¿Hasta dónde llega la responsabilidad parental?: Padres en el banquillo por tiroteos escolares en EE. UU.
Una mirada crítica al nuevo precedente judicial donde madres y padres enfrentan cargos legales por los crímenes cometidos por sus hijos
Por décadas, los tiroteos escolares han sido uno de los problemas más alarmantes en Estados Unidos, y aunque la atención mediática suele centrarse en los autores materiales de los crímenes —generalmente jóvenes o adolescentes—, un nuevo fenómeno legal se abre paso: procesar a los padres por conductas negligentes que, según los fiscales, contribuyeron directamente a estos actos violentos.
Jeffrey Rupnow: el caso que reavivó el debate
En mayo de 2025, la historia de Jeffrey Rupnow sorprendió a la opinión pública de Wisconsin. Su hija, Natalie Rupnow, de 15 años, perpetró un tiroteo en la escuela cristiana Abundant Life en Madison, matando a un estudiante, una maestra, y luego suicidándose. Pero lo que llamó particularmente la atención es que el padre fue arrestado y acusado de entregar intencionalmente un arma peligrosa a un menor de 18 años que causó la muerte.
Este caso plantea una disyuntiva legal y moral: ¿tienen los padres responsabilidad penal directa por los actos de violencia perpetrados por sus hijos si suministraron el arma o actuaron con negligencia conocida? Para los fiscales, la respuesta fue un rotundo sí.
El precedente de los Crumbley
Uno de los casos más emblemáticos y de mayor relevancia ocurrió en 2021, cuando Jennifer y James Crumbley se convirtieron en los primeros padres en EE. UU. en ser condenados penalmente por un tiroteo escolar cometido por su hijo, Ethan Crumbley.
Ethan mató a cuatro estudiantes e hirió a varios más en la escuela Oxford High School en Míchigan. Horas antes, los padres fueron alertados sobre dibujos violentos encontrados en su cuaderno, pero decidieron no llevarlo a casa. También se reveló que le habían regalado un arma de fuego días antes.
Ambos padres fueron condenados a 10 años de prisión por homicidio involuntario. La fiscalía argumentó que las señales eran claras y que actuaron con una negligencia criminal.
“No hay derecho a la irresponsabilidad parental”, dijo la fiscal del condado Oakland, Karen McDonald.
Robert Crimo Jr.: entre permisividad y omisión
Otro caso se remonta a Illinois. Robert Crimo Jr. avaló la licencia de armas de su hijo, Robert Crimo III, a pesar de que sabía que este había tenido pensamientos suicidas.
En 2022, el joven disparó contra una multitud durante el desfile del 4 de julio en Highland Park, matando a siete personas. El padre fue sentenciado a 60 días de cárcel por actuar con imprudencia criminal.
Este caso también desata el debate sobre hasta qué punto puede y debe exigirse responsabilidad a los padres por acciones indirectas que facilitan el acceso a armas.
Georgia: el culto a las armas en casa
En Winder, Georgia, Colin Gray está acusado de asesinato en segundo grado e homicidio involuntario después de que su hijo, Colt Gray, perpetrara un tiroteo en Apalachee High School donde murieron dos estudiantes y dos docentes.
Colin había regalado un arma de estilo militar a su hijo sabiendo que padecía problemas mentales.
Una de las revelaciones más escalofriantes es que el adolescente tenía en casa un altar dedicado al autor del tiroteo de Parkland (2018). A pesar de esto, el padre no retiró ni reportó su acceso a armas.
“Una total negación de la realidad familiar puede conllevar consecuencias legales devastadoras,” señaló en rueda de prensa la fiscalía del condado de Barrow.
La inexplicable tragedia en Virginia
Un caso sin precedentes en 2023 involucró a un niño de apenas seis años que llevó el arma de su madre a su escuela y disparó a su maestra en Newport News, Virginia.
Deja Taylor, madre del menor, fue sentenciada a 21 meses de cárcel federal por delitos relacionados con armas y dos años adicionales por negligencia infantil.
'“Él es mi hijo, y estoy dispuesta a asumir la responsabilidad porque él no puede hacerlo por sí solo,”' dijo Taylor en una entrevista con Good Morning America.
La docente herida declaró que pensó “que sería su último momento con vida.”
¿Es efectiva esta vía legal?
Los defensores de estas acusaciones parentales sostienen que pueden tener un efecto disuasivo y promover una cultura de más responsabilidad en el hogar. Quienes se oponen, alertan sobre la criminalización de la pobreza y la salud mental, dado que muchos de estos casos suceden en contextos donde los recursos son escasos.
La profesora Mary Anne Franks, experta en derecho de la Universidad de Miami, destaca que “la mayoría de los padres no tienen control absoluto, pero sí pueden y deben ser responsables si ignoran signos graves y permiten acceso fácil a armas.”
La clave está en delimitar cuándo hay negligencia consciente y cuándo, simplemente, ocurre una tragedia imprevisible.
¿Simples tragedias o patrones predictivos?
Muchos defensores del control de armas señalan que estos casos no son meras fatalidades, sino eventos prevenibles.
- El 68% de los tiroteos escolares se cometen con armas tomadas de casa (Everytown for Gun Safety).
- Entre 2018 y 2023, más de 200 casos de violencia armada en escuelas fueron perpetrados por menores con armas familiares.
- Solo el 33% de los hogares con armas practican almacenaje seguro con candados y cajas fuertes (Brady Campaign).
De ahí que el enfoque legal actual busque soluciones punitivas para los padres bajo la lógica de “coautores indirectos”.
El dilema ético y legal
Si bien la ley exige atribuir responsabilidades, existe una línea delgada entre justicia y castigo desproporcionado. Muchos padres también son víctimas de sistemas negligentes, falta de apoyo psicológico y contextos sociales que normalizan la violencia.
La psicóloga forense Dr. Jessie Gold advierte: “Estamos frente a una reacción legal que puede olvidar la dimensión humana, especialmente cuando el vínculo parental no se basa en la complicidad sino en la desconexión emocional y estructural.”
Papel del Estado y el sistema educativo
No todos los problemas deben resolverse con condenas penales. También se debe analizar el papel del sistema educativo, de salud y de bienestar. ¿Qué papel jugaron las escuelas que no detectaron a tiempo señales de alarma?
Y más allá: ¿por qué no hay leyes federales contundentes de almacenamiento seguro como parte obligatoria para poseer un arma?
Mientras tanto, los fiscales continúan explorando nuevas fronteras en la jurisprudencia penal, moldeando así una nueva doctrina: la de la responsabilidad de los padres por delitos cometidos por sus hijos con armas que ellos proveyeron o no aseguraron debidamente.
Una nueva era judicial en EE.UU.
Estos impresionantes procesos marcan un giro. Ya no solo se busca justicia para las víctimas, sino también una responsabilización extendida que obligue a madres y padres a responder por omisión, permisividad o negligencia extrema.
La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta qué punto puede o debe el Estado responsabilizar a los padres por acciones de sus hijos? ¿Y es este el camino más efectivo para frenar las tragedias que han cobrado cientos de vidas en aulas estadounidenses?