¿Demasiado dinero para competir? El dominio inglés en Europa y lo que revela sobre el fútbol moderno

Inglaterra envía seis equipos a la Champions League en 2025: potencia financiera, polémicas del sistema y consecuencias para el resto de Europa

La temporada europea 2024-2025 marca un hito histórico

La Premier League volverá a sacar pecho en Europa. Para la temporada 2025-2026, Inglaterra enviará seis equipos a la UEFA Champions League, el mayor número logrado por un solo país desde la creación del torneo moderno. ¿Cómo se llegó a este punto? ¿Qué dice esto sobre las estructuras de poder actuales en el fútbol europeo? Esta es una opinión profunda sobre el impacto del modelo económico inglés en el fútbol de clubes del viejo continente.

La gesta inglesa: entre el mérito deportivo y el poder económico

Manchester United y Tottenham, en una temporada irregular en la Premier League (ubicados en 15º y 16º lugar, respectivamente), han conseguido una gran hazaña: clasificarse a la final de la UEFA Europa League. Con ese pase, ambos obtendrán un cupo en la próxima Champions League, sumándose a otros cuatro clubes ingleses ya clasificados gracias a su posición en la liga y el nuevo sistema de coeficiente de rendimiento.

Este hito histórico se explica, en parte, por el sistema de coeficientes UEFA que premia a los países con mejor rendimiento colectivo. Inglaterra acumuló 28.892 puntos a lo largo de la temporada europea, superando ampliamente a España.

Un sistema que premia al poder económico

Kieran Maguire, experto en finanzas del fútbol y presentador del pódcast The Price of Football, lo resume sin rodeos:

“El peso del dinero en la Premier League es tal que incluso equipos disfuncionales como Chelsea, United o Tottenham tienen presupuestos que sobrepasan por mucho a los otros competidores europeos”.

No está equivocado. Manchester United generó 867 millones de dólares y el Tottenham 693 millones en ingresos, según datos de UEFA. En contraste, sus rivales en semifinales, Athletic Bilbao y el modesto Bodø/Glimt de Noruega, generaron menos de un tercio de esa cifra.

El dinero como ventaja competitiva

El nuevo formato de torneos europeos ha incrementado el fondo de premios en un 25%, alcanzando los 3.300 millones de euros. Ganar la Champions League puede suponer más de 160 millones de euros en premios. Incluso llegar a octavos ya garantiza 100 millones de euros.

Esto concede a los clubes ingleses una ventaja perpetua. Invierten más en nóminas, infraestructura, marketing global y tecnología. Tienen margen de rotación para enfrentar los desafíos de jugar entre semana y el fin de semana: algo a lo que los clubes con plantillas cortas no pueden aspirar.

La Europa League, trampolín para gigantes venidos a menos

Desde que en 2015 se decidió conceder al ganador de la Europa League un cupo directo a la Champions, el torneo se ha convertido en un salvavidas para clubes en apuros. Arsène Wenger, el legendario entrenador del Arsenal, criticó recientemente este sistema:

“Ellos (Man United y Tottenham) deberían calificar a la Europa League otra vez, no necesariamente a la Champions. Especialmente en una liga donde ya tienes cinco clasificados directamente”.

La crítica apunta al desequilibrio entre mérito deportivo y el salvavidas proporcionado por las competencias europeas. ¿Qué mensaje se envía cuando equipos fuera del top 10 en su liga nacional son recompensados con 100 millones de euros simplemente por ganar un torneo paralelo?

El efecto de arrastre interno: la riqueza se filtra

La lluvia de dinero no solo beneficia a los grandes. Hay un efecto dominó dentro de la Premier League. Equipos como Brighton, Crystal Palace y Bournemouth, aunque no participan directamente en competiciones europeas, se benefician mediante:

  • Venta de jugadores a clubes más grandes dentro de Inglaterra
  • Reinversión en scouting y academias de primer nivel
  • Acceso a jugadores internacionales gracias al poder adquisitivo

De hecho, según Maguire, “los clubes del séptimo al décimo lugar en la Premier son más ricos que sus equivalentes en cualquier otra liga de Europa”. Esto crea una escalera hacia arriba constantemente alimentada por la inyección de fondos globales.

¿Qué significa para el resto de Europa?

La creciente desigualdad ha sido causa de tensión. Recordemos que hace apenas cuatro años, Real Madrid, Barcelona y Juventus lanzaron la fallida Superliga Europea, en un intento desesperado por asegurar ingresos estables. Esas tensiones no han desaparecido, solo se han transformado.

La UEFA ha respondido con “soluciones” que refuerzan, muchas veces, el dominio actual. El nuevo formato de Champions con 36 equipos favorece a las federaciones con mejor rendimiento acumulado (como Inglaterra). El sistema de coeficientes no hace más que atenuar la posibilidad de ascenso deportivo de clubes más modestos.

¿Es sostenible este modelo?

Aunque el sistema actual hace brillar a las potencias inglesas, plantea serios interrogantes sobre la salud del fútbol europeo:

  • Disminuye la diversidad competitiva. Las mismas naciones y clubes dominan una y otra vez.
  • Aumenta la dependencia de ingresos europeos. Los clubes se estructuran financieramente en torno a llegar a Champions.
  • Vulnera los mercados nacionales. Las ligas como la portuguesa, belga y escocesa se convierten en supermercados para los ricos.

El equilibrio competitivo está en tela de juicio. ¿Habrá lugar para cuentos de hadas como el del Mónaco de 2017 o el Ajax de 2019 con este modelo? La respuesta cada vez parece más lejana.

Un futuro de clases en el fútbol europeo

Estos seis representantes ingleses en Champions no solo competirán por un título, competirán también por mantener (o aumentar) su poder en el sistema. En 2025, Inglaterra tendrá nueve representantes totales en competiciones europeas, contra siete de Alemania e Italia. Este desequilibrio no solo es numérico, es financiero, mediático y político.

Lo que alguna vez fue una competencia entre clubes para demostrar superioridad deportiva se ha convertido en un tablero de ajedrez financiero. Cada ingreso por televisión, cada premio monetario y cada movimiento estratégico ahora importa más que el golazo en el minuto 90.

Así es el fútbol en 2025. Inglaterra no solo gana en la cancha. Gana donde más duele: en los libros contables.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press