León XIV: El primer papa estadounidense y su promesa de continuidad y reformas

Con raíces en Chicago y Perú, Robert Prevost —ahora el Papa León XIV— asume el pontificado con un llamado a tender puentes en un mundo dividido

Un papa que rompe moldes: el primero de Estados Unidos

El 8 de mayo de 2025 pasará a la historia de la Iglesia Católica como el día en que, por primera vez, fue elegido un papa nacido en Estados Unidos. El elegido fue el cardenal Robert Francis Prevost, oriundo de Chicago y estrechamente vinculado a Perú, país donde ejerció gran parte de su ministerio misionero. Asume el cargo bajo el nombre de León XIV, en una clara señal de continuidad con el legado de León XIII, un defensor de la justicia social en la era industrial.

La elección de un papa estadounidense rompe una tradición no escrita que evitaba elegir a pontífices procedentes de potencias mundiales, por temor a que se confundieran los intereses religiosos y geopolíticos. Sin embargo, la trayectoria internacional de Prevost, su ciudadanía peruana y su perfil pastoral incluyente parecen haber sido determinantes para superar esas reservas.

¿Quién es Robert Prevost?

Prevost, de 69 años, es miembro de la Orden de San Agustín, una congregación mendicante fundada en el siglo XIII, dedicada a la pobreza, el servicio y la evangelización. Antes de su nombramiento papal, fungía como prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los organismos más influyentes del Vaticano, encargado de evaluar a los candidatos al episcopado en todo el mundo.

Fue designado a esa posición por el Papa Francisco en 2023, quien ya lo había enviado en 2014 a dirigir una compleja diócesis en Perú. Allí ganó fama como un pastor humilde y trabajador. Durante la crisis sanitaria de la COVID-19, Prevost lideró la puesta en marcha de plantas de producción de oxígeno, salvando incontables vidas. Incluso fue apodado en Perú como el “Santo del Norte”.

Su elección y primeras palabras

La elección sorprendió al mundo. El humo blanco apareció temprano en el segundo día del cónclave, y una hora después se anunció que el nuevo pontífice era el cardenal Prevost. Las multitudes congregadas en la Plaza de San Pedro estallaron en vítores al escuchar su nombre, muchos sin saber del todo quién era.

Con voz firme y en italiano perfecto, León XIV dio un mensaje cargado de esperanza y compromiso pastoral:

“Juntos debemos descubrir cómo ser una Iglesia misionera, una iglesia que construya puentes, establezca diálogos, que esté siempre dispuesta a recibir —como esta plaza con los brazos abiertos— a todos los que necesiten nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor.”

Sus palabras reflejan una voluntad clara de continuar con la reforma pro-pueblo de Francisco, al mismo tiempo que se muestra fiel a la tradición agustiniana que defiende la comunidad, la humildad y el compromiso con los más vulnerables.

León XIV: ¿continuidad o cambio?

La elección del nombre León no es menor. El último que lo usó fue León XIII (1878-1903), famoso por su encíclica Rerum Novarum, un documento clave en la doctrina social de la Iglesia, que defendió los derechos de los trabajadores frente a los abusos del capitalismo industrial. Según analistas vaticanos, Prevost adopta ese nombre para señalar una continuidad clara con la preocupación social del pontificado anterior y no tanto como una ruptura con Francisco.

La profesora Natalia Imperatori-Lee, experta en estudios religiosos en Manhattan University, opinó:

“Él está continuando muchas de las líneas pastorales de Francisco. Pero también representa una oportunidad para mostrar un catolicismo estadounidense menos polarizado y más comprometido con el diálogo.”

En ese sentido, se espera que León XIV actúe como un moderador entre los sectores más conservadores y progresistas de la Iglesia. Su propio hermano, John Prevost, declaró desde Illinois que León XIV “no será ni de extrema izquierda ni de extrema derecha, sino que buscará un punto medio”.

