moderna.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press