Sus raíces en América Latina

Más allá de ser estadounidense, León XIV tiene una estrecha relación con Perú, país al que llegó como misionero y donde vivió durante casi dos décadas. Adoptó la ciudadanía peruana, lo cual refuerza su perspectiva global y su sensibilidad hacia los problemas del Sur Global.

En declaraciones emocionadas, muchos católicos peruanos lo consideran propio y celebran su elección como una victoria regional, y no solo estadounidense. Las imágenes de Prevost caminando entre el barro en zonas azotadas por inundaciones, repartiendo ayuda, aún circulan por redes sociales y lo presentan como un papa de gestos concretos.

Un reformador prudente

Poco antes del cónclave, Prevost había ganado notoriedad dentro del Vaticano al permitir que tres mujeres participaran en el comité que evalúa candidatos a obispos, algo inédito en la historia de la Iglesia.

Este paso no solo reconoció el papel de las mujeres en la Iglesia, sino que también allanó el camino para decisiones más inclusivas en el futuro. Se espera que León XIV continúe profundizando en estas reformas estructurales, aunque a un ritmo más prudente que el de su predecesor.

¿Qué significa tener un papa estadounidense?

La elección de un papa estadounidense plantea retos diplomáticos y eclesiásticos. La Iglesia en EE. UU. ha estado fuertemente polarizada en años recientes, con fervientes críticas de sectores conservadores hacia Francisco, especialmente en temas relacionados con la inmigración, el medioambiente y la inclusión LGBTQ+.

El arzobispo Bernard Hebda, de Minneapolis, comentó con sorpresa:

“Nunca imaginé que vería un papa estadounidense. Pero estoy convencido de que León XIV sabrá navegar con sabiduría la doble realidad de ser papa y ciudadano estadounidense.”

La reacción del expresidente Donald Trump fue positiva. Dijo que era “un gran honor para el país”, lo cual refleja el potente simbolismo que implica tener a un estadounidense como líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos en el mundo.

Próximos desafíos del pontificado

  • Restaurar la unidad dentro de la Iglesia: León XIV hereda una iglesia dividida. Algunas conferencias episcopales, como la de EE.UU., han desafiado abiertamente las orientaciones pastorales de Roma.
  • Reforzar la sinodalidad: Seguir promoviendo la participación del laicado y una toma de decisiones más colegial y descentralizada, como propuso Francisco.
  • Fortalecer el diálogo interreligioso: Especialmente en un mundo cada vez más fracturado por conflictos religiosos, económicos y políticos.

Se espera que uno de sus primeros viajes internacionales sea hacia Turquía, para participar en la conmemoración del 1.700° aniversario del Primer Concilio de Nicea, un evento crucial para la unidad entre católicos y ortodoxos.

Un liderazgo firme y sencillo

Más allá de los grandes discursos, quienes conocen personalmente a León XIV coinciden en su estilo cercano, operativo y modesto. Desde arreglar carros averiados hasta gestionar la compra de plantas de oxígeno, su vocación siempre fue estar donde más se lo necesita.

Su hermano lo recuerda como un joven brillante y competitivo en juegos de mesa como Monopoly o Risk, pero que dejó todo muy temprano para seguir su vocación religiosa. Su vecina, cuando él tenía apenas seis años, profetizó que algún día sería papa. Hoy, esa anécdota parece una premonición cumplida.

¿Qué podemos esperar del Papa León XIV?

En tiempos de incertidumbre global, con crecientes tensiones políticas, amenazas climáticas y el agotamiento institucional de muchas estructuras de poder, el liderazgo espiritual vuelve a ser una fuente de inspiración. La llegada de León XIV puede marcar el inicio de una nueva etapa para el catolicismo: una iglesia más misionera, abierta y compasiva, sin perder de vista sus raíces doctrinales ni su papel en la defensa de la justicia social.

Es una elección donde convergen muchos mundos: el Norte y el Sur, la tradición y la reforma, lo espiritual y lo práctico”, resumió la teóloga española Lucía Cabello. Y quizás esa sea la mayor fortaleza de este nuevo pontificado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press